Así viene la síntesis de artículos:
Para entender a Felipe Calderón
El Universal, p. 33/Primera-Opinión
Manuel Camacho Solís
Los presidentes responden a los problemas que enfrentan con base en sus ambiciones, experiencias, cálculos, temores y complicidades. Felipe Calderón está en medio de la tormenta. No es el capitán que tiene el conocimiento, serenidad y temple necesarios para llevar la nave a buen puerto. Ojalá sea, al menos, el contramaestre (el suboficial) que sostiene el timón; y no termine siendo un jefe de gobierno que ante una crisis agudizada, se exceda y precipite el hundimiento de la nave. Felipe Calderón ya no fue el líder del cambio. Su último intento de mostrarse como un reformista fue su discurso del 2 de septiembre. El intento no cuajó. Desde entonces sus acciones han sido contrarias a su discurso. Calderón no gobierna conforme a un proyecto liberal de reformas. Algunos piensan que Calderón ha perdido su poder. Que a raíz de su derrota electoral de julio es un gobernante impotente. Lo subestiman. Una y otra vez se sale con la suya. La mayoría priísta le ha permitido consolidar su poder y aceptado sus principales decisiones. Paso a paso se ha ido apoderando de las palancas del poder y encajonado a sus adversarios. Ganó el control del Tribunal Electoral, la Comisión de Derechos Humanos, impuso a su procurador, sus prospectos para la Corte salieron bien librados, dejará un gobernador del Banco de México que durante ocho años tendrá enorme influencia sobre la política económica, le ha quitado a la tecnocracia el control de Hacienda, con lo cual podrá sacarle toda la ventaja al presupuesto y disponer de fondos abundantes para sus fines políticos (…)
Colaboración Especial / El esbozo político de Calderón
El Universal, p. 32/Primera-Opinión
Jorge Javier Romero
En la celebración del tercer aniversario de su toma de posesión, Felipe Calderón recapituló sobre los 10 puntos expuestos en su pasado Informe de Gobierno y reiteró los temas en los que pretende centrar la salvación de un gobierno que, sin embargo, parece haber hecho agua. De nuevo, reforma fiscal, educativa, de salud o laboral aparecen como líneas en el horizonte, que se alejan en cuanto las tratamos de alcanzar. El paquete integral parece sin duda deseable, pero no se ve por ningún lado la construcción de la coalición política necesaria para llevarlo a cabo. Por el contrario, el Presidente parece atascado, casi inmovilizado por un Congreso adverso, donde el partido dominante en la Cámara de Diputados tiene muchos incentivos para hacerle la vida imposible, como quedó demostrado en la negociación presupuestal. Igual que en el discurso de septiembre, Calderón remató con el tema político. Reiteró su aspiración a una democracia efectiva. Entiende el Presidente que la parálisis tiene que ver con el diseño institucional, con las reglas del juego y en ello no se equivoca, aunque el discurso no deje de leerse como una justificación de los malos resultados obtenidos hasta ahora. A diferencia del informe, el discurso del cumpleaños dibujó un poco más la idea presidencial respecto a los elementos que debe tener la reforma política integral. Es, en esencia, la que han planteado respetables jurista que, sin embargo, son prudentemente conservadores y que prefieren hacer los ajustes como parches en el raído traje del presidencialismo. Reformas al veto, iniciativa preferente, compensadas con las figuras de iniciativa popular, referéndum y alguna forma de participación al margen de los partidos o una flexibilización del registro de los partidos (…)
Relevos
El Universal, p. 33/Primera-Opinión
Beatriz Paredes
Los recientes nombramientos en el gobierno federal ameritan una reflexión sobre el destino de las políticas públicas en el país. Haré algunos comentarios sobre el cambio en la SHyCP. El Presidente de la República, en uso de sus facultades, designó al Actuario Ernesto Cordero Arroyo como Secretario de Hacienda y Crédito Público; una de las áreas de más alta relevancia en el diseño y aplicación de la política gubernamental del Estado Mexicano. El artículo 31 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal establece las atribuciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (…)
Alerta ciudadana: los riesgos de la segunda mitad del sexenio
La Crónica de Hoy, p. 2/Opinión
José Sosa
