La Hora Cósmica
Por Cosme Haces
Poco le está durando a Blanca Alcalá el gusto de la precandidatura.
Tras la euforia del registro, las fanfarrias callaron y la realidad está revelando a una candidata más bien débil y contradictoria.
Para regocijo de columnistas, opinadores y adversarios, que ya se lo están restregando, bastaron tres días para que la abanderada priísta se tropezara varias veces.
Como a Belinda, un viaje en helicóptero le está saliendo muy caro.
Inocentemente, quiso establecer desde el principio una diferencia con Rafael Moreno Valle y dividió a la sociedad en dos clases: los que andan en helicoptero y los que andan a pie.
Yo soy de las que andan a pie, aseguró.
Dos días después ya andaba viajando en helicóptero.
Extendió un acta de defunción del marinismo, para sacudirse la sombra del caso Lydia Cacho.
Pero la protagónica presencia del exgobernador en su mitin de arranque desmiente en los hechos la afirmación de la candidata.
Y los operadores marinistas están muy presentes en el entorno de la campaña.
El nocaut
Intentó eludir la polémica con Lydia Cacho, y afirmó desconocerla. Pero la periodista no ha quitado el dedo del renglón, y anoche mismo volvió a la cargada con un mensaje acusatorio en twitter:
“En la Red de colusión de servidores publicos #Puebla en caso Succar estuvieron Marín-Zavala-Alcalá y otros 17 priístas #PornografíaInfantil”.
En el portal de Cambio, el columnista Arturo Rueda es inclemente: afirma que el barco de Blanca se está hundiendo antes de zarpar.
Si no fuera porque a la campaña le quedan meses, esto parecería un nocaut. Sus aliados nacionales no le cumplieron. Su war room es una pelea callejera. El fantasma de Marín la ronda.
En coincidencia, también el columnista Jesús Manuel Hernández afirma en Status que Blanca Alcalá cometió un error, tal vez no bien calculado: volver a la marca del viejo priísmo, mezclado con el nuevo. Para su desgracia la figura del ex gobernador Marín, tuvo efectos negativos en redes sociales de la mano de una de sus principales críticas, Lydia Cacho.
Y para colmo de males, para la abanderada priísta, el PAN logró ayer a última hora concretar una alianza que constituye una ensalada de siglas que se le podría atragantar a Antonio Gali, pero que los observadores ven como una jugada maestra del gobernador Moreno Valle.
El siniestro
Rodolfo Ruiz, en La Corte de los Milagros de e-consulta afirma que el hecho de que el gobernador Rafael Moreno Valle y José Antonio Gali hayan logrado subir a la alianza del PAN con Compromiso por Puebla (CPP) y Pacto Social de Integración (PSI) al Partido Nueva Alianza (Panal) y al Partido del Trabajo (PT) es sin duda una muestra de fortaleza y operación política al más alto nivel.
En este entorno adverso para el PRI surge también una figura que para el columnista Alejandro Mondragón, resulta siniestra: la de Javier Lozano Alarcón.
Pronostica que con este personaje la campaña será un tiradero de mierda política.
Pero considera que con Lozano en la coordinación de la campaña, Martha Érika Alonso en el PAN y Luis Banck en el Ayuntamiento el gobernador se cerrará en su caparazón a piedra y lodo para lo que considera será una guerra sin cuartel.
Poco le está durando, pues, el gusto a Blanca Alcalá.
Y a Gali habrá que ver si no se le atraganta la variopinta ensalada de siglas que le armaron.
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