lunes, noviembre 28, 2016

Futuro de Cuba se determinará más por la llegada de Trump que por la partida de Fidel

Carlos Loret de Mola en su columna Historias de Reportero, de El Universal, observa que no colapsa Cuba sin Fidel. El héroe de la Revolución, villano de los liberales, se mantenía como un guardián ideológico de una isla que no es el paraíso que cuentan sus promotores ni el infierno que reclaman sus detractores. No es tampoco el justo medio.
Fidel no había muerto pero ya estaba casi en bronce. Mantenía poder e influencia, pero su hermano Raúl y su gabinete ejercen el mando y la directriz más en el estilo de la apertura china que de la caída de la URSS: pasos hacia la apertura económica pero sujetas las amarras en la apertura política.


El meollo del asunto

¿A dónde va Cuba? Ya no hay Fidel, hay un embargo económico suavizado y el enemigo yanqui empieza a ser socio. Ya no hay Unión Soviética, que fue sostén, y Venezuela, que la sustituyó, ya no tiene dinero. Murió Chávez, Maduro está en crisis, se fueron los Kirchner, ya no están Lula ni Dilma.
Pero ya se va Obama y no llegó Hillary.
Camino entre las casonas de cutis agrietado de La Habana. Ha de ser por viejos que los edificios no se caen. Por viejos y por bellos. Me queda claro que el futuro inmediato de Cuba se determinará más por la llegada de Trump que por la partida de Fidel.

Aquí la columna

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