miércoles, noviembre 26, 2008

Obama, en busca de un padre y una tribu


Asistía a la “Iglesia Bautista Abisinia” de Nueva York, en donde escuchando unos himnos, sintió, “que pertenecía sin pertenecer”, que andaba por el mundo sin raíces, perseguido por la “mezcla de sangre, con un alma dividida, y la fantasmagórica imagen del trágico mulato atrapado entre dos mundos”.

Así describe Federico Müggemburg la lucha interna que vivió el presidente electo de los Estados Unidos.

Este es su texto:

APROXIMACION AL ORIGEN DE BARACK HUSSEIN OBAMA

Por Federico Müggenburg

Con Barack (Barry) Hussein Obama, se rompe por primera vez el paradigma “del presidente americano criado en un hogar de raíces cristianas”.
Sus padres Ann (norteamericana) y Barack (keniano, becario de su gobierno), decidieron normalizar su relación, casándose a los seis meses del embarazo. El niño nació el 4 de agosto de 1961. Sin embargo al padre le atrajo la ilusión de irse a un doctorado en Harvard. Mientras, Ann se enteró de que antes de salir de Kenia ya se había casado y tenía hijos, por lo que en 1964, presentó una demanda de divorcio.
Barack padre, después de una vida amargada y sumida en el alcohol, murió en 1984 en un accidente automovilístico, habiendo visto a su hijo por última vez a principios de los años 70.
Cuando “Barry” cumplió seis años, su madre se volvió a casar, ahora con Lolo Soetoro, indonesio musulmán, otro compañero de estudios de la “Universidad de Hawai”, por lo que se fueron a vivir a Yakarta, en Indonesia, en los turbulentos tiempos de Sukarno y Suharto.
En los dos primeros años Barry asistiría por la mañana, a la escuela católica gratuita de la “Fundación San Francisco de Asís”, aunque luego, al mejorar los ingresos de Lolo, se cambiaron a un barrio mejor dotado, con escuela pública, en donde fue inscrito por su padrastro como “musulmán”, por lo que entonces le rezaba a Alá y recibía intensa instrucción religiosa durante la semana.
No sobra decir que, por las noches escuchaba los razonamientos pragmáticos de su madre atea.
El Islam de Indonesia en esos años, fusionaba sin problemas, el hinduísmo, el budismo y el animismo, de lo que resultaba una “espiritualidad ecléctica”, en un algo que se llamaba el “Islam folklórico”.
Aunque no hay constancia de su inscripción oficial al “Islam”, un día un “ulema” radical, podría acusarlo de “renegado” y ordenar su muerte, por “traición”.
El amor de Lolo y Ann dio por fruto una niña a la que llamaron Maya. Ann quiso que su hijo Barry, mantuviera estrechos sus vínculos con los Estados Unidos, por lo que le contrató un curso por correspondencia y todos los días a las cuatro de la mañana empezaba la sesión de estudios para “Barry”. Cuando la relación de Ann con Lolo se enfrió, en 1971, Ann, Barry y Maya regresaron a Honolulu. El, apenas con diez años de edad, ingresó y permaneció siete años en el prestigiado colegio Punahou, en donde destacó en lo académico y en los deportes, particularmente en el baloncesto.
Vivía muy contento con sus abuelos, Stanley y Madelyn Dunham, padres de Ann.
Fueron esos años de gran prueba, en la búsqueda de su identidad racial y cultural.
En 1979, Barry se fue, él solo a California a la “Universidad Occidental de Los Angeles” durante dos años. Como no estaba a gusto, se trasladó a la “Universidad de Columbia”, en Nueva York en donde se produjo lo que él llamó “la ruptura fundamental de mi vida”.
Asistía a la “Iglesia Bautista Abisinia” de Nueva York, en donde escuchando unos himnos, sintió, “que pertenecía sin pertenecer”, que andaba por el mundo sin raíces, perseguido por la “mezcla de sangre, con un alma dividida, y la fantasmagórica imagen del trágico mulato atrapado entre dos mundos”.
Obtuvo su diploma en “Ciencias Políticas” en 1983, a los 22 años. Vivía sólo en Nueva York, del otro lado del mundo de sus abuelos, su madre y su media-hermana. Inició su trabajo en Chicago, en un proyecto para “Comunidades en Desarrollo”, pero sabía bien, que había una barrera en su trato con la gente, “él no tenía fe”. Empezó entonces a frecuentar una iglesia “Trinitaria” para negros, en donde había gente muy rica, mediana y también pobre.
El gran líder histórico contemporáneo de esa iglesia es el enjundioso y arrollador pastor, Jeremiah A. Wrigth Jr., creador de una versión norteamericana de la “teología de la liberación negra”, o más precisamente de la “teología negra, del poder negro”.
Finalmente Barry se convirtió, se bautizó y luego se casó ahí.
Barry Obama perteneció desde 1988 a dicha denominación religiosa, que le fue permitiendo encontrar la afirmación y la celebración de su legado africano y la afirmación teológica de su liberalismo político y “sobre todo la vivencia de dudas, más que de certezas”, como él decía.
La “Iglesia de la Trinidad” se caracteriza por ser muy activista y políticamente liberal, predicando una visión de las escrituras que, ancla la fe personal en la obligación de cambiar el mundo a través de la “teología de la liberación”, presentando tremendas dicotomías entre el “Jesús negro y el Jesús blanco”, acentuando “la defensa de los criminales, los inmigrantes, los homosexuales y los pobres”, aceptando el “pro choice”, siguiendo los pasos del “Jesús negro”. Podríamos decir, que se trataría de la versión afroamericana más radicalmente cercana a la “cultura de la muerte” denunciada entre los católicos romanos por el Papa Juan Pablo II.
Los sermones provocadores y radicales del pastor Jeremiah A. Wrigth Jr., durante la campaña electoral interna en el partido demócrata, frente a la espiritista Hilary Clinton (invocaba y hablaba con la Sra. Eleanor Roosevelt) y luego, con mayor intensidad, en la contienda con el senador John McCain, candidato republicano, pusieron a Barry en grandes aprietos, que incluso lo llevaron a manifestar su público desacuerdo con algunas prédicas, aunque no le forzaron a una ruptura.
Lo dijo claramente: “No puedo repudiarlo, como tampoco puedo repudiar a la comunidad negra”.
Desde que llegó a Los Angeles, y luego en Nueva York, pero más intensamente a partir de su
establecimiento en Chicago, Barack Hussein Obama, anhelaba encontrar, “un padre y una tribu a la que pudiera llamar suya”. Finalmente parecía que la había encontrado ahí.

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