martes, noviembre 29, 2016

La utopía castrista del hombre nuevo, devino en la dictadura del pensamiento único

Pablo Hiriart en su columna Uso de Razón, de El Financiero, confiesa que a muchos nos sedujo la utopía del “hombre nuevo” que quería forjar Cuba.
Pero esa posibilidad devino en la dictadura del pensamiento único. Miles de disidentes fueron a la cárcel o al paredón. Por precepto Constitucional existe un solo partido en ese país: el Comunista. No hay un periódico o estación de radio que no sea propiedad del gobierno.
Desde la escuela de Barba Roja se mandó a morir y a ser torturados a millares de jóvenes en América del Sur que les hicieron creer que podían derrocar a gobiernos que tenían ejércitos profesionales.


El meollo del asunto

A los exponentes de la cultura los persiguieron y encarcelaron si no estaban “con la Revolución”.A los homosexuales los mandaron a campos de concentración.Degradaron la moral de un pueblo que aprendió a mentir para ser aceptado en su país.
Las familias ven con indiferencia que sus hijas se prostituyan por un desodorante o una pasta dental.
El Estado les dice a los jóvenes qué estudiar y luego dónde trabajar.
De todo eso es responsable Fidel, lo que no obsta para que también sea el otro: el que inoculó la esperanza de que se podía construir un mundo más justo.


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