Por Cosme Haces
Fue una semana de pesadilla.
De luto, de llanto y de crugir de dientes, como diría cualquier texto sagrado; de indignación, de asombro y de condenas; de sangre derramada a chorros.
Y no sólo porque se haya recordado la Pasión de Cristo.
La Semana Santa de este 2016 se vivió bajo el signo del fanatismo terrorista, que escogió los días más significativos de la cristiandad, para decirle al mundo que aquí están ellos, proclamados seguidores de Alá, para echar abajo los valores de una civilización, la occidental, que es precisamente la que a hecho avanzar a la humanidad.
Los atentados de Bruselas, con más de 30 víctimas mortales y decenas de heridos, pegaron en el centro neurálgico de las instituciones que rigen a la Unión Europea, en una violenta llamada de atención sobre la vulnerabilidad del sistema político que nos rige, ante el embate de una doctrina que pretende llevarnos de nuevo a la oscuridad de la edad media.
Condenas
Condenas
Pero no fue el único ataque:
Inmediatamente despues de Bruselas, otro atentado suicida, el Viernes Santo, en un estadio de futbol cercano a Bagdad, dejó 26 muertos y noventa heridos.
Y dos días después, en Pakistán, los kamikazes volvieron a atacar en un atentado que arroja ya un saldo de más de 70 muertos.
No son hechos esporádicos, según consigna La Hora Cómica en reportaje de Moisés Naim: en los últimos 15 años, los atentados terroristas han pasado de menos de 2.000 a casi 14.000 y las víctimas mortales se han multiplicado por nueve.
El Papa Francisco no paró en los oficios que presidió durante la Semana Santa, de fustigar y condenar al terrorismo.
Y los lideres mundiales se arrebatan la palabra para prometer y planear estrategias que están resultando inútiles ante la barbarie.
México no está libre del problema.
Porque resulta que los métodos de intimidacion terrorista, que los islámicos emplean con fines políticos, aquí son adoptados por la delincuencia organizada y los carteles, para sus objetivos criminales.
Candidatas
Esto tiene que parar.
Como tiene que parar también aquí en Puebla esa especie de terrorismo en menor escala, de terrorismo electoral para intimidar a candidatos que representan un peligro para los proyectos políticos del poder.
Hoy lo abordan los comentaristas locales.
Apuntan a las víctimas: Ana Teresa Aranda, aspirante independiente y Roxana Luna, la candidata del PRD.
También para ellas, la Semana Santa fue una semana de agresiones y triquiñuelas para sacarlas de la competencia.
¡Vaya semana! ¿Santa?
Terrorismo islámico en el mundo y terrorismo electoral en Puebla
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