La penumbra pericial del caso Ayotzinapa se despejó de manera científica, desmintiendo

Héctor Aguilar Camín en su columna Día con día, de Milenio, señala que la penumbra pericial sobre el incendio del basurero de Cocula se despejó de la única manera científica en que podía hacerse: desmintiendo a alguien.
El empate de opiniones previo era científicamente insostenible. El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) sostenía que en el basurero no había podido quemarse ni siquiera un cuerpo. Según la PGR, ahí se habían quemado los cuerpos de los estudiantes de Ayotzinapa sacrificados esa noche.

El meollo del asunto

Las dos cosas no podían ser verdad: unos mentían y otros no.

El veredicto de los nuevos peritos es que mienten los que dijeron que el fuego era imposible. Hay “evidencia suficiente para afirmar que sí existió un fuego controlado de grandes dimensiones” y que “al menos 17 seres humanos fueron quemados en ese lugar”.
El nuevo informe pericial no hace verdadera toda la versión oficial de lo sucedido aquella noche.
Pero saca el caso del falso empate científico en que lo había colocado el GIEI, por atarse a la versión de su solitario experto en incendios, José Luis Torero.

Aquí la columna

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