La Hora Cósmica
Por Cosme Haces
A El Chapo le quita el sueño la prisión, pero no el reguero de muertos que deja a su paso.
Le molesta mucho que lo despierten en el penal cada cuatro horas, para ver si no se ha escapado.
Su entorno, familiares y abogados revelan con alarma que eso le sube la presión y que por ello está en peligro de sufrir un infarto o un derrame cerebral. Que puede morir.
No es la negra conciencia de sus crímenes, ni del daño que causa a miles de adictos con su tráfico de drogas, lo que trae e mal traer a Joaquín Guzmán Loera.
Lo que no le gusta es que lo despíerten, que lo huelan los perros amaestrados, que lo molesten los rondines de los celadores.
Y ha hecho de este inconveniente un tema no ya nacional, sino que ha traspasado las fronteras para impactar también en la opinión pública internacional.
En torno a El Chapo se está tegiendo una narrativa de víctima, una novela por capítulos a cada semana más interesantes, una leyenda.
El pacto
El es un galán que conquista lo mismo a las estrellas de Hollywood que a las reinas de belleza locales. Un padre abnegado, con hijos que le salen por acá y por allá. Un escurridizo Conde de Montecristo que lo mismo escapa de las prisiones con trucos ingeniosísimos, que se pasa como si nada la frontera. Un magnate que comparte con los más ricos del mundo las listas de Forbes.
Ahora es también un astuto político que financia campañas electorales y pacta con el gobierno.
La revelación la hace una supuesta hija, Rosa Isela Guzmán Ortíz, en las páginas del diario británico The Guardian, que de inmediato retomaron pretigiosos medios internacionales, para darle una nueva dimensión al caso Chapo: una dimensión política:
"El Gobierno rompió su promesa. Era un pacto que no respetaron. Ahora que lo capturan dicen que es un criminal, un asesino. Pero no dicen cuando se les pregunta por el dinero para sus campañas. ¡Son unos hipócritas!", clama Rosa Isela.
Y sus declaraciones ya movilizaron a los partidos mexicanos de oposición que exigen al gobierno una explicación del supuesto pacto con el narcotraficante denunciado por la "hija", que según la esposa actual del narcotaficante, Emma Coronel, no es su hija, ni nadie en la familia la conoce.
Resultado, que a los ojos de la opinión pública, el malo ahora no es el criminal, sino las autoridades.
El mundo al revés
¿Como se llegó a esto?
Mediante una campaña de comunicación tan bien orquestada que los comunicadores del gobierno han sido incapaces de hacerle frente y han quedado rebasados.
La esposa, Emma Coronel aparece como si nada dando su versión en la cadena norteamericana Telemundo. Los abogados dan conferencias de prensa en las afueras del penal. Hermanas y familiares se desplazan hasta Almoloya para hacer una huelga de hambre. La hija que no es hija se explaya desde las páginas de The Guardian.
No cabe duda: El Chapo tiene un gabinete de comunicación integrado por genios y unos guionistas que ya los quisiera Iñárritu para sus películas.
Resultado: el mundo al revés.
El criminal se torna en víctima.
¿Y las auténticas víctimas?
Ellas no tienen guionistas geniales que describan su drama escalofriante.
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