martes, julio 18, 2017

Pobre Javidú: lo que más dolió al Gordo Goloso fue la simple barrita de amaranto

Gil Gamés en su columna Uno Hasta el Fondo, de Milenio, narra que después de un viaje en una avioneta como las que compraba con dinero público cuando era gobernador de Veracruz, el Gordo Goloso llegó al Reclusorio Norte ¿y adivinen qué? le dieron de comer: ¡cochinita pibil con sus frijoles y sus buenas tortillas!
Un estallido de júbilo, una explosión de felicidad, un atentado a la inanición se expandió por toda la prisión, corrieron a bailar el rock (ción-ción). No piensen mal la lectora y el lector, todos los internos de la cárcel comieron lo mismo: cochinita pibil.


El meollo del asunto

Javidú bebió agua de jamaica y le dieron de postre una barrita de amaranto.
Eso sí le dolió al Gordo, dicen los trascendidos, porque a él de islas flotantes para arriba, cheescake de chocolate, pero ni modo, así es la prisión, corrieron a bailar el rock.
Pobre Javidú, solo y con su barrita de amaranto: esnif, esnif: te compro tu amaranto en 10 mil dólares.
No te vendo ni madres, wey, dentro de la barrita de amaranto viene la navaja con la que te vamos a dar aguacero de mayo. Pobre Javidú.

Aquí la columna  
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