Desde 1988, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene la mira puesta en el tabaco.
Esta sustancia, casi un accesorio dentro de la cultura popular en películas, libros, música y, por supuesto, la vida diaria, es parte de una industria millonaria que por mucho tiempo, al amparo del silencio y la legalidad no reglamentada, creció, se fortaleció y cobró millones de vidas en el camino,
relata el diario a.m.
En aquel año, cuando surgiera la primera campaña de la OMS, según el CDC (Centros de control de enfermedades y prevención, por sus siglas en ingés), Estados Unidos contaba entre su población a 91.1 millones de fumadores, más del 51% de sus habitantes en aquella época, por lo que, con eso en mente, la nación norteamericana fijó su meta para el año 2000, proponiéndose para entonces ser una sociedad libre del humo del tabaco.
