miércoles, septiembre 07, 2016

Una caída sin paracaídas: no se recuerda un presidente tan débil como Peña Nieto

Héctor Aguilar Camín en su columna Día con día, de Milenio, confiesa que no recuerda un presidente tan débil y tan anticipadamente en su gobierno, como Enrique Peña Nieto. Quizá Ernesto Zedillo en marzo de 1995, con la crisis económica encima, pero aquella era una crisis que el presidente podía decir que había heredado.
Peña Nieto es el responsable solitario de su propia debilidad. A nadie puede culpar hacia atrás y nadie la carga con él hacia delante. La suya es una caída sin paracaídas de seguridad ni para él ni para el país.


El meollo del asunto

Los errores de Peña Nieto son visibles, pero hay algo estructural en su crisis, algo que hace que, conforme pasa el tiempo, los errores de los presidentes resulten imperdonables y sus aciertos invisibles.
Nuestra democracia ha creado contrapesos efectivos al poder presidencial, pero no tiene instrumentos de emergencia para compensarlo. El presidencialismo mexicano es, como decían los nahoas de su herencia, “una red de agujeros”.

Aqui la columna

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