lunes, diciembre 15, 2008

Comentocracia: Elogio de la herejía


Así viene la síntesis de artículos:


Herejía y escándalo

Reforma, p. 20/Primera - Opinión
Jesús Silva-Herzog Márquez
La Iglesia Católica entiende los usos de lo que le repugna. Por eso reconocen sus textos sagrados la necesidad de que haya herejías. El infiel desafía a la comunidad, la pone a prueba y permite, según su cuento, el triunfo de la fe. Para la Iglesia el hereje peca al negar lo que debe ser creído. Por ello merece castigo. El hereje es un loco que piensa y vive como si no existiera Dios ni hubiera infierno. Pero de esa necedad emergen bienes valiosísimos (…) No es que el error esconda verdades antes ignoradas o que alumbre algún nuevo conocimiento. Los servicios de la herejía son otros y muy distintos a los que aprecia el liberal en el debate pluralista. La herejía lanza pruebas al temple del creyente y colabora para reforzar lo ya sabido. Por ello no puede haber tolerancia de esa locura: combate tenaz para que no se extienda. Tras la prueba, la fe saldrá tonificada.

Controles y carrera policial

Reforma, p. 9/Ciudad
Gustavo Fondevila
En las últimas semanas, páginas de los periódicos se han saturado de noticias con '' información sobre controles nos y destituciones en las Policías de la Ciudad: pruebas antidoping a mandos de penales, evaluaciones a la policía de proximidad (con 7 mil 520 elementos reprobados, 29% de la fuerza), la remoción de 950 policías en la primera mitad del año por irregularidades (5 bajas t aproximadamente mil 800 elementos para fin de año), la cesantía de 8 mandos sectoriales por no poder controlar su tropa en los últimos tres meses y así sucesivamente. Es una decisión valiente de las autoridades depurar los cuerpos policiales y hacer transparente esta parte de su gestión. Con cada noticia que leemos con policías que no pasan las pruebas, que tienen o consumen droga, o que se tienen que ir por irregularidades o corrupción, baja todavía más la confianza de la sociedad en sus instituciones policiales; pero es una tarea que hay que hacer. Es imposible pensar en cambiar el estado de cosas actual sin meter mano en este asunto.

¿Estado fallido?

El Universal, p. 22/Primera-Opinión
Leonardo Curzio
La pregunta es cada vez más frecuente en los medios internacionales: ¿se está desmoronando México por la violencia del narcotráfico? Más allá del título efectista que ha usado la revista Forbes, hay implícita una duda razonable sobre la capacidad del Estado mexicano de lidiar con una crisis de seguridad como la que enfrentamos. En esta misma semana un reportaje de la publicación Newsweek titulado “Sangre en la frontera” describía la situación que prevalece en Ciudad Juárez y planteaba: “la violencia del narco... ha creado el equivalente de un Estado fallido a nuestras puertas.”

¿Guerra perdida?

Milenio Diario, p. 16/Opinión
José Luis Reyna
La violencia sigue en ascenso. De acuerdo con los datos oficiales creció 117 por ciento respecto del año pasado. Sin duda es una guerra: superamos a Irak en número de bajas. No es noticia que todos los días haya muerte; ésta se volvió rutina. Parte de la cotidianidad. En Chihuahua, en Sinaloa, aquí en la capital del país. Las organizaciones criminales no ceden, pese al embate del Estado y la fuerza de la que (dicen) dispone éste. El crimen organizado se expande y, además, se trasnacionaliza. De acuerdo con lo que día a día sabemos, algunas áreas de los aparatos de seguridad han estado bajo el control de la delincuencia. Miembros importantes de estas instituciones han estado al servicio de ésta. Además, los cárteles mexicanos operan en Centroamérica, en Argentina, y su actividad empieza a preocupar a algunos gobiernos de Europa. El jefe de la Unidad Antidrogas de la Unión Europea sostiene que los narcos mexicanos se han diversificado. Tienen contacto con grupos criminales del viejo continente. En pocas palabras, se están globalizando. Los mexicanos, en el oficio vinculado con el tráfico de estupefacientes resultaron mejor que los maestros colombianos. Hoy en día, las organizaciones del país sudamericano son subsidiarias de las mexicanas.

