viernes, julio 10, 2009

Comentocracia: ¿Presidente priísta?

Transparencia. Cartón de Helioflores en El Universal

Así viene la síntesis de artículos:

¿Presidente priísta?

El Universal, p. 20/Primera
Esteban Moctezuma Barragán
El próximo Presidente de la República no necesariamente será del PRI. Quien piense que el 2012 será una proyección lineal de la elección del domingo pasado, es alumno de Fukuyama con su “fin de la historia”. No caigamos en un juego de espejos. Me refiero a que la “aplastante victoria” en estas elecciones, no es tan aplastante, ni tan victoriosa, porque solamente 16% del electorado votó PRI. El 84% de los electores no votó por ellos. Solamente los apoyó 12.6 de un padrón de 77.5 millones de electores. Esos votos, en términos absolutos, no son suficientes para ganar la Presidencia. ¿Cómo hará el PRI para ampliar su base electoral en 2012? ¿Cómo convencer al electorado del DF, en donde no ganó nada? ¿Qué inconformidad demuestra la alta abstención? Para que el PRI gane el 2012 debe tocar “por nota”.

Fin del PSD, varios factores

El Universal, p. 20/Primera
Jorge Carlos Díaz Cuervo
La pérdida del registro como partido político nacional del PSD es un duro golpe para la socialdemocracia mexicana. Su desaparición es un capítulo más del derrumbe de las opciones de izquierda en nuestro país. Esta elección confirma que la izquierda avanza hacia su anulación como interlocutora; como portavoz de una visión basada en argumentos y propuestas, capaz de confrontar inteligentemente a la derecha. La desaparición del PSD supone también la desaparición de una agenda política diferente. Hoy por hoy, ninguna de las fuerzas políticas de mayor representatividad y mucho menos las emergentes, está claramente a favor de la defensa de los derechos de las mujeres y de las minorías, del combate a la discriminación, de la reafirmación del Estado laico y de la sustitución de la violencia como centro de la estrategia de combate al crimen organizado.

La campaña que ganó en Querétaro

El Universal, p. 20/Primera
José Adolfo Ibinarriaqa
El resumen más apretado de qué fue lo que pasó en Querétaro, arrojaría una conclusión: las campañas cuentan. A 45 días de la jornada electoral, la campaña de José Calzada Rovirosa, “Pepe Calzada”, para la gubernatura iniciaba con una desventaja de 25 puntos frente al candidato del PAN, una distancia que para muchos se antojaba irremontable. ¿Qué pasó en esos 45 días? Lo primero que hicimos fue ajustar la estrategia de comunicación: el periodo previo habíamos centrado la comunicación en la equidad bajo el racional de “Un mejor Querétaro para todos”, pero para la fase constitucional cambiamos los términos de debate: la elección era sobre la economía, en concreto la crisis financiera internacional y el impacto económico que la influenza arrojaba sobre Querétaro; el otro componente era que, para poder crecer, la elección debería de tratarse de candidatos, no de partidos. (…)

Revocación virtual

El Universal, p. 21/Primera
Porfirio Muñoz Ledo
Las elecciones intermedias sirven, en los regímenes presidenciales, para confirmar la mayoría del partido o coalición en el gobierno, para ajustarla o para revertirla. Tienen así un carácter plebiscitario y pueden representar por su contundencia, como las del 5 de julio, una revocación virtual del mandato del Ejecutivo. En los sistemas parlamentarios cada elección legislativa arroja una mayoría que forma gobierno o reemplaza al anterior. Si así fuera en nuestro país, Calderón volvería a casa el 1 de septiembre. Estamos sin embargo condenados a una ambigüedad paralizante que propicia todos los contubernios, de los que apenas son botones de muestra las listas de concesionarios de guarderías.


Última llamada

El Universal, p. 21/Primera
Macario Schettino
El PRI ha regresado. El domingo pasado este partido recuperó los votos que había perdido en 2006 a manos del PRD, y logró además un par de puntos de voto panista para alcanzar, en alianza con el Partido Verde, la mayoría en la Cámara de Diputados. Coincido con Diódoro Carrasco en las razones inmediatas detrás de este resultado: la crisis económica más grave desde los años 30, la operación directa de los gobernadores, el derrumbe del PRD y los conflictos internos del panismo en varias regiones que ya consideraban suyas. Uno podría pensar que todas estas causas, salvo la última, son externas al partido en el poder, pero no es así. Si todas ellas se sumaron para hacerle perder votos al PAN es porque este partido no ha ofrecido el liderazgo que de él se esperaba. Es cierto que en los nueve años de gobierno el PAN no ha tenido nunca mayoría en el Congreso, y eso les ha complicado la vida, pero no tener mayoría también es resultado de la falta de liderazgo.