La historia política reciente de México es abundante en evidencias respecto a que la segunda mitad de los periodos de gobierno suelen ser los momentos en los que los gobernantes hacen a un lado todos los pruritos y resistencias que, de una forma u otra, han limitado su ejercicio del poder. Superado el Ecuador de cada administración, y quedando aún mucho tiempo antes de que concluya, podría decirse que las tensiones se relajan un poco y se genera una sensación de relativa libertad para adoptar nuevas y más audaces decisiones (…)
Titulares 2010
Reforma, p. 17/Primera
Denise Dresser
El titular del periódico que le gustaría leer a Felipe Calderón el 1 de enero del 2010:
“Diario Oficial: happy hour en Los Pinos a partir de las 2”
“Vicente Fox víctima de un virus: queda mudo”
“Calderón gana premio Nobel de la paz por guerra contra el narco”
“PAN subroga presidencia a Margarita Zavala”
“Calderón a Televisa: 'Allí les encargo el changarro'“
El titular que le gustaría leer a Ernesto Cordero:
“Nuevo Secretario de Hacienda gana premio de economía otorgado por Claustro de Sor Juana”
“Joseph Stiglitz lo reconoce: Cordero tenía razón”
“Inversionistas internacionales aplauden nombramiento de Cordero: Nos pareció un buen tipo cuando lo conocimos ayer”
El titular que le gustaría leer a Carlos Slim:
“Real Academia de la Lengua elimina palabra 'monopolio' del diccionario”
“'Soy un hombre modesto: mi yate lo compré de segunda mano'“
“Telmex reduce tarifas entre Las Lomas y Tecamachalco durante 8:10 y 8:12 am para dos consumidores de apellido Elías” (…)
Son una vergüenza
El Universal, p. 33/Primera-Opinión
Leonardo Curzio
“Son una vergüenza y cada vez inspiran menos confianza”. Es una frase que se escucha cada vez con mayor frecuencia en amplios sectores de la sociedad cuando se habla de los políticos como casta. Hay algo de perverso en la acusación porque sistemáticamente reciben el apoyo en la urnas, pero también algo patológico porque una sociedad que no exige de sus políticos una conducta ejemplar, es como una mujer que permite la violencia de su pareja. Una democracia vigorosa exige que sus representantes estén por encima de cualquier sospecha y que proyecten los valores de la comunidad en su vida cotidiana y su trayectoria pública. Un supuesto optimista de la teoría clásica de la democracia es que el sistema electoral tiende a ser filtro para elegir a aquellos que poseen ciertas virtudes o habilidades para velar por los intereses de la mayoría. La realidad de México y de muchos otros países demuestra que un sistema electoral dominado por el dinero y métodos corporativos deforma el propósito de una democracia: seleccionar a partir del voto a los más capaces y honorables. No quisiera tratar aquí el tema de las habilidades técnicas o credenciales académicas para ejercer las más delicadas responsabilidades del gobierno, me gustaría limitarme a la solvencia moral y esto que Javier Gomá, en un notable ensayo publicado por Taurus, llama ejemplaridad pública, es decir, la responsabilidad del ejemplo político (…)
Sobre la guerra justa
Reforma, p. 16/Primera
Jesús Silva- Herzog Márquez
¿Cómo se recibe un premio inmerecido en tiempos en que se atenta, aparentemente, contra los valores de ese premio? ¿Cómo puede celebrar la paz quien dirige una guerra? La designación de Barack Obama como merecedor del Premio Nobel de la Paz parecía un dulce envenenado: un elogio a las intenciones que subrayaba la ausencia de resultados. Al golpe de lo inmerecido se sumaba la reciente decisión de alimentar la guerra en Afganistán con más tropas. Un premio de la paz para un hombre sin logros que se empeña en la guerra. La exigencia de razonar estas contradicciones llevó al presidente de los Estados Unidos a pronunciar el mejor discurso de su gobierno. Sus palabras invitan al comentario. En una ceremonia tan solemne como la entrega del Premio Nobel se espera la celebración de las palomas, la reivindicación de la infinita bondad humana, dulces elogios a la concordia. Obama tuvo el temple para hablar de la guerra en ese festival del pacifismo. Tuvo la madera para construir un alegato persuasivo, coherente y culto en defensa del realismo moral. Habló en Oslo un político razonante que reflexiona en público, que construye razones. No es el gobernante que agrega frases bajo la creencia de que la simple acumulación de palabras implica edificar un argumento. Extraordinario espectáculo el de un hombre de Estado razonando la gravedad del poder, el carácter trágico de la historia, la dureza de las decisiones morales y, al mismo tiempo, trazar una ruta hacia la justicia asequible. Fred Kaplan ha visto en él a un estadista-filósofo para los tiempos que corren (…)
La década de la desilusión
Reforma, p. 16/Primera
Jorge Ramos Ávalos
