El artículo es de Manuel Molares Do Val en su blog Crónicas Bárbaras
Y no tiene desperdicio.
Y no tiene desperdicio.
Lo titula:
Rubias para políticos
Finalmente, como tantos otros políticos, Felipe González sucumbió ante una rubia y abandonó a su esposa que, fiel al pasado y quizás a la ideología, había mantenido su melena oscura durante cuarenta años de matrimonio.
Obsérvese que las personas de cierta relevancia suelen cambiar sus mujeres morenas por otras rubias, además, todas parecidísimas a Marina Castaño, como descubrió el periodista, especialista en gestos y estética de la política, Sixto Martínez Barco.
Un caso interesante de mujer de político que parece mantener su matrimonio es el de Ana Botella, concejal de Madrid: hace unos ocho años vio que el ministro Álvarez Cascos se casaba constantemente con mujeres más rubias que las anteriores y súbitamente tornó su pelo azabache en oro viejo. Al no tener que buscarse una rubia, seguramente Aznar le será fiel.
Antiguamente, las mujeres del franquismo presumían de pelo negro como españolísimas modelos de Julio Romero de Torres, recuérdese a Doña Carmen
Polo.
Al iniciarse la democracia las izquierdistas, muy naturales, mantuvieron el pelo oscuro español, como Carmen Romero, mientras que las de derechas se volvieron mayoritariamente rubias químicas.
Pero con el siglo XXI, bajo influjo de Rodríguez Z, las mujeres de izquierdas abandonaron ideología y morenez para tornarse en postsocialistas rubias, e imitar a la última señora de Cela y a las damas que salen en “Hola”.
Ahora, las ministras zapateriles son rubias, exceptuando alguna anónima y otra, Magdalena Álvarez, a la que Z mantiene al mando para demostrar que las morenas son inútiles e ignorantes.
Hay que exigirle a la ministra de Igualdad, naturalmente otra rubia, que rompa el desprecio y la discriminación que se ejerce contra la morena tradicional española explotando la mala imagen de Álvarez por puro racismo.
Que lo sepas, Obama: ¡el postsocialismo quiere ser rubio anglosajón!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario