Lo escribe Enrique Aranda, en su columna dominical de Excélsior:
Al margen de explicaciones de los más diversos personajes del más alto nivel gubernamental, y de la reiterada pretensión de “salvar, al menos a escala de medios, la imagen” de quienes debieran responder por la falta de seguridad prevaleciente a escala nacional, lo único cierto es que este año México colocó a dos de sus principales ciudades en los muy poco honrosos primero y cuarto sitio de la lista de localidades más violentas del mundo.
En dos semanas más, efectivamente, Ciudad Juárez se levantará con el vergonzoso reconocimiento de contar con la más alta tasa anual de homicidios dolosos en el orbe: ¡139 por cada 100 mil habitantes!, superando a Caracas, la capital venezolana donde, conforme a diversos reportes, la medición resulta en una media anual de 130 de estos crímenes.
Hablamos, para ponerlo en cifras duras, que de mantener su actual tendencia en la comisión de crímenes dolosos, la fronteriza localidad de Chihuahua cerrará 2008 con la terrible noticia de que, en sólo 12 meses, mil 940 personas habrán sido asesinadas en sus parques y avenidas, en sus colonias residenciales y marginadas… mil 790 habrán muerto ejecutadas por sicarios el crimen organizado y 150 más, presumiblemente, en homicidios sin relación aparente con estas bandas delictivas.
¡Terrible estadística ésta que explica el clamor por seguridad y un gobierno honesto y efectivo de la sociedad juarense… y de otras muchas comunidades en el país!
Al tiempo, y aunque lejos de aquella, la emblemática Tijuana logró ubicarse en una nada envidiable cuarta posición de este top ten de la violencia mundial, con una media de 73 crímenes por cada 100 mil habitantes, apenas por debajo de Nueva Orleans, cuya tasa son 95, y arriba de Cape Town y Port Moresby, en Sudáfrica y Papua Nueva Guinea, respectivamente, cuyos registros se ubican en 62 y 54 homicidios dolosos.
Confeccionada con apoyo en reportes de diversas agencias oficiales —el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Sistema Nacional de Seguridad Pública y el FBI de EU, entre otros— así como de publicaciones especializadas, la escala pone en evidencia, a decir del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal que lidera José Antonio Ortega Sánchez, su autor, el tamaño de la ineficacia de los cuerpos encargados de enfrentar al crimen organizado y el nivel de indefensión en que se encuentran nuestras comunidades… mientras en el ámbito oficial se sigue justificando aquella y pidiendo comprensión a la población ante ésta última.