La última década ha sido la peor de nuestras vidas. A menos que te haya tocado vivir el horror de la Segunda Guerra Mundial, la década que comenzó en el 2000 ha estado plagada de miedo, guerras, ataques terroristas, destrucción del medio ambiente y una prolongada crisis económica mundial. Recuerdo perfectamente los temores a atentados terroristas al inicio del nuevo milenio. Pero lo que no pasó el 1o. de enero del 2000 ocurrió el 11 de septiembre del 2001. Luego seguirían los ataques en Madrid y Londres, y más tarde, en menor escala, en ciudades como Bali y Mumbai. El cambio fue dramático. Antes de que se estrellaran dos aviones en las Torres Gemelas de Nueva York la canción de moda decía It's a Beautiful World, había crecimiento económico en casi todo el mundo y la discusión entre intelectuales era si ante la ausencia de conflictos importantes habíamos llegado al “fin de la historia”... Más bien estábamos llegando al fin de la ingenuidad. La guerra contra Afganistán comenzó en el 2001. Desde ahí se organizaron los ataques contra Estados Unidos. Pero el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, sigue prófugo. ¿Alguien sabe dónde está? En 2003 el ex presidente George W. Bush se inventó una guerra contra Iraq y aún hoy Estados Unidos no sabe cómo salir de ahí. El costo de ambos conflictos ha sido extraordinariamente alto: decenas de miles de muertos, miles de millones de dólares y la terrible sensación de que poco o nada se ha conseguido a cambio. Los terroristas, lejos de disminuir en número, se han esparcido por todo el planeta (…)
Lecciones de los dislates en Centroamérica
El País, p. 21/Primera
Jorge Castañeda
Nadie salió bien librado de la crisis política y diplomática que final y afortunadamente parece acercarse a su término. Los países que desde antes de la defenestración de Manuel Zelaya el 28 de junio pasado apoyaron su permanencia en el poder -las llamadas naciones del ALBA: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Paraguay, y aunque no formalmente, Argentina- perdieron en toda la línea. Honduras se ubicaba en su columna; ya no. Hugo Chávez podrá alegar lo que quiera, pero se quedó con un aliado menos. Los países latinoamericanos normalmente más sensatos, pero en esta ocasión arrastrados por Chávez -Brasil, Chile, Uruguay, El Salvador, Guatemala-, también acabaron mal (…)
Para entender a Felipe Calderón
El Universal, p. 33/Primera-Opinión
Manuel Camacho Solís
Los presidentes responden a los problemas que enfrentan con base en sus ambiciones, experiencias, cálculos, temores y complicidades. Felipe Calderón está en medio de la tormenta. No es el capitán que tiene el conocimiento, serenidad y temple necesarios para llevar la nave a buen puerto. Ojalá sea, al menos, el contramaestre (el suboficial) que sostiene el timón; y no termine siendo un jefe de gobierno que ante una crisis agudizada, se exceda y precipite el hundimiento de la nave. Felipe Calderón ya no fue el líder del cambio. Su último intento de mostrarse como un reformista fue su discurso del 2 de septiembre. El intento no cuajó. Desde entonces sus acciones han sido contrarias a su discurso. Calderón no gobierna conforme a un proyecto liberal de reformas. Algunos piensan que Calderón ha perdido su poder. Que a raíz de su derrota electoral de julio es un gobernante impotente. Lo subestiman. Una y otra vez se sale con la suya. La mayoría priísta le ha permitido consolidar su poder y aceptado sus principales decisiones. Paso a paso se ha ido apoderando de las palancas del poder y encajonado a sus adversarios. Ganó el control del Tribunal Electoral, la Comisión de Derechos Humanos, impuso a su procurador, sus prospectos para la Corte salieron bien librados, dejará un gobernador del Banco de México que durante ocho años tendrá enorme influencia sobre la política económica, le ha quitado a la tecnocracia el control de Hacienda, con lo cual podrá sacarle toda la ventaja al presupuesto y disponer de fondos abundantes para sus fines políticos (…)
Colaboración Especial / El esbozo político de Calderón
El Universal, p. 32/Primera-Opinión
Jorge Javier Romero
