jueves, octubre 05, 2006

Gabinetología: altos y flacos

La declaración de Agustín Carstens sobre el perfil del secretario de Hacienda: Han sido altos y flacos -él es gordo- desató el abispero de los gabinetólogos sobre el sucesor de Francisco Gil Díaz en la SHCP.
Para Enrique Quintana, por ejemplo, la opción más viable es desde luego el propio Carstens, pero de acuerdo a lo que explica en su columna Coordenadas, de Reforma, con asegunes:
Aunque fue parte del equipo de Gil, Carstens es muy diferente al actual Secretario... y no sólo en lo físico, sino en el estilo.
Quien ahora es el número tres del FMI tiene una indudable vocación negociadora, como sabe perfectamente Calderón, quien trabajó con él desde la Cámara de Diputados para sacar las reformas financieras. Quizá las únicas que pudieron avanzar en el Congreso en el sexenio.
Pero, también es sabido que Carstens no es popular entre muchos empresarios, quienes perciben que no le daría el giro a la política económica que el País necesita.

Quintana expone que por eso han surgido nombres diversos, que van desde Luis Téllez, Santiago Levy, Tomás Ruiz o incluso Fernando Elizondo y que de ellos, o algunos más que aparezcan en el camino, podrían ser opciones para tomar el mando de las finanzas públicas.

Sin embargo, parece que Carstens se mantiene como primera opción, aunque aún falta la última palabra del interesado y de su familia.
Según Salvador García Soto, el columnista de El Universal Gráfico, un enviado personal de Felipe Calderón que fue a Washington a hablar con la esposa de Agustín Carstens no le trajo muy buenas noticias al Presidente electo.
Escribe en Serpientes y Escaleras que Catherine Mansel recibió muy atenta al mensajero que iba a abogar para que la señora apoyara a su esposo y éste aceptara la invitación de Calderón para ser secretario de Hacienda.
Y es que Carstens pidió que para aceptar le ayudaran a convencer a su esposa, que no quiere moverse de Washington por estar sujeta a tratamiento médico. "Ese asunto lo vamos a resolver en la familia. Agradezco su atención, pero eso lo tenemos que discutir sólo la familia", fue la respuesta de la señora de Carstens .

¿Le suena a un sí o a un no?, se pregunta el columnista.

La incógnita permanece en torno al próximo secretario de Hacienda, que a juicio de Enrique Quintana será uno de los cargos más diputados en las próximas semanas, y recuerda que en la historia de México ha habido titulares de esta dependencia que han marcado la vida pública como pocos:
La historia del Siglo 20 sería impensable sin Antonio Ortiz Mena. Su nombre está asociado con el desarrollo estabilizador y con el periodo más prolongado de la historia del País en el que se ha combinado el crecimiento acelerado y la estabilidad de los precios.
Otro Secretario de Hacienda que dejó huella fue Pedro Aspe. Durante el periodo en el que se hizo cargo de la cartera propició -para mal y para bien- algunas de las transformaciones más radicales de la estructura financiera del País como la privatización de la Banca, la apertura financiera o la renegociación de la deuda externa.

Apunta que también ha habido secretarios de Hacienda que tuvieron que ser apagafuegos:
Es el caso de Jesús Silva Herzog, que pasó a la historia por ir a mostrar los bolsillos vacíos a los banqueros extranjeros en agosto de 1982, cuando México suspendió el pago de su deuda externa.
Otro caso es el de Guillermo Ortiz, quien luego de estar 28 días como Secretario de Comunicaciones y Transportes tuvo que entrar al quite y ponerse la cachucha de Hacienda para enfrentar el famoso "error de diciembre".

De Francisco Gil Díaz, agrega Quintana que va a pasar a la historia como uno de los Secretarios de Hacienda más poderosos.
Por varios años se dijo que Gil era el único Secretario al que no podía despedir el Presidente Fox, pues su salida del gabinete sería un indicador de que el Gobierno abandonaba la disciplina financiera.
Por varias ocasiones en el sexenio, corrió la especie de que Gil estaba cansado y más bien él había presentado su renuncia. Nunca se supo si fue cierto o no, pero el hecho es que Gil termina la administración de Fox como uno de los pilares del Gobierno, para bien o para mal.

