Publicaba el domingo Daniel Blancas, en La Crónica, el siguiente reportaje:
En sólo tres meses, el crimen organizado es capaz de reclutar a una persona y sumarla a su plantilla de sicarios, de acuerdo con investigaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
La delincuencia dirige su esquema de reclutamiento a cinco grupos principales: lavacoches, taxistas, desempleados, vendedores ambulantes y adictos a la droga.
Para llegar a ser sicarios, los "enganchados" deben pasar por dos peldaños jerárquicos, según la pirámide de evolución criminal definida por la SSP: primero informantes, luego reclutadores… superadas las dos fases, se les otorga el título de matones a sueldo.
Explica Facundo Rosas, subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos:
De acuerdo al estudio que hemos realizado, hay casos donde el proceso de conversión se completa en tres meses. Lo hemos corroborado, de manera especial, en la Península de Yucatán y en las zonas costeras del Océano Pacífico; en Sinaloa es recurrente. El tiempo del "ascenso" depende de las capacidades y habilidades del individuo, así como de su sangre fría para torturar y matar.
El pago a informantes va de dos mil a cinco mil pesos a la semana; el de sicarios supera los 40 mil pesos al mes.
Algunos de estos colaboradores no sólo escalan rápidamente al sicariato, también existe la posibilidad de que lleguen a ocupar niveles de liderazgo intermedio o quedar al frente de las organizaciones criminales en corto tiempo.
La edad promedio de los sicarios detenidos por la Policía Federal en lo que va de la administración calderonista es de 24 años. Los criminales suelen comenzar la etapa de reclutamiento en narcotienditas.
Así ocurrió en el caso de uno de los sujetos que terminó por convertirse en el principal ejecutor de 12 supuestos narcomenudistas en Yucatán. Era adicto a la cocaína. Fue contactado en un punto de venta, se formó en las calles como informante, luego se concentró en reclutar más adictos y al cabo de 90 días realizó las 12 decapitaciones.
Así ocurrió en el caso de uno de los sujetos que terminó por convertirse en el principal ejecutor de 12 supuestos narcomenudistas en Yucatán. Era adicto a la cocaína. Fue contactado en un punto de venta, se formó en las calles como informante, luego se concentró en reclutar más adictos y al cabo de 90 días realizó las 12 decapitaciones.
¿A qué te dedicas? le preguntaron tras su captura. Ahora soy sicario dijo con orgullo, pero hace tres meses era lavacoches.El primer escalón, el de informantes, es el que más ha aumentado en los últimos meses, según datos de la Secretaria.
Los cárteles han extendido el empleo de informantes, apuestan por taxistas, por personas sin empleo fijo o dedicadas al comercio informal. Su principal tarea es detectar patrullas o identificar cualquier factor o actor de riesgo en la calle.Algunos reciben dinero en efectivo, otros la promesa de protección ante cualquier acción de la autoridad o grupos rivales. Para diferenciarse, estas redes adquieren nombres singulares, entre los que se pueden citar los siguientes: "halcones", "estacas", "puntos", "patrullas", "postes" y "ventanas".
En un par de meses dejan de ser negociadores y se concentran en el trabajo rudo, ligado a la violencia. Ya como sicarios, utilizan la formula del levantón para garantizar la producción, distribución y venta de drogas de su organización, para defender territorios de narcomenudeo o como táctica de venganza.
Evolución criminal
Etapa 1: reclutamiento de taxistas, desempleados, vendedores ambulantes, lavacoches y adictos.
Etapa 2: informantes (sueldo de entre 2 mil y 5 mil pesos a la semana).
Etapa 3: reclutadores (sueldo de entre 3 mil y 6 mil pesos a la semana).
Etapa 4: sicarios (más de 10 mil a la semana).
Etapa 5: líderes.
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