En la celebración del tercer aniversario de su toma de posesión, Felipe Calderón recapituló sobre los 10 puntos expuestos en su pasado Informe de Gobierno y reiteró los temas en los que pretende centrar la salvación de un gobierno que, sin embargo, parece haber hecho agua. De nuevo, reforma fiscal, educativa, de salud o laboral aparecen como líneas en el horizonte, que se alejan en cuanto las tratamos de alcanzar. El paquete integral parece sin duda deseable, pero no se ve por ningún lado la construcción de la coalición política necesaria para llevarlo a cabo. Por el contrario, el Presidente parece atascado, casi inmovilizado por un Congreso adverso, donde el partido dominante en la Cámara de Diputados tiene muchos incentivos para hacerle la vida imposible, como quedó demostrado en la negociación presupuestal. Igual que en el discurso de septiembre, Calderón remató con el tema político. Reiteró su aspiración a una democracia efectiva. Entiende el Presidente que la parálisis tiene que ver con el diseño institucional, con las reglas del juego y en ello no se equivoca, aunque el discurso no deje de leerse como una justificación de los malos resultados obtenidos hasta ahora. A diferencia del informe, el discurso del cumpleaños dibujó un poco más la idea presidencial respecto a los elementos que debe tener la reforma política integral. Es, en esencia, la que han planteado respetables jurista que, sin embargo, son prudentemente conservadores y que prefieren hacer los ajustes como parches en el raído traje del presidencialismo. Reformas al veto, iniciativa preferente, compensadas con las figuras de iniciativa popular, referéndum y alguna forma de participación al margen de los partidos o una flexibilización del registro de los partidos (…)
Relevos
El Universal, p. 33/Primera-Opinión
Beatriz Paredes
Los recientes nombramientos en el gobierno federal ameritan una reflexión sobre el destino de las políticas públicas en el país. Haré algunos comentarios sobre el cambio en la SHyCP. El Presidente de la República, en uso de sus facultades, designó al Actuario Ernesto Cordero Arroyo como Secretario de Hacienda y Crédito Público; una de las áreas de más alta relevancia en el diseño y aplicación de la política gubernamental del Estado Mexicano. El artículo 31 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal establece las atribuciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (…)
Alerta ciudadana: los riesgos de la segunda mitad del sexenio
La Crónica de Hoy, p. 2/Opinión
José Sosa
La historia política reciente de México es abundante en evidencias respecto a que la segunda mitad de los periodos de gobierno suelen ser los momentos en los que los gobernantes hacen a un lado todos los pruritos y resistencias que, de una forma u otra, han limitado su ejercicio del poder. Superado el Ecuador de cada administración, y quedando aún mucho tiempo antes de que concluya, podría decirse que las tensiones se relajan un poco y se genera una sensación de relativa libertad para adoptar nuevas y más audaces decisiones (…)
Titulares 2010
Reforma, p. 17/Primera
Denise Dresser
El titular del periódico que le gustaría leer a Felipe Calderón el 1 de enero del 2010:
“Diario Oficial: happy hour en Los Pinos a partir de las 2”
“Vicente Fox víctima de un virus: queda mudo”
“Calderón gana premio Nobel de la paz por guerra contra el narco”
“PAN subroga presidencia a Margarita Zavala”
“Calderón a Televisa: 'Allí les encargo el changarro'“
El titular que le gustaría leer a Ernesto Cordero:
“Nuevo Secretario de Hacienda gana premio de economía otorgado por Claustro de Sor Juana”
“Joseph Stiglitz lo reconoce: Cordero tenía razón”
“Inversionistas internacionales aplauden nombramiento de Cordero: Nos pareció un buen tipo cuando lo conocimos ayer”
El titular que le gustaría leer a Carlos Slim:
“Real Academia de la Lengua elimina palabra 'monopolio' del diccionario”
“'Soy un hombre modesto: mi yate lo compré de segunda mano'“
“Telmex reduce tarifas entre Las Lomas y Tecamachalco durante 8:10 y 8:12 am para dos consumidores de apellido Elías” (…)
Son una vergüenza
El Universal, p. 33/Primera-Opinión
Leonardo Curzio
“Son una vergüenza y cada vez inspiran menos confianza”. Es una frase que se escucha cada vez con mayor frecuencia en amplios sectores de la sociedad cuando se habla de los políticos como casta. Hay algo de perverso en la acusación porque sistemáticamente reciben el apoyo en la urnas, pero también algo patológico porque una sociedad que no exige de sus políticos una conducta ejemplar, es como una mujer que permite la violencia de su pareja. Una democracia vigorosa exige que sus representantes estén por encima de cualquier sospecha y que proyecten los valores de la comunidad en su vida cotidiana y su trayectoria pública. Un supuesto optimista de la teoría clásica de la democracia es que el sistema electoral tiende a ser filtro para elegir a aquellos que poseen ciertas virtudes o habilidades para velar por los intereses de la mayoría. La realidad de México y de muchos otros países demuestra que un sistema electoral dominado por el dinero y métodos corporativos deforma el propósito de una democracia: seleccionar a partir del voto a los más capaces y honorables. No quisiera tratar aquí el tema de las habilidades técnicas o credenciales académicas para ejercer las más delicadas responsabilidades del gobierno, me gustaría limitarme a la solvencia moral y esto que Javier Gomá, en un notable ensayo publicado por Taurus, llama ejemplaridad pública, es decir, la responsabilidad del ejemplo político (…)
