Enrique Núñez en su columna Contracara, de Intolerancia, considera que el último informe de Tony Gali como alcalde de la capital mostró la esencia de lo que será su discurso en la campaña por la gubernatura, ya que desde ayer no dudó en compararse y presumir un mejor gobierno que el de Blanca Alcalá.
Partiendo de la base de que enfrentará a una expresidenta municipal, el panista buscará contrastar su administración con la de Blanca Alcalá, quien gobernó de 2008 a 2010.
El meollo del asunto
Sin duda, se nos viene una guerra de números, en donde Gali dirá que su administración es mejor que la de Alcalá; y seguramente la priista responderá con otros números a su oponente electoral en una batalla de logros, en donde será el votante el que defina al mejor calificado.
Seguramente Gali antepondrá los números en infraestructura, modernización y turismo; mientras que Blanca hará lo propio en temas como gobernabilidad, seguridad, servicios y cultura.
Pero siendo francos y realistas, al final de la historia, la incultura y la amnesia política terminarán marginando los antecedentes de los candidatos y se inclinarán por factores superfluos como la imagen, los ataques, las promesas y los regalos preelectorales.
Partiendo de la base de que enfrentará a una expresidenta municipal, el panista buscará contrastar su administración con la de Blanca Alcalá, quien gobernó de 2008 a 2010.
El meollo del asunto
Sin duda, se nos viene una guerra de números, en donde Gali dirá que su administración es mejor que la de Alcalá; y seguramente la priista responderá con otros números a su oponente electoral en una batalla de logros, en donde será el votante el que defina al mejor calificado.
Seguramente Gali antepondrá los números en infraestructura, modernización y turismo; mientras que Blanca hará lo propio en temas como gobernabilidad, seguridad, servicios y cultura.
Pero siendo francos y realistas, al final de la historia, la incultura y la amnesia política terminarán marginando los antecedentes de los candidatos y se inclinarán por factores superfluos como la imagen, los ataques, las promesas y los regalos preelectorales.
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