Exquisitos defensores de las
buenas maneras pusieron el grito en el cielo por las botas de vaquero que el Presidente George Bush osó lucir junto a un elegante smoking, en una ceremonia muy pirrurris.
David Gistau, por ejemplo, en La Razón, se pitorrea de la indumentaria presidencial.
Gistau, sin embargo, no parece un dechado de finura, a juzgar por este párrafo de su artículo:
Antes que con ese atrezo de tener el culo de su esposa –de la de Bush– marcada con el hierro...
Ahí mismo en La Razón, Alfonso Usía, se rasga las vestiduras con bastante gracia
A
Bush, sin embargo deben tenerle sin cuidado las críticas de los dictadores de la moda.
Desde que era gobernador de
Texas solía lucir ya unas vistosas botas vaqueras con el escudo del estado de
la estrella solitaria:
En lo personal me tiene sin cuidado la indumentaria de los presidentes.
Peor aún me gustaría que comenzaran a usar
zapatos tenis para estar más cómodos en su trabajo.
Así tendríamos justificación los demás para
vestirnos a gusto en nuestras labores.
Pero me pregunto: ¿Qué escribirían estos
críticos españoles si supieran que el presidente
Fox osó presentarse ante
el rey Juan Carlos, con unas
vistosas botas vaqueras, complemento de su vestimenta ceremonial?
No conseguí foto de
las botas de Fox, pero aquí les tengo a
Vicente con un lucidor sombrero de charro, que para el caso da lo mismo.