Obama, escribió una carta abierta a las niñas, en la que señala que desea para ellas "que crezcan en un mundo sin límites para vuestros sueños, que sean mujeres comprometidas y de corazón, y que den su contribución a la construcción de ese mundo". Sasha y Malia tienen siete y diez años respectivamente y serán las primeras niñas que ocuparán la Casa Blanca desde los tiempos de Amy Carter que se "inició" en el rol de "primera hija" a los nueve años y, antes de ella, los hijos de John Kennedy, Caroline y John-John.
Este es el texto:
Este es el texto:
Sé que las dos se han divertido mucho estos últimos dos años durante la gira de campaña, yendo a días de campo, desfiles y ferias estatales, comiendo todo tipo de comida chatarra que seguramente ni su madre ni yo les permitiríamos comer. Pero también sé que no ha sido siempre fácil para ustedes y su mamá, y que pese a lo entusiasmadas que están sobre su nuevo cachorro, no compensa todo el tiempo que hemos estado separados. Yo sé cuánto me he perdido en estos últimos dos años y hoy quiero decirles uno poco más de por qué decidí llevar a mi familia en esta travesía.
Cuando yo era un hombre joven, pensé que la vida se trataba fundamentalmente de mí, de cómo yo me enfrentaría al mundo, sería exitoso y lograría las cosas que quería. Pero después ustedes dos llegaron a mi vida con toda su curiosidad y magia y esas sonrisas que siempre logran llenar mi corazón y alegrar mi día. Y de repente, todos los grandes planes que tenía para mí ya no parecían tan importantes. Pronto descubrí que los grandes momentos de gozo en mi vida era el gozo que veo en ustedes. Y me di cuenta que mi propia vida no tendría mucho valor a menos que fuera capaz de asegurar que ustedes tuvieran cada oportunidad de ser felices y sentirse plenas. Al final, niñas, es ese el motivo por el que decidí buscar ser presidente, por lo que yo quiero para ustedes y para cada niño en este país.
Yo quiero que todos nuestros niños acudan a escuelas donde desarrollen su potencial, escuelas que sean un reto, los inspiren y que generen en ellos una capacidad de maravillarse del mundo que tienen a su alrededor. Quiero que tengan la oportunidad de ir a la universidad, aún si sus padres no son ricos. Y quiero que accedan a buenos trabajos, trabajos que paguen bien y les den beneficios como atención médica, trabajos que les dejen tiempo suficiente para estar con sus propios hijos y retirarse con dignidad.
Quiero que podamos sobrepasar las fronteras del descubrimiento para que puedan conocer nuevas tecnologías e inventos que mejoren sus vidas y hagan de este planeta un lugar más limpio y seguro. Y yo quiero que podamos sobrepasar nuestras propias fronteras para que llegemos más allá de la división de raza y territorio, género y religión que evita que veamos lo mejor de cada uno.
A veces tenemos que mandar a nuestros jóvenes, hombres y mujeres, a guerras y otras situaciones peligrosas para proteger nuestro país, pero cuando lo hacemos, quiero estar seguro que sea sólo por muy buenas razones, que hagamos todo lo posible por arreglar nuestras diferencias con otros de manera pacífica, y que hagamos todo lo posible por mantener a todos nuestros compatriotas seguros. Y quiero que cada niño entienda que es una bendición tener a estos aguerridos americanos pelear porque no es de gratis, que con el gran privilegio de ser un ciudadano de este país vienen grandes responsabilidades.
Esa fue la lección que su abuela intentó enseñarme cuando yo tenía su edad, leyéndome textos de la Declaración de Independencia y explicándome sobre los hombres y mujeres que marchaban por la igualdad, porque creían que esas palabras que se habían escrito en papel hace dos siglos significaban algo.
Ella me ayudó a entender que América es grande, no sólo porque es perfecta, sino porque siempre puede ser mejor, y que el trabajo no acabado para perfeccionar nuestra unión recae en cada uno de nosotros. Es una carga que nosotros pasamos a nuestros hijos, y a la que nos acercamos con cada generación, cada vez más cerca de lo que sabemos América debe ser.
Espero que ambas retomen esa responsabilidad, corrigiendo los errores que vean y trabajando para dar a otros las oportunidades que ustedes han tenido. No sólo porque tienen una obligación de dar algo de regreso al país que le ha dado tanto a su familia, sino porque tienen esa obligación con ustedes mismas. Porque es sólo hasta que ustedes empujan su esfuerzo hacia algo más grande que ustedes mismas que verán su verdadero potencial.
Estas son las cosas que quiero para ustedes, crecer en un mundo que no ponga límite a sus sueños ni metas fuera de su alcance, y que crezcan como mujeres compasivas y comprometidas que ayudarán a construir el mundo. Y quiero que cada niño tenga las mismas oportunidades de aprender y soñar y crecer que ustedes, niñas, han tenido. Por eso he decidido emprender esta aventura con mi familia.
Estoy tan orgulloso de cada una de ustedes. Las amo más de lo que puedan imaginar. Y doy gracias cada día por su paciencia, porte, gentileza y humor mientras nos preparamos para iniciar esta vida juntos en la Casa Blanca.
Los quiere
Papá
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