Durante la peculiar reunión Francisco se puso un casco con diseño papal obsequiado por los bomberos galos.
La breve sesión fotográfica tuvo lugar después de que el papa presidiera la audiencia general de este miércoles, en el que mencionó que "la Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al señor porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón".
Finalmente reiteró la importancia de mantener una vida humilde y llena de misericordia. "Jesús no excluye a nadie. Él es el buen médico que se compadece de nuestras enfermedades. No hay ninguna que no pueda curar. Nos libra del miedo, de la muerte y del demonio", concluyó.
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