A diferencia de Francisco Gil, hay otros secretarios que no quisieran soltar la silla que tienen en el gabinete de Fox.
Maricarmen Cortés escribe en El Economista que tienen prendida su veladora para seguir con Calderón, con el argumento de que hicieron una buena labor y de que, ya con la experiencia adquirida, tendrán más posibilidades de impulsar proyectos que por alguna razón -y no siempre es culpa del Congreso- no pudieron hacer en la administración de Fox.
Enumera Desde el Piso de remates:
Entre los que quisieran quedarse están Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo, quien afirma que ya aprendió del sector y que el turismo ahora sí es una prioridad; Carlos Abascal, en Gobernación, siempre y cuando apague el incendio en Oaxaca; Luis Ernesto Derbez, en Relaciones Exteriores (aunque usted no lo crea); Julio Frenk, en Salud, si es que no logra ser electo como Presidente de la Organización Mundial de Salud, y por lo visto también Sergio García de Alba, quien de los tres secretarios de Economía en este sexenio ha sido, sin lugar a dudas, el más promotor.

Sobre la secretaría de Economía, acota David Páramo, en Excélsior, que jugará en la administración de Felipe Calderón un papel totalmente diferente al que tuvo durante esta administración.
De entrada, puede adelantarse que, finalmente, la banca de desarrollo dependerá del titular de esta área y no del secretario de Hacienda. Así, la SE tendrá herramientas para promover el desarrollo.

Por cierto, que para este secretaría sonaba también mucho Eduardo Sojo, pero el columnista Jesús Sánchez lo coloca en el rincón de los olvidados en su columna Recuento Político de El Financiero.
A Eduardo Sojo no lo ven bien los calderonistas y también haría bien en consultar a algún especialista como Liébano Sáenz quien, por cierto, sí sabe cómo hacerlo.
Germán Martínez Cázares está de lleno en el equipo de transición pero no tiene una posición definida.
Mientras tanto, las filtraciones que ya son el pan de cada día apuntan a que de no ser Alfredo Elías Ayub el nuevo director de Pemex, podría ser Cuauhtémoc Cárdenas.
Al tiempo se verá si el oaxaqueño Diódoro Carrasco, presidente de la comisión de Gobernación en San Lázaro, asume una posición en el gabinete, lo mismo que Benjamín González Roaro, encargado de la Comisión de la Función Pública.

Jesús Sánchez se ocupa también de la secretaría de Educación, donde los expertos de un esotérico Chamánic Center ven la mano de la maestra Gordillo:
Apenas se enteró la senadora Beatriz Zavala Peniche de que había sido designada presidenta de la Comisión de Educación -esto durante el viaje internacional en el que acompaña a Felipe Calderón como presidente electo-, una de las primeras felicitaciones la recibió de la diputada del Partido Nueva Alianza (Panal) Mónica Arreola Gordillo.
De ahí que sea algo más que una suposición que la conexión de Calderón con la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, está a flor de piel.
La titularidad de la Secretaría de Educación se analiza entre codazos y sombrerazos, pero la profesora tendrá en la decisión final una influencia relevante.


Expone también el caso de Josefina Vázquez Mota que considera para Ripley:
Todos los días cambian sus expectativas. Incluso sus asesores han estado tentados a recomendarle hacerle una consulta a Madame Zazú, Amira o a Walter Mercado, para que aclare su futuro. No es para menos porque Vázquez Mota pasó de ser la favorita para hacerse cargo de la Secretaría de Gobernación, luego como canciller y ayer, por ejemplo, la hacían recibiendo la estafeta de Turismo de manos de Rodolfo Elizondo.
Doña Chepina no acompaña a Calderón en la cruzada de promoción internacional, en cambio a Sarukhán lo perfilan como el futuro canciller. ¿Logrará superar el papelazo que desempeñaron Jorge Castañeda y el propio Ernesto Derbez?

Por cierto que de Josefina se ocupa también El Universal, eso sí, Bajo Reserva:
Doña Josefina se puso anticlimática: no tenemos tiempo, mandó decir a los diplomáticos extranjeros. La colaboradora de Calderón dedicó gran parte del miércoles a dar entrevistas de prensa, quizá para promoción personal, y no pudo recibir a la mismísima canciller del Reino Unido, que sí tuvo reunión con el presidente Vicente Fox. Beckett dio una muestra de prudencia y protocolo: invitó, vía la Secretaría de Relaciones Exteriores, al presidente electo a visitar Gran Bretaña.