viernes, octubre 21, 2016

Detención de Duarte no quitaría a los políticos el estigma de corrupción que se han ganado

Pablo Hiriart en su columna Uso de Razón, de El Financiero, considera que se le vino el mundo encima a Javier Duarte y no habrá poder humano que lo salve. Su destino está sellado.
El gobierno federal lo persigue por delincuencia organizada y lavado de dinero, y su partido también lo abandonó: pidió que fuera detenido y procesado.
En caso de que se haya dado a la fuga, le va a durar poco. Javier Duarte tiene al águila de frente. Está liquidado.



El meollo del asunto

Se trata del primer caso grave de corrupción que es perseguido por el actual gobierno y no es mala señal que sea alguien de su propio partido.
Pero creer que con la (segura) detención de Duarte la clase política se sacude el estigma de corrupción que se ha ganado, es un error.
Una medida de salud política sería que a partir de Duarte cayeran gobernadores o exgobernadores de todos los partidos y también integrantes del gobierno federal.

Aquí la columna

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