Eloy O. Aguilar, quien durante sus 41 años de laureada trayectoria con The Associated Press cubrió terremotos, guerras civiles, entrenó a varias generaciones de periodistas y disfrutó el periodismo a plenitud, colapsó y falleció el viernes. Tenía 72 años.
La agencia AP distribuyó el siguiente despacho:
Aguilar, quien nació el 5 de enero de 1937 en el valle del Río Grande, en la frontera de entre Texas y México, se jubiló de AP en el 2006, y actualmente dirigía la agencia de noticias del diario mexicano El Universal.
"Eloy personificó lo mejor de AP, liderando con ejemplo y trabajo arduo, periodismo impecable y bondad inagotable", dijo Tom Curley, presidente de AP. "Era un colega querido al que extrañaremos".
Aguilar conversó detalladamente sobre su trayectoria profesional durante una entrevista de cinco horas que concedió el 24 de enero para el Archivo Corporativo de AP, en su casa de fin de semana ubicada en Tepotzotlán, en las afueras de la ciudad de México.
Un tanto nervioso al comienzo por las luces de televisión, Aguilar se fue relajando con el correr de los minutos. Vestido de camisa azul oscura y corbata, sus ojos brillaron intensamente cuando recordó la muerte de colegas en la guerra. Su pícara sonrisa lo acompañó al narrar anécdotas divertidas.
En un tono distendido, dejó muy claro que su mayor orgullo en AP fue que la gente que trabajó con él durante los años, hayan terminado siempre en cargos altos.
Aguilar se dio a conocer no sólo por sus coberturas en situaciones de conflicto, sino también por su eficiencia al organizar la cobertura de grandes eventos y por su persistencia como vendedor de los servicios de AP, labor que combinó siempre con sus deberes periodísticos.
El terremoto que sacudió la capital mexicana en 1985 permitió a Aguilar alcanzar uno de sus principales logros profesionales. Ante la imposibilidad de transmitir información durante las primeras horas posteriores al sismo, Aguilar alquiló un avión por 6.000 dólares junto a otro corresponsal que los llevara a Harlingen, Texas, desde donde se transmitieron los primeros despachos fuera de México.
La invasión estadounidense a Panamá en diciembre de 1989 tuvo a Aguilar como testigo de lujo. Alertado sobre la inminencia del operativo militar desde la misma mañana por un militar conocido, Aguilar reporteó en las calles esa larga noche. Al caer las primeras bombas estadounidenses, llamó a la oficina de México para dictar el alerta noticioso. El editor le preguntó quién había confirmado el inicio de la invasión. Aguilar solo alzó el auricular para que escuchara los bombazos.
Su habilidad sin par para las relaciones públicas ayudó a que el gobierno de Fidel Castro autorizara a AP la apertura de su primer buró en La Habana en 1999, tras una ausencia de casi 30 años.
Aguilar mostró interés por el periodismo desde su infancia, y al regresar en 1959 a Texas tras enrolarse en el ejército estadounidense, comenzó a trabajar como reportero en un diario de Brownsville.
Invitado por un amigo de Texas, llegó a Caracas en 1961 para trabajar en el diario en inglés The Daily Journal, donde se inició en el periodismo de guerra cubriendo escaramuzas de las guerrillas izquierdistas, las primeras que aparecían en el continente.
La agencia AP distribuyó el siguiente despacho:
Aguilar, quien nació el 5 de enero de 1937 en el valle del Río Grande, en la frontera de entre Texas y México, se jubiló de AP en el 2006, y actualmente dirigía la agencia de noticias del diario mexicano El Universal.
"Eloy personificó lo mejor de AP, liderando con ejemplo y trabajo arduo, periodismo impecable y bondad inagotable", dijo Tom Curley, presidente de AP. "Era un colega querido al que extrañaremos".
Aguilar conversó detalladamente sobre su trayectoria profesional durante una entrevista de cinco horas que concedió el 24 de enero para el Archivo Corporativo de AP, en su casa de fin de semana ubicada en Tepotzotlán, en las afueras de la ciudad de México.
Un tanto nervioso al comienzo por las luces de televisión, Aguilar se fue relajando con el correr de los minutos. Vestido de camisa azul oscura y corbata, sus ojos brillaron intensamente cuando recordó la muerte de colegas en la guerra. Su pícara sonrisa lo acompañó al narrar anécdotas divertidas.
En un tono distendido, dejó muy claro que su mayor orgullo en AP fue que la gente que trabajó con él durante los años, hayan terminado siempre en cargos altos.
Aguilar se dio a conocer no sólo por sus coberturas en situaciones de conflicto, sino también por su eficiencia al organizar la cobertura de grandes eventos y por su persistencia como vendedor de los servicios de AP, labor que combinó siempre con sus deberes periodísticos.
El terremoto que sacudió la capital mexicana en 1985 permitió a Aguilar alcanzar uno de sus principales logros profesionales. Ante la imposibilidad de transmitir información durante las primeras horas posteriores al sismo, Aguilar alquiló un avión por 6.000 dólares junto a otro corresponsal que los llevara a Harlingen, Texas, desde donde se transmitieron los primeros despachos fuera de México.
La invasión estadounidense a Panamá en diciembre de 1989 tuvo a Aguilar como testigo de lujo. Alertado sobre la inminencia del operativo militar desde la misma mañana por un militar conocido, Aguilar reporteó en las calles esa larga noche. Al caer las primeras bombas estadounidenses, llamó a la oficina de México para dictar el alerta noticioso. El editor le preguntó quién había confirmado el inicio de la invasión. Aguilar solo alzó el auricular para que escuchara los bombazos.
Su habilidad sin par para las relaciones públicas ayudó a que el gobierno de Fidel Castro autorizara a AP la apertura de su primer buró en La Habana en 1999, tras una ausencia de casi 30 años.
Aguilar mostró interés por el periodismo desde su infancia, y al regresar en 1959 a Texas tras enrolarse en el ejército estadounidense, comenzó a trabajar como reportero en un diario de Brownsville.
Invitado por un amigo de Texas, llegó a Caracas en 1961 para trabajar en el diario en inglés The Daily Journal, donde se inició en el periodismo de guerra cubriendo escaramuzas de las guerrillas izquierdistas, las primeras que aparecían en el continente.
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