domingo, noviembre 16, 2008

La Iglesia sabe, pero no comunica



Ojo, comunicadores católicos: aquí hay un área de oportunidad.

Lo tomo de la página Religión digital:

El director de Religiondigital y corresponsal religioso del diario El Mundo, José Manuel Vidal, fue uno de los participantes en el panel de periodistas que intervino en la Jornada "Iglesia, marketing y medios". En su disertación aseguró que "la Iglesia sabe, pero no quiere y, por lo tanto, no puede comunicar".
Fundamentalmente, porque "no pone los medios materiales ni humanos para poder hacerlo". También señaló que "Internet ha roto el paradigma de la comunicación", ha terminado con los secretos y va a obligar a la Iglesia a "hacer de la necesidad virtud" en el ámbito de la comunicación.

Esta es la disertación de José Manuel Vidal:

"Llevo más de 25 años en este oficio de informador religioso. Fundamentalmente en el diario El Mundo y en Religiondigital. Durante todos estos años he intentado, en la medida de mis posibilidades, transmitir a los responsables mediáticos eclesiásticos las eventuales deficiencias que, com profesional, veía en su estrategia y en su política mediática. Sin éxito alguno, debo confesar.

Fundamentalmente porque la Iglesia, como institución humano-divina, está por encima de todo, es inmune al paso del tiempo y, además, sus cuadros directivos apenas hacen evaluación. Nadie les pide cuentas (detalladas) de su política mediática.

Estoy totalmente convencido de que la Iglesia sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Tiene excelentes expertos teóricos y prácticos.

¿Por qué no lo hacen entonces? Sabe, pero no quiere. Es decir, no quiere de verdad. La prueba: no pone los medios materiales y humanos para que funcione realmente su política mediática, no se marca estrategias comunicativas y no hace evaluación. Sin esto, es un milagro que funcione algo todavía.

Y eso que tiene muchísimo que comunicar. El mejor producto. Los mejores testigos y testimonios...Tiene mucha y abundante base comunicativa, pero escasa diligencia.

Por otra parte, la Iglesia tiene mucho que ganar y poco que perder, jugando a fondo en los medios. Porque, a diferencia de otras muchas instituciones, tiene poco que ocultar (algo sí, como humana que es también).

Además, Internet ha roto el paradigma clásico de las comunicaciones. Y eso afecta también a la Iglesia. Hasta ahora, el flujo comunicativo se podía manejar más o menos con cierto tacto, discreción y alguna “llamadita” ante los temas más peliagudos a los directores de los principales medios.

Internet ha cambiado el chip. Hoy, un simple comentario en un blog de Religiondigital puede poner al descubierto el último baculazo del obispo de...Tarazona o de Jaca. Ya no hay secretos. Como dice Lucas 8,16-18, “nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto”. ¡Se refería a la Red!

Por lo tanto, a la fuerza ahorcan. Y la Iglesia no tendrá más remedio que comunicar en profundidad. Si no quiere que la pille el toro, tendrá que hacer de la necesidad, virtud.

Termino. ¡Dios me libre de dar consejos a la Iglesia! Gato escaldado... Sólo decir que, a mi juicio, cualquier política comunicativa eclesial fallará si no empieza por tener en cuenta a los profesionales del sector. Si no los mima ni los cuida.

Al final, todo el proceso se juega aquí. Primero, consiguiendo que los profesionales vayan a las convocatorias. Y segundo, manteniendo con ellos una relación fluida y cercana: Acceso habitual, teléfonos y hasta una invitación a un cafecito de vez en cuando. O un frasquito de agua del Jordán. A todos los compañeros les llegan regalitos en Navidad. Menos a los de Religión, que sólo recibimos “coces”.

Tiene que funcionar el do ut des con el portavoz de la CEE y con los obispos que ya tienen caché (los iconos mediáticos, los que son conocidos). La Iglesia haría bien en ganarse a los profesionales. Por la cuenta que le tiene. Y porque, así, algo de cariño nos tocaría".

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