Sobre la guerra justa
Reforma, p. 16/Primera
Jesús Silva- Herzog Márquez
¿Cómo se recibe un premio inmerecido en tiempos en que se atenta, aparentemente, contra los valores de ese premio? ¿Cómo puede celebrar la paz quien dirige una guerra? La designación de Barack Obama como merecedor del Premio Nobel de la Paz parecía un dulce envenenado: un elogio a las intenciones que subrayaba la ausencia de resultados. Al golpe de lo inmerecido se sumaba la reciente decisión de alimentar la guerra en Afganistán con más tropas. Un premio de la paz para un hombre sin logros que se empeña en la guerra. La exigencia de razonar estas contradicciones llevó al presidente de los Estados Unidos a pronunciar el mejor discurso de su gobierno. Sus palabras invitan al comentario. En una ceremonia tan solemne como la entrega del Premio Nobel se espera la celebración de las palomas, la reivindicación de la infinita bondad humana, dulces elogios a la concordia. Obama tuvo el temple para hablar de la guerra en ese festival del pacifismo. Tuvo la madera para construir un alegato persuasivo, coherente y culto en defensa del realismo moral. Habló en Oslo un político razonante que reflexiona en público, que construye razones. No es el gobernante que agrega frases bajo la creencia de que la simple acumulación de palabras implica edificar un argumento. Extraordinario espectáculo el de un hombre de Estado razonando la gravedad del poder, el carácter trágico de la historia, la dureza de las decisiones morales y, al mismo tiempo, trazar una ruta hacia la justicia asequible. Fred Kaplan ha visto en él a un estadista-filósofo para los tiempos que corren (…)
La década de la desilusión
Reforma, p. 16/Primera
Jorge Ramos Ávalos
La última década ha sido la peor de nuestras vidas. A menos que te haya tocado vivir el horror de la Segunda Guerra Mundial, la década que comenzó en el 2000 ha estado plagada de miedo, guerras, ataques terroristas, destrucción del medio ambiente y una prolongada crisis económica mundial. Recuerdo perfectamente los temores a atentados terroristas al inicio del nuevo milenio. Pero lo que no pasó el 1o. de enero del 2000 ocurrió el 11 de septiembre del 2001. Luego seguirían los ataques en Madrid y Londres, y más tarde, en menor escala, en ciudades como Bali y Mumbai. El cambio fue dramático. Antes de que se estrellaran dos aviones en las Torres Gemelas de Nueva York la canción de moda decía It's a Beautiful World, había crecimiento económico en casi todo el mundo y la discusión entre intelectuales era si ante la ausencia de conflictos importantes habíamos llegado al “fin de la historia”... Más bien estábamos llegando al fin de la ingenuidad. La guerra contra Afganistán comenzó en el 2001. Desde ahí se organizaron los ataques contra Estados Unidos. Pero el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, sigue prófugo. ¿Alguien sabe dónde está? En 2003 el ex presidente George W. Bush se inventó una guerra contra Iraq y aún hoy Estados Unidos no sabe cómo salir de ahí. El costo de ambos conflictos ha sido extraordinariamente alto: decenas de miles de muertos, miles de millones de dólares y la terrible sensación de que poco o nada se ha conseguido a cambio. Los terroristas, lejos de disminuir en número, se han esparcido por todo el planeta (…)
Lecciones de los dislates en Centroamérica
El País, p. 21/Primera
Jorge Castañeda
Nadie salió bien librado de la crisis política y diplomática que final y afortunadamente parece acercarse a su término. Los países que desde antes de la defenestración de Manuel Zelaya el 28 de junio pasado apoyaron su permanencia en el poder -las llamadas naciones del ALBA: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Paraguay, y aunque no formalmente, Argentina- perdieron en toda la línea. Honduras se ubicaba en su columna; ya no. Hugo Chávez podrá alegar lo que quiera, pero se quedó con un aliado menos. Los países latinoamericanos normalmente más sensatos, pero en esta ocasión arrastrados por Chávez -Brasil, Chile, Uruguay, El Salvador, Guatemala-, también acabaron mal (…)
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