La frivolidad del pesimismo

El Universal, p. 23/Primera-Opinión
Ricardo Raphael
Va terminando uno de los años más desagradables que los mexicanos vivos hayamos visto transcurrir. 2008 será difícil de olvidar. La violencia que sólo ha sabido crecer, la expectativa de una crisis económica que se anuncia devastadora y la percepción de un Estado incapacitado para reducir las incertidumbres, son hechos que nos arrojan a una tenaz condición angustiosa. Hay sin duda sucesos abundantes para vivirse con alarma. Baste hojear las primeras planas de los diarios, recorrer las revistas que hacen análisis o escuchar al locutor radiofónico de nuestras preferencias matutinas, para ratificar la percepción de que, en efecto, estamos viviendo lo peor.

“La pena de muerte, más una estrategia electoral que una solución al problema”

El Economista, p. 55/Política y Sociedad
Obdulio Ávila Mayo
El debate si se debe o no aprobar una reforma a los Artículos 14 y 22 de nuestra Carta Magna, con la finalidad de que se aplique la pena de muerte a delincuentes de alta peligrosidad como lo son los secuestradores, es un tema que se ha convertido en una estrategia publicitaria y electoral de algunos partidos, que no se traduce en soluciones efectivas para el problema de inseguridad que aqueja a nuestro país. Es lamentable que los partidos políticos como el Verde Ecologista y el PRI impulsen con lucro electoral y aprovechando el flagelo de la inseguridad que azota a la sociedad mexicana, un tema tan sensible y el cual México ya ha superado con gran madurez social y humana, retomar esta posibilidad sería dar un retroceso en el avance ideológico y social de México, ocasionando que no se atienda el problema central, que es legislar para que el país cuente con un eficiente sistema jurisdiccional de impartición de la justicia.

Lógica de guerra

Excélsior, p. 28/Primera
Agustín Basave
La perplejidad frente a la izquierda revolucionaria es hija de la incomprensión. Desde la perspectiva de la lógica política convencional, en efecto, no se entiende la violencia y la confrontación inveterada. Para digerir la estrategia de la guerrilla es necesario asimilar diagnóstico: el sistema económico y las instituciones políticas capitalistas son tan nefandas como irredimibles. De ahí la prescripción de la ruptura y el colapso como puntos de partida. El reformismo es colaboracionismo, blandenguería que sólo sirve para apuntalar al régimen explotador encargado de administrar la pobreza. Se trata, a no dudarlo, del chip marxista y sus agregados leninistas o maoístas. Aunque algunos no las conozcan y otros no las reconozcan, las consignas de Marx et al siguen intactas en los hondones del izquierdismo armado. Si el statu quo es injusto e inaceptable, y si la única solución es demolerlo, ¿por qué tocarse el corazón ante la agudización de sus contradicciones? Por eso es inútil argumentar a quienes así piensan o intuyen que la lucha de clases suele deteriorar aún más la situación de los pobres, o que hay protestas sociales que no merecen apoyo porque se mueven bajo liderazgos corruptos (…)

Crisis, regulación y mercado

El Universal, p. 23/Primera-Opinión
Macario Schettino
Tal vez la más grande amenaza de la crisis que enfrenta el mundo entero sea la posibilidad de que los creyentes en el Estado recuperen poder. La razón sería esa explicación simplista del terremoto financiero que lo hace resultado sólo de la falta de regulación en ese mercado. En esa versión, todo el problema sería la liberalización de los mercados, que mostraría claramente cómo el mercado no tiene otro final posible que la destrucción. El corolario, que el Estado debe guiar a la sociedad y a su economía. No debe extrañamos que una explicación simple sea popular, es lo normal. Pocas personas tienen el tiempo y los conocimientos para plantearse explicaciones complejas. Lo lastimoso es aquellos que, contando con esa posibilidad, regresan a la exaltación del Estado. Tampoco sorprende, pero daña. Y es que la explicación no sólo es simple, sino falsa. La burbuja especulativa no sólo aprovechó los espacios sin regulación. Detrás de la caída de Fannie Mae y Freddie Mac hay regulaciones que facilitaron el financiamiento de hipotecas a quien no podía pagar, y hay reguladores que ampliaron el espacio de actuación de estas instituciones.