Y... ¿sigue valiente?

El Universal, p. 21/Primera
Rodolfo Echeverría Ruiz
El desastre de la derecha en los recientes comicios se debe a múltiples factores. Hoy me refiero sólo a uno de ellos: la contraproducente y calumniadora campaña del PAN encaminada a descalificar al PRI y a otras fuerzas políticas. Presa de sus persistentes resentimientos incubados desde antaño, Calderón concibió y operó de manera personal la fallida estrategia y el equivocado discurso de su partido. Subestimó por completo las capacidades de raciocinio enraizadas en la médula misma de una sociedad hipercrítica e incrédula, cuya mayoría sociológica bascula históricamente hacia un moderado centro-izquierda a quien hoy es imposible convencer si se carece de argumentos consistentes e ideas viables y si se habla y se procede con no disimulado enojo. La derecha siempre está enojada. Ese es uno de sus mayores problemas congénitos. Los ciudadanos castigaron en las urnas a unos panistas chambones, malhumorados y pugnaces.

Descarrilados

Reforma, p. 10/Primera
Manuel J. Jáuregui
Hay libros, como el “Atlas Shrugged”, de Ayn Rand, que con sus alrededor de mil 200 páginas la mesa casi no lo soporta, ni la mente que lo lea. Y hay otros, como “Descarrilados” (“Getting Off Track”) del profesor de Stanford, John B. Taylor, de apenas 92 páginas, que son ligeros tanto en la mano como en la mente. Lo curioso es que, en ambos extremos, el mensaje es casi el mismo: los gobiernos no están para entrometerse con las leyes inviolables de la naturaleza y de la economía.

La derrota absoluta

Reforma, p. 10/Primera,
Rafael Segovia
Hemos tenido unas elecciones limpias, no relativamente limpias, sino limpias en todo y para todo. Después de 70 años de dudar, de negaciones y afirmaciones sin sentido, nos hemos encontrado con unas elecciones sin falla, aunque las preguntas no faltan. Después de años de gobierno panista, el PRI de pronto se impone, para satisfacción general. Pareciera que el periodo y medios durante el cual estuvo lejos pero no totalmente ajeno al poder el público en general echó de menos al gobierno priista. Eso pese al IFE y sus cursilerías. Hubo que ver al señor director del instituto, su gesticulación de cura confesor de señoras aristócratas o de profesor que no había dado clase en su vida, mirándose al espejo y relamiéndose con una torpeza lamentable. Alguien señaló que aquel discurso de insignes equívocos parecía preparado con una semana de anticipación. Después de tan amplia autofelicitación se pudo pasar a las cosas serias.

Micheletti (goriletti, pinocheletti)

La Jornada, p. 18/Opinión
Jorge Camil
¿Quién dijo qué habíamos superado los cuartelazos, asonadas y pronunciamientos militares en América Latina? Los términos tienen resabios del siglo pasado, cuando creíamos que habían pasado a la historia. ¡Ah!, pero si le pregunta a los “poderes fácticos” que expulsaron al presidente Manuel Zelaya en Honduras le dirán, como lo caracterizó con increíble cinismo y vaguedad deliberada el golpista Roberto Micheletti a CNN en Español, que fue una “sucesión constitucional apoyada por las fuerzas armadas”. ¡Menuda estupidez! El problema es que Micheletti, líder del Congreso a quien los golpistas le confirieron la presidencia, y Alberto Rubí, su fiscal general, han sido incapaces de precisar cuál fue el delito de lesa patria cometido por Manuel Zelaya. Vergonzosamente se contradicen, se hacen bolas; cambian constantemente la cronología de los acontecimientos, mostrando con su conducta culposa que se trató de lo que fue: un golpe de Estado.

El ánimo de los electores

El Financiero, p. 25/Opinión
Guillermo Knochenhauer
El electorado vota motivado, fe ante todo, por su percepción de lo que sucede entre una elección y otra. En todas las democracias sucede que la frustración de expectativas en cambios del entorno social (como las que despertó la elección presidencial de 2000), hacen que los votantes recurran al pasado, a referentes de certidumbre conocidos. Las campañas no son lo determinante de la votación ciudadana, aunque no dejan de tener relativa eficacia cuando logran tocar estados de ánimo ya existentes en sectores amplios de la población. Un buen ejemplo es la campaña del Partido Verde y su propuesta de pena de muerte a los secuestradores. Fue la única eficaz, no porque sea buena idea sino porque se han hecho más visibles la inseguridad pública y la impunidad, y en la sociedad se ha enquistado la sensación de desamparo ante la complicidad ó ineptitud de las autoridades. El Verde supo explotar esa percepción social y alcanzó casi 7 por ciento de los sufragios, muchos más de los que merece.

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