El Movimiento Blanco envía el siguiente comunicado:
TODOS CON EL EJÉRCITO: EL FUERO DE GUERRA DEBE CONTINUAR
Amigos de la prensa:
México y sus instituciones libran una guerra contra el crimen organizado, señaladamente contra el narcotráfico. Esta guerra no será cosa de un día, sino que deberá extenderse el tiempo que sea necesario. Esta guerra no sólo se librará en el terreno de las armas y de la inteligencia; el apoyo ciudadano, el estar de parte del Estado y en contra del crimen es imprescindible.
Este apoyo social debe generar una amplia y perdurable cultura a favor de nuestras instituciones, especialmente, en torno al Ejército en tanto institución cuyos valores de disciplina y lealtad, de sacrificio y honorabilidad, son exactamente los mismos con los que la ciudadanía saldrá a flote de este periodo de crisis de valores y de seguridad.
En esta guerra las actitudes tibias son estorbosas: o se está del lado del Estado (y esto es, de la familia, de la gente que trabaja, de las instituciones, de la libertad y del bien común), o se está del lado del crimen (de la ilegalidad, de la destrucción del Estado de Derecho, de la impunidad, del cáncer social, y del mal). Para ganar esta guerra, no hay duda, debemos estar del lado correcto. Y el lado correcto es el Ejército, defensor del Estado y de la sociedad.
Hay frutos cada día
Ahora bien, las amplias acciones emprendidas por el Ejército brindan frutos cada día, con las detenciones de narcotraficantes que asesinan, mutilan, torturan, extorsionan, secuestran, roban y devastan el tejido social, vistiéndose a veces de ovejas inocentes.
Pero también tales acciones pueden generar algunos errores, que constituyen casos aislados y que así deben ser entendidos.
Si hay extralimitaciones cometidas por algún militar, sin duda éste será juzgado por una jurisdicción apropiada. Pero no podemos permitir que se sobredimensionen casos específicos que no son la generalidad y se manche una institución honrosa y valiente, de la que además depende parte del triunfo de esta guerra.
La otra parte es lo que la sociedad civil haga para ayudar: información para prevenir el consumo de drogas, educación en valores trascendentes, integración familiar, solidaridad, lucha, cultura democrática e institucional, empleo digno, vida digna, construcción de la paz social. La ciudadanía debe ser el río en el que el Ejército y los militares se muevan como peces. Al criminal hay que secarle totalmente el río.
Bajo esta óptica, el fuero de guerra es una necesidad, no un lujo, y quienes argumentan en su contra, más allá de sus buenas o malas motivaciones, sólo favorecen indirectamente al crimen organizado, al narcotráfico.
Es a éste a quien conviene intentar atacar en los juzgados civiles a los militares, sobornando como lo han hecho en tantos casos a abogados, ministerios públicos, jueces, testigos falsos.
Amigos de la prensa:
México y sus instituciones libran una guerra contra el crimen organizado, señaladamente contra el narcotráfico. Esta guerra no será cosa de un día, sino que deberá extenderse el tiempo que sea necesario. Esta guerra no sólo se librará en el terreno de las armas y de la inteligencia; el apoyo ciudadano, el estar de parte del Estado y en contra del crimen es imprescindible.
Este apoyo social debe generar una amplia y perdurable cultura a favor de nuestras instituciones, especialmente, en torno al Ejército en tanto institución cuyos valores de disciplina y lealtad, de sacrificio y honorabilidad, son exactamente los mismos con los que la ciudadanía saldrá a flote de este periodo de crisis de valores y de seguridad.
En esta guerra las actitudes tibias son estorbosas: o se está del lado del Estado (y esto es, de la familia, de la gente que trabaja, de las instituciones, de la libertad y del bien común), o se está del lado del crimen (de la ilegalidad, de la destrucción del Estado de Derecho, de la impunidad, del cáncer social, y del mal). Para ganar esta guerra, no hay duda, debemos estar del lado correcto. Y el lado correcto es el Ejército, defensor del Estado y de la sociedad.
Hay frutos cada día
Ahora bien, las amplias acciones emprendidas por el Ejército brindan frutos cada día, con las detenciones de narcotraficantes que asesinan, mutilan, torturan, extorsionan, secuestran, roban y devastan el tejido social, vistiéndose a veces de ovejas inocentes.
Pero también tales acciones pueden generar algunos errores, que constituyen casos aislados y que así deben ser entendidos.
Si hay extralimitaciones cometidas por algún militar, sin duda éste será juzgado por una jurisdicción apropiada. Pero no podemos permitir que se sobredimensionen casos específicos que no son la generalidad y se manche una institución honrosa y valiente, de la que además depende parte del triunfo de esta guerra.
