viernes, enero 23, 2009

Comentocracia: Liderazgo, el reto de Obama

Bienvenido, señor Obama, Cartón de Daryl Cagle

Así viene la síntesis de artículos:

Liderazgo, el reto de Obama
El Universal, p. 19/Primera
José Sarukhán
Se ha vuelto común afirmar que la campaña y final elección de Barack Obama a la Presidencia de EU ha generado expectativas tan grandes que llegan a rayar en lo iluso, lo cual se califica como uno de los retos más importantes del nuevo presidente estadounidense, un hombre que ha demostrado enorme capacidad intelectual y liderazgo, particular y notablemente al propiciar la activa participación política de la juventud de ese país lo que no había ocurrido durante décadas. Sin embargo, el reto más grande que tiene el presidente Obama, en mi opinión, es el del ejercicio de un liderazgo que va más allá de la capacidad de entusiasmar, con ideas frescas y renovadoras, a una población asfixiada por el torpor y la podredumbre moral de la administración que le precedió. Un liderazgo que rebase el poder de convocar a un millón de personas en temperaturas bajo cero para atestiguar su toma de posesión como presidente.

El fin del sistema

Reforma, p. 14/Primera - Opinión
RAFAEL SEGOVIA
Los hombres de gobierno parecen hombres sin ocupación. Más parecen personas que buscan en qué ocuparse. El país tiene mil problemas no resueltos, pero el señor Calderón no se ocupa de uno solo, disimula sus atenciones cuando, junto con el Perro Mayor, ha encontrado la manera de reducir su mundo al proceso electoral. Da grima ver al señor Ortega, con su traje nuevo pagado con fondos del contribuyente, lucirse en alguna de las revistas nacionales haciendo declaraciones, también sobre las elecciones, indignas de cualquier hombre político: llama, con desesperación, a los que militaban en el PRD; busca una alianza cualquiera para no llegar al golpe final que suele acompañar a los partidos políticos de la izquierda en su agonía dolorosa. (…)

El uso de la fuerza

Reforma, p. 13/Primera - Opinión
EZRA SHABOT
La teoría del Estado moderno le atribuye a esta entidad el monopolio legítimo de la violencia. Los Estados democráticos buscan reducir al mínimo la utilización de mecanismos coercitivos para instrumentar las decisiones aprobadas por las mayorías a través de sus instituciones representativas. Pero la fuerza, como arma disuasiva encaminada a evitar los abusos de individuos o grupos que actúan fuera de la ley, sigue siendo un recurso indispensable para gobernar y evitar la disolución de una sociedad con intereses y demandas a veces irreconciliables. En México la tradición autoritaria de la Revolución Mexicana y de los regímenes emanados de la misma hizo del uso de la fuerza por parte del Estado un elemento ilegítimo, sinónimo de la represión y de falta de canales de comunicación política con la sociedad. (…)

Coctel molotov

Reforma, p. 13/Primera - Opinión
MANUEL J. JÁUREGUI
Lo que tenemos en México ya es un peligroso coctel molotov: desempleo masivo (más de 2 millones de personas desocupadas reconocidas oficialmente) sumado a una delincuencia rampante, dentro de un marco de impunidad generalizada. Ante este fenómeno tendremos que modificar el himno nacional, y en lugar de decir: “Piensa, ¡oh, patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”, muy pronto tendrá que decir: “Un potencial delincuente en cada desempleado te dio”. Con el desempleo viene la pérdida de ingresos, y con ésta sobreviene la angustia por la supervivencia, madre de actos desesperados. Cierto que Calderón, “el Presidente del empleo”, no es culpable de la crisis global, la cual está detrás de este preocupante fenómeno, sin embargo, de lo que sí es parcialmente responsable es de que su equipo de colaboradores no esté respondiendo al reto satisfactoriamente.

¿Rehacer a Estados Unidos?

El Universal, p. 19/Primera
Esteban Moctezuma Barragán
La pregunta es si Barack Obama se transformará de producto de la crisis en respuesta a la crisis. Veamos. Él afirmó que se necesitaba “rehacer a Estados Unidos”. Esta es una aseveración que puede tener múltiples interpretaciones. Para los mexicanos, por ejemplo, significa que los estadounidenses deben dejar de ser los más grandes consumidores de droga del mundo, ya que representan 5% de la población y consumen 25% de los enervantes del planeta.

Bush, Olmert: genocidas

La Jornada, p. 18/Opinión
Jorge Camil
AIgunos afirman que “el derecho penal se hizo para castigar a los pobres”. Y para comprobarlo basta ver cómo los ricos, acusados de “delitos de cuello blanco y armados de amparos milagrosos, jamás pisan la cárcel. Ahí está Bernie Madoff, el rufián que dejó en la calle a cientos de inversionistas de alcurnia con un fraude de 50 mil millones de dólares. Fresco, como una lechuga, está bajo “arresto domiciliario” en un lujoso departamento neoyorquino. El derecho penal internacional conoce la misma impunidad: los culpables mueren en la cama. Para ellos no hay amparo que valga, ni quién lo necesite. Se defienden con poderío económico y fuerza militar. (…)

¿Presidentes Mexicanos? ¡98!, ¿presidentes estadunidenses? ¡44!

