jueves, junio 02, 2016

Ni Blanca Alcalá, ni la cúpula del PRI, quisieron nunca ganar la elección en Puebla

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, de La Jornada de Oriente, señala que solo una rebelión silenciosa de los electores evitaría –el próximo domingo– el triunfo de Antonio Gali Fayad, el candidato de la coalición Sigamos Adelante. 
Más allá del dispendio de recursos económicos, los abusos y el uso de la violencia por parte de los morenovallistas, se puede concluir que la muy posible derrota del PRI se debe a un factor dominante: la aspirante Blanca Alcalá Ruiz y la cúpula del tricolor nunca quisieron ganar la contienda.


El meollo del asunto

Desaprovecharon el potencial que significaba ser oposición frente al gobierno de Rafael Moreno Valle, que generó cientos de agravios, frustraciones y abusos, así como ambientes de crispación social, miedo, marginación y desencanto.
Con el tiempo se sabrá si esa debilidad priista fue producto de una negociación entre Moreno Valle y Los Pinos, junto con la candidata, o si únicamente fue consecuencia del miedo, la soberbia y las limitaciones políticas que Blanca Alcalá exhibió en su campaña electoral.

Aquí la columna

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