viernes, mayo 06, 2005

Cumbre en Los Pinos para el desdesafuero

Los caricaturistas amanecieron especialmente sarcásticos con la reunión Fox-AMLO:

Helguera en La Jornada

Sobre el punto, Reforma comenta en la columna de F. Bartolomé:

PAVIMENTADO el camino por la PGR, la entrevista de hoy entre Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador servirá para darle luz verde a la candidatura para el 2006 del ahora "des-desaforado" jefe de Gobierno.

DE HECHO, el encuentro también servirá para que el país pase a otro momento político en el que empezarán a definirse las precandidaturas y, por ende, las renuncias al gabinete.

PARA HONRAR este nuevo escenario democrático, Fox tendría que anunciar en breve, si no es que hoy, hoy, hoy que está puesto para recibir a Roberto Madrazo y a Manuel Espino.

Y ES QUE en algún momento hay que dejar en claro que no toda la política de México gira en torno del PRD y su Peje de Gobierno.




Calderón en Reforma

En La Crónica, Pepe Grillo titula como "El regreso del rayito" su comentario de este día:
López Obrador se envalentonó ayer: “No le quitaron ni una pluma a mi gallo”.
Con todo y sus marchas, plantones, acosos al mismo presidente Fox y a su esposa, el tabasqueño pasó varios días nervioso.
Le preocupaba no tanto el desafuero, como la pérdida de sus derechos políticos.
Una vez negociada la salida política, olvidó sus propósitos de conciliación, rectificación y prudencia.
Y retomó el discurso retador, que es lo suyo.

El que peca de inocente es Rubén Aguilar, el vocero de Los Pinos:
Que el asunto del desafuero y enjuiciamiento de López está zanjado y no será tema de la plática con el presidente Fox.
Que está planeado que sea una reunión de 30 a 60 minutos.
Y cree Aguilar, por lo que se ve, que porque así está planeado, así será.
No dice cómo piensa evitar que si López quiere hablar de 2006, hable; y que si quiere más tiempo, se lo tome.


Helioflores en El Universal

Ahí también en El Universal, los que escriben "Bajo Reserva", reportan un extraño padecimiento de López Obrador:
Pocos días antes de la llamada marcha del silencio, que tanto impacto tuvo dentro y fuera del país, Andrés Manuel López Obrador analizó la posibilidad de realizar una visita a Ciudad Universitaria de la UNAM. Sus estrategas incluso se entrevistaron con autoridades universitarias para plantear los alcances de esta iniciativa. Sin embargo, después de un primer acercamiento se determinó que la idea era simplemente mala, pues no había garantías de una concentración significativa, similar a las convocadas por Cuauhtémoc Cárdenas en diversos momentos.
Los operadores de López Obrador reportaron dos fenómenos reales en el campus universitario: una creciente apatía estudiantil ante todo lo que huela a política, y peor, un enorme divisionismo entre los grupos internos identificados con el PRD. Como ocurre en muchas regiones del país, en ese singular territorio que es Ciudad Universitaria menudean las corrientes, las denominaciones, las facciones, todas las cuales se presentan como la auténtica representante del PRD. Ante ese panorama, estos mismos grupos hubieran provocado un desastre.

El bajo perfil en las actividades públicas de López Obrador , después de que regresó al gobierno capitalino, no se debe exclusivamente a una estrategia, sino también una dolencia física, bajo tratamiento y controlada, que le provoca dolor al caminar. Ello explica el que a la marcha del silencio haya llegado en automóvil, que no hiciera todo el recorrido y que al terminar su discurso no bajara del templete.

Magú en La Jornada

Para José Carreño Carlón, en La Crónica, la reunión de este día será "El principio del fin":
Hoy es el día de Amlo, pero su victoria es el principio del fin. Parafraseo la declaración del Partido Comunista Alemán al día siguiente del avance que inició el "asalto al poder por la vía democrática" de Hitler, para marcar el principio del fin de la República de Weimar. A la cabeza de ésta -por decirlo así- estaba un presidente Hindenburg fatigado, vacilante, oscilante. Y finalmente patético, cuando no se permitió más margen que el de ceder el gobierno -primero bajo tímidas condiciones- a un Hitler electoralmente poderoso, que pronto barrió con esas condiciones y obligó a Hindenburg a disolver el Parlamento para concentrar el poder ilimitado con el que proclamó un Reich invencible, indestructible
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Omar en El Universal