Excélsior, p. 18/Primera: Nacional
Francisco Martín Moreno
Corría el año de 1789 cuando George Washington se convirtió en el primer presidente de los Estados Unidos de América. De aquel entonces hasta nuestros días han transcurrido 220 años, durante los cuales han ocupado la actual Casa Blanca tan sólo 44 jefes de Estado. El dato es pertinente porque si partimos del mismo supuesto y contamos a los titulares mexicanos del Ejecutivo federal a partir de la instalación del Imperio de Iturbide en 1822, nos encontramos con más del doble de ilustres y no tan ilustres inquilinos de Palacio Nacional en 187 años, muy a pesar de 33 años de diferencia en relación a nuestros vecinos del norte. Ellos en 220 años, 44 presidentes; nosotros 98 en 187 años con todo y Santa Anna y sus 11 pintorescas ocasiones en que volvió al poder, además de Maximiliano y Pedro Lascuráin y sus 55 minutos en la presidencia, sin olvidar las regencias y triunviratos del siglo XIX.


¿Qué esperar, desear o temer de Obama?

Excélsior, p. 19/Primera: Nacional
José Elías Romero Apis
Ya hemos presenciado la ceremonia inaugural más pomposa en la historia de Estados Unidos y, quizás, en la de todo el mundo. Ha superado a cualquier ascensión presidencial o coronación real. Creo que esto no ha sido solamente un proyecto comercial de la televisión sino, además de ello, un producto muy premeditado de la política, así planeado por razones coyunturales más que obvias. Pero, más allá de la fiesta y ante la obligación de pensar en serio frente a un mundo en alta convulsión, tenemos que preguntarnos: ¿qué sigue? Y, sobre todo, ¿qué nos va a suceder?

Obama y la flexibilidad de la sociedad estadounidense

El Financiero, p. 7/Finanzas
Carlos Alberto Martínez
Hace 45 años en Estados Unidos las personas de color tenían que usar transporte público especial para no mezclarse con las personas blancas, sentarse en secciones especiales en los restaurantes para no comer con los blancos, y utilizar baños públicos aparte. Hoy, cuatro décadas más tarde, la sociedad de EU tiene a un ciudadano de color sentado en la Casa Blanca como su presidente. (…) Una de las razones más claras es la enorme flexibilidad que esa sociedad tiene para adaptarse a los cambios y diversas circunstancias que se le presentan.

Hello, Obama

Excélsior, p. 18/Primera: Nacional
José Rubinstein
Barack Obama recargaba su mano izquierda sobre la Biblia, sostenida por su mujer, Michelle, descendiente de esclavos, al juramentar como 44 presidente de Estados Unidos, para luego dirigirse a sus compatriotas en un discurso inaugural en el que exaltó el orgullo nacional en esta difícil circunstancia de crisis, de guerra contra una red de violencia y odio, de economía debilitada por la avaricia e irresponsabilidad de algunos. Mientras esos momentos fundadores surgían, repasaba yo mentalmente el vertiginoso fenómeno que significa Barack Obama. El flamante presidente estadunidense, mulato, hijo de padre musulmán procedente de Kenya, Hussein de segundo nombre, educado cuatro años en Yakarta, rompe definitivamente el molde de cuanto antecesor suyo haya ocupado la Casa Blanca.

Mensajes inequívocos

El Universal, p. 19/Primera
Jorge Montaño
Una lección contundente de la crisis iniciada en Estados Unidos el verano pasado proviene de la sabiduría popular, que mundialmente ha mostrado reciedumbre para repudiar la verborrea oscurecedora de economistas y políticos, empeñados en ocultar el fin del círculo virtuoso del desarrollo que desapareció dejando estragos por determinar. Estas estrategias de simulación han sucumbido ante una recesión que reclama humildad para reconocer que no es un fenómeno cíclico, y menos el catarrito mal curado que se ha querido imponer como explicación. Es un hecho que enfrentamos un fenómeno estructural, que exige medidas inéditas.

Plan pro crisis para el campo

La Jornada, p. 19/Opinión
Víctor M. Quintana S.
Rabón en sus alcances y en la proporción con su ampuloso título, el plan anticrisis de Calderón no ha podido ni podrá detener las airadas movilizaciones de muy diversos actores sociales. Comenzaron los pescadores, siguieron los transportistas, vinieron luego los productores agropecuarios de Chihuahua con paros, bloqueos, estrangulamientos carreteros, plantones con maquinaria agrícola en las principales ciudades norteñas.

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