Por Cosme Haces
Las escaramuzas preliminares, de calentamiento, a la verdadera contienda electoral que empezará en unos días, comienzan a darle ya sabor a la pelea.
Están subiendo de tono.
Y sobre todo, están exhibiendo a la clase política que ha gobernado Puebla en los últimos sexenios, como algo de lo peor.
Los grandes partidos, PAN y PRI están exhibiendo al público sus trapos sucios, que conducirán a una conclusión para los electores: no hay a cuál irle.
La competencia no se plantea en términos propositivos de quién tiene la mejor oferta de gobierno.
Al contrario, la competencia es por demostrar cuál lo ha hecho peor.
Y en esta carrera por el último lugar se están revelando aspectos muy interesantes que los columnistas locales, esos que llevan al día el pulso de la vida política, van descubriendo.
Rodolfo Ruiz, por ejemplo, revela hoy en su columna La Corte de los milagros, que había un acuerdo de no agresión entre el diputado Jorge Estefan Chidiac, el yerno de Blanca Alcalá, Edgar Chumacero, el diputado Eukid Castañón Herrera y el hijo del candidato de la coalición Sigamos Adelante, Antonio Gali López.
Marín
Y que ese pacto de tregua se rompió cuando el priísta Jorge Estefan Chidiac denunció desde la tribuna de la Cámara de diputados, que el gobernador de Puebla dejará una deuda más grande que la de Humberto Moreira Valdés en Coahuila.
Acusó a la administración estatal de ocultar, a través de fideicomisos como el de Evercore, una deuda cercana a los 70 mil millones de pesos.
La réplica, salta también este día en la columna de Arturo Rueda, Tiempos de Nigromante, de Cambio, donde consigna:
"Que yo recuerde, ninguno de los políticos, periodistas, académicos o empresarios que ponen el grito en el cielo por la supuesta deuda que heredará Rafael Moreno Valle, reclamó que durante su gobierno Mario Marín ejerciera créditos por 6 mil millones de pesos —el último referido por 2 mil 500 millones—, sin que se explicara los montos, condiciones y por qué".
Rueda afirma que dos días después de perder las elecciones, Marín decidió contratar deuda para pagar a los proveedores de campaña de Javier López Zavala y del PRI.
"En otras palabras, todos los poblanos, pagamos, con deuda, la campaña perdedora del tricolor.
De hecho, la seguimos pagando".
Carne de perro
Rueda rompe por cierto esa regla no escrita entre periodistas, de que perro no como carne de perro, y se lanza también contra otros medios:
Mario Marín fue un adicto a endeudarse, pero los periodistas de entonces no lo veían mal, sino que justificaban esos empréstitos como un “apalancamiento del desarrollo”, afirma.
"No vi quejarse ni a Intolerancia, ni a El Heraldo, ni a La Jornada de Oriente o columnistas adictos al góber precioso que hoy demuestran su desvelo por las finanzas públicas".
Rodolfo Ruiz saca en conclusión que lo sucedido en la tribuna de San Lázaro confirma dos cosas: que entre el PRI y el PAN no hay acuerdo en la lucha por la gubernatura de Puebla, y que el gobernador Moreno Valle tiene muchos diputados, pero muy pocos que lo defiendan al menos en la máxima tribuna de la nación.
En fin, que los trapos sucios de unos y otros están saliendo a relucir.
Por eso no es de extrañar esa otra conclusión a la que llega el columnista de Intoleancia Enrique Núñez:
Que hay una ganadora de esta disputa, la tercera en discordia: Ana Teresa Aranda.
Según Núñez, basado en datos de una encuesta, Ana Tere de cada tres votos que obtenga, dos se los quitará al PAN y uno al PRI.
A ver si es cierto.
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