Cosa de tamaños

La Jornada, p. 18/Opinión
Gustavo Esteva
Las crisis económicas de hoy no corresponden a los ciclos, sino al tamaño. Los remedios que se aplican, de corte keynesiano, resultarán peores que la enfermedad. Lo anticipó el propio Keynes, cuando escribió que para 1955 casi todos los gobiernos y agencias encargadas de los manejos financieros habrían adoptado sus políticas, a pesar de que, para entonces, “no sólo serían obsoletas sino peligrosas”. Es la hora de don Leopoldo Kohr, quien introdujo en los debates contemporáneos la noción de escala. (…) Si el problema que enfrentamos es cosa de tamaño, no de ciclo económico, sostiene Kohr, en vez de intentar un aumento de los controles gubernamentales para que igualen la escala devastadora de la nueva clase de fluctuaciones económicas, lo que hace falta es “reducir el tamaño del cuerpo político que les proporciona su escala devastadora, hasta que vuelva a igualarse con el talento limitado de que disponen los mortales ordinarios, que integran todos los gobiernos, hasta los más majestuosos”.

La otra agenda

Reforma, p. 19/Primera - Opinión
María Amparo Casar
Escribía hace dos semanas de un mal endémico de nuestro sistema político y sociedad: los privilegios. A este mal lo acompaña otro de igual o mayor magnitud y de consecuencias tan o más nocivas que lo complementa y hasta llega a confundirse con él: la corrupción. Como tarea de fin de año me propuse el ejercicio de revisar las primeras planas de nuestro periódico Reforma que se ha dado a la tarea de profundizar en el periodismo de investigación y compruebo con gran preocupación que en más del 50% de ellas se denuncia uno u otro caso de corrupción. Compruebo también que, en perfecta consistencia con la estadística sobre la delincuencia común u organizada, el 97% de los casos queda sin consecuencia alguna. Como los privilegios, la corrupción no es monopolio de la clase política o de las autoridades gubernamentales. Cuando Transparencia Internacional califica a México como el tercer país más corrupto no está calificando sólo a su(s) gobierno(s) sino a sus empresarios, a sus partidos, a sus organizaciones sociales y a sus ciudadanos.

Disparen contra Lucía Morett

La Jornada, p. 20/Opinión
Carlos Fazio
Después de más de medio año de virtual exilio en Nicaragua, Lucía Morett regresó a México. Es una sobreviviente del horror. Una víctima más del terrorismo de Estado que practica el presidente Álvaro Uribe más allá de las fronteras de Colombia. Lucía es una víctima civil, pero también testigo clave del operativo de guerra sicológica diseñado por Estados Unidos, y ejecutado por Uribe contra un campamento clandestino de las FARG en la selva del Sucumbíos, Ecuador, el pasado primero dé marzo. En la agresión murieron 25 personas, incluidos cuatro mexicanos, Tres mujeres sobrevivieron. Lucía Morett es quizás la única que puede dar testimonio cabal de lo que ocurrió. Al margen de los Convenios sobre la Guerra de Ginebra y otros relativos a la tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes, el personal militar que la interrogó cuando yacía herida, buscaba obtener información de valor inmediato, apartándose de lo que determinan las leyes humanitarias (…)

Doña Amalia

El Universal, p. 23/Primera-Opinión
Manuel Camacho Solís
Doña Amalia Solórzano, viuda de Cárdenas, fue la última representante de la mejor época política del México posrevolucionario. Su muerte deja un vacío a su familia y a sus amigos. Su herencia deja una luz para quienes no se han dado por vencidos, pero están frustrados por la falta de resultados, confundidos por el tamaño de la crisis y asqueados por la corrupción. La ocasión ofrece la oportunidad para recordar esos admirables y dignos tiempos del cardenismo y revitalizar nuestras esperanzas en favor de un México libre y más justo. Unas semanas antes de que el General muriera, platicaba con un compañero en la Universidad de Princeton. Después de recorrer el mapa de los conflictos de la época, desde Vietnam hasta América Latina, le pregunté: ¿en qué lugar y en qué época te gustaría haber vivido? Su respuesta me conmovió: “quisiera haber vivido en los años treinta, en México”.

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