miércoles, noviembre 23, 2016

Pobre México, tan lejos de Dios, tan cerca del “trompudo”... y tan lleno de ratas

Pepe Cárdenas en su columna Ventana, de El Universal, afirma que la verdadera causa de la gran depresión nacional no se apellida Trump. El presidente electo de EU es sólo un pretexto para quejarnos sin remordimiento de nuestras propias desgracias.
La verdadera causa de tanta ansiedad, angustia y desesperación se encuentra en la desfachatez de más de la mitad de los gobernadores del país, ajenos a la austeridad, la eficacia y la transparencia.
Extraña que la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) no ha hecho crítica alguna a los mandatarios, ni siquiera a los peores casos de corrupción.


El meollo del asunto

Hasta el momento no existe una postura clara contra los ilícitos cometidos por ex gobernadores malhechores. Nada se ha reclamado a la inmoralidad delincuencial de personajes como Guillermo Padrés, de Sonora, preso disfrazado de víctima; Rodrigo Medina, de Nuevo León, Javier Duarte, de Veracruz, César Duarte de Chihuahua, Jorge Herrera, de Durango, o Roberto Borge de Quintana Roo.
Los males del país tienen denominador común; no es el impresentable Trump, sino la corrupción, el manejo patrimonialista de los recursos, la falaz idea de que el poder se hizo para enriquecer al poder y el dinero público es patrimonio exclusivo de la clase política.
Pobre México, tan lejos de Dios, tan cerca del “trompudo”... y tan lleno de ratas.

Aquí la columna

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