Informativos Telecinco difundió en su página web la siguiente semblanza, tras conocerse la intervención papal en la Legión de Cristo. En la foto, Maciel y sus seminaritas con Pio XII:
Con sólo 20 años de edad, el sacerdote mexicano Marcial Maciel fundó, en 1941, una de las congregaciones católicas más conservadoras e influyentes tanto dentro como fuera de la Iglesia: la Legión de Cristo.
Durante años se movió entre los poderes económico y político a su antojo, y su voz y opinión fue respetadísima en cualquier rincón del Vaticano. Hasta que en 2004 el entonces cardenal Joseph Ratzinger reabrió, por orden de Juan Pablo II, el caso que le acusaba de abusar sexualmente de varios seminaristas.
Luego, en 2006, ya como Papa, Benedicto XVI le obligó a renunciar "a todo ministerio público" de su actividad sacerdotal; Benedicto XVI ha ordenado una inspección a la Legión de Cristo, la congregación fundada por el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel, investigado por abusos sexuales durante décadas contra seminaristas y del que recientemente se supo que tuvo una hija con una amante.
Esa doble vida del sacerdote Maciel "sorprendió, entristeció y desconcertó" a todo 'el ejército de Cristo en la Tierra'. Su sucesor, el mexicano Álvaro Corchera, reconoció que los Legionarios se sentían "profundamente apenados" y pedían perdón a quienes se hayan sentido lastimados por las acciones del fundador.
De esta forma, la congregación ultraconservadora se desmarcaba de los escándalos de pederastia que venían salpicando a Maciel desde años atrás. Y, quizá, recuperar una influencia en parte perdida desde la llegada de Ratzinger al Vaticano. El Papa Benedicto XVI, al castigar los pecados del fundador de la Legión de Cristo, mandaba un claro mensaje al mundo: la Iglesia instaura una línea de "tolerancia cero" hacia casos como ese.
Era la caída en desgracia de quien se había paseado sin rival no sólo por los corredores de la Santa Sede sino que también, y sobre todo, por los estratos social, político y económico.
Un poderoso entramado con privilegios en Roma
Fundada el 3 de enero de 1941 en México como respuesta a la hostilidad reinante entonces en ese país hacia el catolicismo, la Legión de Cristo de Marcial Maciel comenzó rápidamente su expansión por todo el mundo hasta ocupar una posición privilegiada.
Su complejo entramado de instituciones le permitió influir de manera decisiva en la vida social de las decenas de países donde está presente. Especialmente estrecha ha sido la relación de su fundador con la política y el mundo empresarial. Codearse en esas esferas era todo un reto para Maciel, pues el éxito de esos contactos suponía el éxito de la expansión de la congregación.
Esos vínculos con el poder y el hecho de convertirse en todo un referente dentro del catolicismo le abrió las puertas de Roma de par en par. Sobre todo durante el papado de Juan Pablo II. El polaco le brindó puestos de primer nivel en el seno eclesiástico y ordenó a decenas de sacerdotes legionarios.
Acusado de abusos sexuales a menores
Sin embargo, a mediados de los 90, todos los escándalos que le rodeaban comenzaron a hacerse demasiado sonados. En 1997, el diario norteamericano The Hartford Courant hacía públicas las acusaciones de ocho ex legionarios contra el fundador por abusos sexuales. Incluso se llegó a decir que habría utilizado sustancias como la morfina para acercarse a los denunciantes, todavía niños en la época en que sucedieron los supuestos hechos.
El Vaticano, con Juan Pablo II al frente, dio entonces la callada por respuesta. En 2004 todo cambió. El cardenal Joseph Ratzinger reabría el caso y en 2006, ya como Papa Benedicto XVI, castigaba al fundador de una orden religiosa que, 68 años después de su nacimiento, cuenta con casi 900 sacerdotes, 3.000 seminaristas, 70.000 legionarios laicos (Regnum Christi) y está establecida en dieciocho países.
El caso Maciel, AQUI
Luego, en 2006, ya como Papa, Benedicto XVI le obligó a renunciar "a todo ministerio público" de su actividad sacerdotal; Benedicto XVI ha ordenado una inspección a la Legión de Cristo, la congregación fundada por el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel, investigado por abusos sexuales durante décadas contra seminaristas y del que recientemente se supo que tuvo una hija con una amante.
Esa doble vida del sacerdote Maciel "sorprendió, entristeció y desconcertó" a todo 'el ejército de Cristo en la Tierra'. Su sucesor, el mexicano Álvaro Corchera, reconoció que los Legionarios se sentían "profundamente apenados" y pedían perdón a quienes se hayan sentido lastimados por las acciones del fundador.
De esta forma, la congregación ultraconservadora se desmarcaba de los escándalos de pederastia que venían salpicando a Maciel desde años atrás. Y, quizá, recuperar una influencia en parte perdida desde la llegada de Ratzinger al Vaticano. El Papa Benedicto XVI, al castigar los pecados del fundador de la Legión de Cristo, mandaba un claro mensaje al mundo: la Iglesia instaura una línea de "tolerancia cero" hacia casos como ese.
Era la caída en desgracia de quien se había paseado sin rival no sólo por los corredores de la Santa Sede sino que también, y sobre todo, por los estratos social, político y económico.
Un poderoso entramado con privilegios en Roma
Fundada el 3 de enero de 1941 en México como respuesta a la hostilidad reinante entonces en ese país hacia el catolicismo, la Legión de Cristo de Marcial Maciel comenzó rápidamente su expansión por todo el mundo hasta ocupar una posición privilegiada.
Su complejo entramado de instituciones le permitió influir de manera decisiva en la vida social de las decenas de países donde está presente. Especialmente estrecha ha sido la relación de su fundador con la política y el mundo empresarial. Codearse en esas esferas era todo un reto para Maciel, pues el éxito de esos contactos suponía el éxito de la expansión de la congregación.
Esos vínculos con el poder y el hecho de convertirse en todo un referente dentro del catolicismo le abrió las puertas de Roma de par en par. Sobre todo durante el papado de Juan Pablo II. El polaco le brindó puestos de primer nivel en el seno eclesiástico y ordenó a decenas de sacerdotes legionarios.
Acusado de abusos sexuales a menores
Sin embargo, a mediados de los 90, todos los escándalos que le rodeaban comenzaron a hacerse demasiado sonados. En 1997, el diario norteamericano The Hartford Courant hacía públicas las acusaciones de ocho ex legionarios contra el fundador por abusos sexuales. Incluso se llegó a decir que habría utilizado sustancias como la morfina para acercarse a los denunciantes, todavía niños en la época en que sucedieron los supuestos hechos.
El Vaticano, con Juan Pablo II al frente, dio entonces la callada por respuesta. En 2004 todo cambió. El cardenal Joseph Ratzinger reabría el caso y en 2006, ya como Papa Benedicto XVI, castigaba al fundador de una orden religiosa que, 68 años después de su nacimiento, cuenta con casi 900 sacerdotes, 3.000 seminaristas, 70.000 legionarios laicos (Regnum Christi) y está establecida en dieciocho países.
El caso Maciel, AQUI
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