viernes, junio 23, 2006

Por qué Felipe va a ganar el 2 de julio

Lo escribe Ciro Gómez Leyva en Milenio:

Por qué Felipe no puede perder el 2 de julio

Felipe Calderón no puede perder el domingo, porque la elección la ganarán los indefinidos que guardarán su carta hasta el último instante.

Habrá quienes decidirán formados en la cola, y habrá incluso quien lo haga en la urna.

En ese breve lapso, bajo el rayo del sol o pasando el lápiz sobre la boleta, terminarán optando por quien sientan que será menos riesgoso para ellos
y sus familias.

Votarán por Felipe. Pesarán los mensajes sobre un país espantoso gobernado por Andrés Manuel López Obrador. Y el miedo a la inestabilidad.

Por eliminación, miles de indecisos se transmutarán en un chasquido en votos conservadores que obsequiarán al PAN una segunda oportunidad en Los Pinos.

No será un voto alegre como el del 2000. Muchos de los sufragios ganadores
serán también votos con una carga de frustración por haber optado por la continuidad, a pesar de la decepción que les deja la experiencia foxista.

Y de resignación, por haber elegido a Felipe, con quien ni simpatizan, ni se identifican. Votarán por temor a que un México lopezobradorizado, lumpenizado, bejaranizado, les embrolle más sus vidas cotidianas.

La presunta primera elección ideológica en la historia de México terminará siendo un referéndum entre el mal mayor y el mal menor. Unos 40 millones de mexicanos elegirán Presidente de la República el domingo 2 de julio. Las encuestas marcan que unos seis millones no saben aún si correr el riesgo o jugar a la segura.

Ante el dilema, creo que se impondrá el voto conservador. La mayoría de los mexicanos, lo marcan también otras encuestas, quieren trabajo, un poco más de dinero, un poco más de seguridad, un poco de futuro para sus hijos.

La irritación no es más grande que la esperanza de vivir un poco mejor. Un poco, un poco. López Obrador puede ser una esperanza, una ilusión, pero gastaría demasiada energía en pleitos inevitables, tendría enemigos a puños, no mejoraría con la rapidez requerida las carencias mundanas.

Calderón se presenta como una línea más corta. López Obrador asusta, agrieta, dilata, desfonda. Calderón no. Por eso los indecisos le van a dar la victoria el domingo 2 de julio.