jueves, febrero 11, 2016

El diablo, el Papa, los agujeros negros y el gobierno sin miedo

La Hora Cósmica

Por Cosme Haces

Por algo será, pero la cola del diablo se mete con frecuencia en la historia de México.
Se aprende desde chico en la escuela, al evocar La Suave Patria de Ramón López Velarde: El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo.
Y ahora la corrobora el Papa Francisco: "Yo creo que el diablo le pasó la boleta histórica a México".

Lo reafirman comentarista como Héctor Aguilar Camín, que este jueves escribe en su columna de Milenio:
"México tiene problemas con el diablo, ha dicho Bergoglio. Lo más parecido al diablo que hay en México es la violencia del crimen organizado.
A estas alturas de tratos mexicanos con el diablo, hasta un exorcismo ayudaría".
Y lo describe el periodista de El País, Jan Martínez Ahrens, quien afirma que la visita del Papa Francisco, será un recorrido por los agujeros negros de México, desde Chiapas hasta Ciudad Juárez.
"Un viaje por los problemas. Eso ha escogido el Papa para su visita. Ecatepec, Chiapas, Michoacán, Ciudad Juárez. Cada parada es pura dinamita. Desde la ultraviolencia de los carteles hasta la tragedia de los espaldas mojadas; desde la miseria de los arrabales hasta los feminicidios en masa. A diferencia de los almibarados recorridos de Juan Pablo II y Benedicto XVI, la entrada en tierras mexicanas de Jorge Mario Bergoglio está llamada a trazar una divisoria histórica".

El México negro

Pues esta línea divisoria ya empieza a trazarse mañana cuando llegue el Papa Francisco.
Un Papa que por sus últimas declaraciones ha dejado claro que no viene al México color de rosa que los gobernadores de los estados que va a visitar, quieren dibujar, ni al México cantarín, rezandero y místico con que se prepara a recibirlo la piedad popular.
Vamos, ni siquiera viene al México bronco.
Viene al México negro.
A los puntos más violentos del país, a los más pobres y a los que sufren por la injusticia.
Coinciden los observadores en que el viaje papal que se inicia mañana, tendrá dos vertientes: política y pastoral.
En ambas, la expectación es muy grande. Y también la incertidumbre. Sobre todo, porque como apuntó La Hora Cósmica en anteriores columnas, se trata de un Papa desconcertante que viene a un México desconcertado.
En otras palabras, no se sabe con qué va a salir este Papa.

El exorcista

En lo político, no cabe duda, diferenes corrientes intentarán sacar tajada. Lo mismo las conservadoras que las izquierdistas o autoproclamadas progresistas y el propio gobierno.
Este, ya marcó su postura. Afirma que no tiene miedo a lo que venga a hacer o decir el Papa.
Lo precisó el subsecretario de gobernación Humberto Roque Villanueva:
"La expresión 'temor' no existe en el Gobierno de la República, que existe expectativa en el Gobierno, en la sociedad y en los actores políticos y sociales de este País, sí; hay una gran expectativa y las palabras del Sumo Pontífice van a ser aquilatadas.
"Y tendrán un efecto sin duda alguna en la sociedad mexicana y en las estructuras propias del Gobierno en todos sus niveles, pero definitivamente no hay temor, al contrario, yo diría que esa expectación es una característica de salud mental y de Gobierno".
Por lo pronto, el  presidente Peña Nieto y su familia ya están apuntados para ir a la misa papal en la Basílica.
Y los movimientos que ostentan la representación de las víctimas también tendrán su lugar frente al Papa en la misa de Ciudad Juárez.
Todos buscan un espaldarazo.
Y México entero, su bendición.
O por lo menos un exorcismo.

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