Raymundo Rivapalacio en su columna Estrictamente personal, de El Financiero, señala que desde hace casi dos años un sujeto introvertido, disciplinado, metódico y de pocas palabras, decidió que Hollywood lo inmortalizara con una película. Autoridades federales mexicanas tienen evidencias que la intención de Joaquín El Chapo Guzmán por llevar su vida a la pantalla –con una narrativa controlada por él–, no era una idea original suya, sino del Cártel del Pacífico, que aprovechando la fama que la revista estadounidense Forbes le dio internacionalmente como miembro del selecto grupo de multimillonarios en el mundo, querían fortalecer su imagen como marca.
Parece un contrasentido: ¿por qué un criminal sería el arcángel de los millones que se sienten agraviados por el gobierno?
El meollo del asunto
Ya fuera mediante un diagnóstico y análisis de posibilidades o no, lo que El Chapo y todo el entramado detrás de este objetivo logró, fue aprovechar la fractura en la sociedad mexicana y el enojo creciente contra sus gobernantes.
Los mensajes que ha transmitido su familia y abogado han entrado en los medios mexicanos e internacionales como una verdad absoluta, tímidamente cuestionada en el menor número de ellos, y ampliamente asumida como una verdad. ¿Cuál?: El gobierno de Peña Nieto pactó con el narcotráfico y lo traicionó.
Aquí la columna
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