jueves, agosto 04, 2016

Cuando las primeras planas de los periódicos escurren sangre ¿qué podemos esperar?

Raymundo Rivapalacio en su columna Estrictamente Personal, de El Financiero, reseña que el domingo, las primeras planas de los periódicos de la Ciudad de México escurrían sangre. La Jornada: Violencia imparable: 54 muertos en 10 entidades; Milenio: Sábado rojo: matan a 39 en 9 entidades; El Universal: La muerte viaja en bus: 4, esta semana; Reforma: Calcinan a 10 y ejecutan a familia de 7; Excélsior: Guerrero y Michoacán viven jornada violenta. Fue tan brutal esa jornada a través del papel, que un experto comunicador, Néstor Martínez, colocó en su página de Facebook: “¿Qué podemos esperar de un país (así)? Pues no mucho”.



El meollo del asunto

La resignación es más bien frustración, o peor aún, impotencia. ¿Qué podemos esperar de un país así? Que si sus gobernantes son incapaces de frenar la violencia, que los ciudadanos no caigan en el conformismo, en la apatía o, en lo último que debe suceder, que los muertos se conviertan en un simple número. La estadística no es fría cuando la realidad muestra que en cualquier momento, cualquiera de nosotros, pasa a formar parte de la numeralia.
Platón sería un autor de dónde abrevar en estas condiciones: El precio de la apatía hacia los asuntos públicos, apuntó, es ser gobernado por los hombres malos.

Aqui la columna

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