jueves, mayo 18, 2017

Una simple premisa básica del problema: porque hay mercado, hay huachicol

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, de Cambio, considera que neandertales de la reglas básicas de la ciencia económica dada su escasa preparación académica, la mayoría de los periodistas poblanos que descubren el fenómeno social del robo de hidrocarburo en el Triángulo Rojo pasan por alto la premisa básica del conflicto: porque hay mercado, hay huachicol.
Más simple: sin un mercado que consuma la gasolina robada de los ductos de Pemex, sería imposible explicar el surgimiento de los capos locales como ‘El Toñín’, ‘El Bukanas’ y ‘La Negra’, que luego se aliaron con los grandes cárteles del crimen organizado.


El meollo del asunto

El negocio no está en Palmarito Tochapan, Quecholac, Palmar, Tepeaca o Acatzingo: ahí se extrae el combustible y se arma la logística de su traslado hacia el mercado que requiere gasolina por debajo de sus costos en cantidades industriales.
Silogismo inverso: tomas clandestinas siempre hubo, pero no había mercado que requiriera combustible ilegal en cantidades industriales.
Así que desviar la atención es muy sencillo: los culpables del huachicol son los seudo campesinos de Palmarito y la región.
¿Y el mercado de compradores de huachicol?

Aquí la columna

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