La guerra entre televisoras y políticos apenas empieza, profetiza en su columna de este domingo:
Si usted pensaba que con la aprobación de la reforma electoral iban a terminar los conflictos entre los medios electrónicos de comunicación y nuestras autoridades, permítame decirle que no, esta guerra apenas comienza.
¿Por qué? Porque todavía falta la reforma a la ley de radio y televisión donde, como dijo Pablo Gómez, senadores y diputados van a ir contra lo que ellos llaman el duopolio.
Sobre aviso no hay engaño y, por supuesto, ningún medio electrónico de comunicación, de administración privada, se va a quedar con los brazos cruzados esperando a que le corten el cuello.
¿Esto aplica para los canales y las estaciones que no sean de Televisa ni de Tv Azteca?
Por supuesto, los medios privados son un gremio y nadie le garantiza a ningún concesionario ajeno a los consorcios de Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas que al rato las autoridades no se vayan a poner en su contra.
¿Qué fue lo que pasó aquí? Entre otras cosas, que el Poder Legislativo autorizó una reforma electoral que perjudica, de manera escandalosa, las finanzas de los medios electrónicos de comunicación.
¿Cómo las afecta? Quitándoles las megafortunas que recibían por la transmisión de los spots de las campañas electorales. ¿Se acuerda de lo que usted y yo vimos el año pasado?
Realmente estamos hablando de cantidades exorbitantes que, de tan grandes, alimentaban a muchas ramas de la industria.
¿Cuáles van a ser las consecuencias de estas pérdidas millonarias?
Que la radio y la televisión ya no van a crecer como antes, que ya no va a haber tantas producciones propias, y que las estrellas de la pantalla y el micrófono ya no van a cobrar las hipercifras a las que las tenían acostumbradas.
Además, se ajustarán presupuestos, muchas personas se van a quedar sin trabajo y otras tantas, sin la oportunidad de trabajar en los medios.
Es el golpe más duro que jamás se le haya dado a la radio y la televisión de nuestro país.
¿Qué es lo que va a pasar? De entrada, los medios electrónicos se van a poner más duros que nunca con las autoridades, atacarán cualquier clase de propuesta que salga de ellas, confundirán a la sociedad con sus interpretaciones de los hechos y destrozarán a cuanto político les pase por enfrente.
Nadie se va a salvar de que hablen mal de él, de que investiguen en su pasado ni de que lo persigan hasta que le encuentren algo y lo quemen en lo profesional, lo personal o, incluso, en lo familiar.
Y si esto suena terrible, entremos ahora a la parte más delicada, la del dinero.
Un medio electrónico privado es una empresa que año con año tiene que reportar utilidades. Los medios más sanos, en términos empresariales, son los que cada año reportan un incremento en sus utilidades respecto al anterior.
Con la reforma electoral viene un descenso macabro en las utilidades de todos los medios privados y ellos, como empresas, no pueden permitir eso.
¿Entonces qué van a hacer? Van a buscar alternativas para compensar esas pérdidas e, incluso, para superarlas y no dejar de crecer.
¿Cuáles son las alternativas más obvias que van a tomar los medios electrónicos para compensar lo que ya se sabe que van a perder? Los ratings y la venta de contenidos.
La radio y las televisión venden de acuerdo con los que miden los ratings. ¿Cómo le van a hacer para subirlos? Con más y peores escándalos, más y peores groserías, más y peores escenas de violencias, y más y peores desnudos.
¿Y de quién va a ser la culpa? No de los medios sino del “maldito” gobierno que los está orillando a buscar dinero hasta por debajo de las piedras.
¿A qué me refiero con la venta de contenidos? A que como los medios ya no van a recibir dinero por los spots de las campañas electorales, la mejor opción que van a tener para compensar esas pérdidas y no dejar de crecer va a ser vendiendo, por arriba o por abajo del agua, las notas y las entrevistas que salgan en los noticiarios. ¿Cómo ve?
Afortunadamente esto no significa que todos vayan a hacer lo mismo. Siempre hay periodistas de verdad y medios que, en lugar de irse por el camino de la violencia, se van a ir por el de la reconciliación.
Pero de que aquí se van a poner las cosas pesadas, se van a poner pesadísimas. Esta guerra apenas comienza y como en toda guerra, es muy difícil saber quién va a ganar o a perder.