La otra parte es lo que la sociedad civil haga para ayudar: información para prevenir el consumo de drogas, educación en valores trascendentes, integración familiar, solidaridad, lucha, cultura democrática e institucional, empleo digno, vida digna, construcción de la paz social. La ciudadanía debe ser el río en el que el Ejército y los militares se muevan como peces. Al criminal hay que secarle totalmente el río.
Bajo esta óptica, el fuero de guerra es una necesidad, no un lujo, y quienes argumentan en su contra, más allá de sus buenas o malas motivaciones, sólo favorecen indirectamente al crimen organizado, al narcotráfico.
Es a éste a quien conviene intentar atacar en los juzgados civiles a los militares, sobornando como lo han hecho en tantos casos a abogados, ministerios públicos, jueces, testigos falsos.
Derechos humanos sólo para los delincuentes
Es al crimen a quien conviene abrir un frente más contra los militares. Ya hay publicaciones que atacan al Ejército y no reconocen su valiosa labor a favor de la sociedad.
Dedican páginas y más páginas a denostar a los militares, a acosarlos, pero nunca ven por sus huérfanos o viudas que quedan desamparados cuando fallecen los soldados en el combate al crimen.
No velan por sus derechos humanos. Los militares son seres humanos expuestos al crimen, a la violación de sus derechos humanos, pero parece que los derechos humanos sólo pertenecen a los delincuentes.
Por esto el fuero de guerra debe continuar. Los militares son quienes deben ocuparse de sancionar a los militares que rebasen sus atribuciones. No debemos exponer a quienes luchan por nosotros. Protejamos a quienes nos protegen.
En el fragor de la guerra
En todo caso, si el fuero militar debiera algún día extinguirse, no podría esto ocurrir de ninguna forma en medio del fragor de la guerra que el Estado libra actualmente contra el crimen.
Y, sobre todo, mucho antes debería ponerse fin al fuero político, ya que existen amplias sospechas sobre los nexos entre algunos políticos y el crimen organizado, y sobre cómo ese fuero político es aprovechado para actuar con impunidad.
El fuero de guerra es plenamente constitucional. Expresado en el artículo 13 de la Carta Magna, no implica prebenda o privilegio alguno para los miembros de las fuerzas armadas.
El Ejército ha manifestado tener todo el interés en mantener su disciplina, y posee una sección sobre Derechos Humanos, e incluso da enseñanza sobre éstos a sus miembros, como parte fundamental de su formación.
El Ejército no tiene interés en no sancionar a sus miembros si éstos incurren en atropellos a los derechos de la sociedad civil. Los juicios en sus tribunales son abiertos al público y de carácter oral, con gran transparencia. Todos con nuestro Ejército.
Es al crimen a quien conviene abrir un frente más contra los militares. Ya hay publicaciones que atacan al Ejército y no reconocen su valiosa labor a favor de la sociedad.
Dedican páginas y más páginas a denostar a los militares, a acosarlos, pero nunca ven por sus huérfanos o viudas que quedan desamparados cuando fallecen los soldados en el combate al crimen.
No velan por sus derechos humanos. Los militares son seres humanos expuestos al crimen, a la violación de sus derechos humanos, pero parece que los derechos humanos sólo pertenecen a los delincuentes.
Por esto el fuero de guerra debe continuar. Los militares son quienes deben ocuparse de sancionar a los militares que rebasen sus atribuciones. No debemos exponer a quienes luchan por nosotros. Protejamos a quienes nos protegen.
En el fragor de la guerra
En todo caso, si el fuero militar debiera algún día extinguirse, no podría esto ocurrir de ninguna forma en medio del fragor de la guerra que el Estado libra actualmente contra el crimen.
Y, sobre todo, mucho antes debería ponerse fin al fuero político, ya que existen amplias sospechas sobre los nexos entre algunos políticos y el crimen organizado, y sobre cómo ese fuero político es aprovechado para actuar con impunidad.
El fuero de guerra es plenamente constitucional. Expresado en el artículo 13 de la Carta Magna, no implica prebenda o privilegio alguno para los miembros de las fuerzas armadas.
El Ejército ha manifestado tener todo el interés en mantener su disciplina, y posee una sección sobre Derechos Humanos, e incluso da enseñanza sobre éstos a sus miembros, como parte fundamental de su formación.
El Ejército no tiene interés en no sancionar a sus miembros si éstos incurren en atropellos a los derechos de la sociedad civil. Los juicios en sus tribunales son abiertos al público y de carácter oral, con gran transparencia. Todos con nuestro Ejército.
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