martes, marzo 08, 2016

Una discusión maniquea: Chapo bueno, gobierno malo ¿y quién defiende a la sociedad?

La Hora Cósmica

Por Cosme Haces

El asunto de El Chapo Guzmán se ha convertido en una madeja cada día más difícil de desenredar.
Nos habíamos quedado ayer en que Joaquín Guzmán Loera, le estaba ganando al gobierno la carrera de la comunicación.
Que está logrando imponer en la opinión pública un principio maniqueo: Chapo, bueno; gobierno, malo.
Hoy, y en los últimos días se ha desatado una andanada de artículos para reivindicar al segundo: al gobierno.
La tienen difícil los opinadores, columnistas y voceros.
La tienen difícil y además van por el camino equivocado.


No es la defensa del gobierno, ni mucho menos la del criminal, el verdadero objetivo en este asunto.
A quien hay que defender es a la sociedad.
Resulta que El Chapo tiene voceros muy eficientes; el gobierno también; ¿Y la gente?
¿Acaso han disminuido un ápice los asesinatos, el trasiego de drogas, los secuestros, las extorsiones, el avance del crimen organizado, mientras se discute si la "hija", es hija; si hubo pacto criminal - gobierno; si es creíble que el capo pudo ir y venir a través de la frontera?

Incredulidad

Está difícil para los opinadores porque podría resultar que es tan malo el pinto como el colorado.
Pero lo están intentando:
Raymundo Rivapalacio en su columna de hoy afirma que el narcotráfico ya le tiene tomada la medida a los medios mexicanos que publican sin filtros sus decapitados y le abren los micrófonos a los criminales que quisieran dialogar a través de éstos, con las autoridades.
Considera que el balance de las dos primeras semanas de la estrategia de comunicacion de El Chapo, el saldo para Guzmán es altamente positivo.
Javier Solórzano, en La Razón enfatiza el ambiente de incredulidad que se ha ido construyendo en el país. La sociedad duda, no cree y cuando aparece una información del exterior nos surgen los espejitos y creemos sin cuestionar, muy alejado de lo que por lo regular pasa con los medios de comunicación nacionales.
No casualmente se duda, dice. No se le cree al gobierno y lo más grave es que creemos poco o nada en lo que nos rodea.
Francisco Garfias cita el comisionado de seguridad Renato Sales, quien asegura que esta vez, El Chapo “ni nos va a corromper ni nos va a doblar con amenazas”.

Incertidumbre

Sin embargo Ramón Alberto Garza, en Reporte Indigo le inyecta incertidumbre a este asunto.
Describe el "hipotético" caso de un peligroso capo que envía un mensaje a un altísimo miembro de la jerarquía política de su país para advertirle que si lo extraditaban, tan pronto pisara suelo norteamericano haría una poderosa revelación.
Revelaría que había aportado millones de dólares para la campaña que, de por sí, fue cuestionada por el poco claro financiamiento en su momento.
Pablo Hiriart ve en este ir y venir de versiones fantasionas un peligro para los medios de comunicación
La credibilidad de los periódicos quedó a la altura de las redes sociales, donde hay que tomar la información con pinzas pues viene de manos no profesionales, afirma.
¿Cuál es la diferencia entre soltar una mentira a ver si pega en redes sociales y publicar en un periódico ese absurdo del pacto con el Chapo que… lo devolvió a prisión?, se pregunta.
Estamos, pues, metidos en un galimatías de conjeturas.
En una discusión de sofismas.
Porque la cuestión no es determinar quién es el bueno y quién el malo.
Sino ¡quién defiende a la sociedad!


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