Héctor Aguilar Camín en su columna
Día con día, de Milenio, comenta que le ha parecido un escándalo la renuncia del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en uno de los momentos de mayor incertidumbre económica de México.
Ninguna autoridad lo reconoce con claridad, pero el momento es de una ya prolongada emergencia financiera, con el peso severamente devaluado, el horizonte comercial del país disminuido por lo que el propio Carstens llamó el “huracán” Trump, la economía contrayéndose y las finanzas públicas nacionales paradas en un palito, endeudadas más allá de lo prudente y sin un acuerdo claro, precisamente con el Banco de México, sobre cuánto debe el gobierno reducir su gasto y cuánto debe el banco aumentar las tasas.