La Hora Cósmica
Por Cosme Haces
Más vale pedir perdón que pedir permiso.
Vaya en primer lugar este lugar común. Y en segundo este otro: nadie por muy Papa que sea puede darle marcha atrás al tiempo y a la historia.
Resulta que el Papa Francisco, se manifiesta hoy arrepentido de unos hechos que ocurrieron hace más de 500 años.
La conquista de América.
Un choque de civilizaciones, de culturas, de razas, de religiones, de concepciones del mundo y de la vida, que resultó traumático para unos y para otros.
En México, ese asunto ya está resuelto y sintetizado en la frase que se gravó en la plaza de las tres culturas:
"En la conquista no hubo ni vencedores ni vencidos, fue únicamente el doloroso nacimiento de la nueva nación mestiza que ahora es México".
Tan, Tan.
¿Por qué viene ahora el Papa Francisco a hurgar en una herida que estaba cerrada?
El lo sabrá. Se trata de un Papa desconcertante.
La espada y la cruz
El caso es que como relata la corresponsal en Roma del periódico Reforma, Irene Savio, que aquí cubre también la gira papal, Francisco se excusó por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América.
Lo hizo en San Cristóbal de las Casas, en la etapa de su visita dedicada a los pueblos indígenas.
Y lo hizo rodeado de símbolos que contradicen completamente el mensaje que envía:
Lo dijo en una misa, que no tiene nada que ver con los ritos indígenas de aquellos tiempos. Desde la religión del conquistador.
Lo dijo en español, la lengua del conquistador.
Lo dijo en San Cristóbal, fundada por Diego de Mazariegos y su tropa, después de haber derrotado a los tzotziles: la ciudad del conquistador.
Lo dijo un criollo europeo argentino, étnicamente identificado con la casta dominante, en una región donde persiste aún el sistema de castas.
El arrepentimiento de Francisco viene a descalificar la labor de decenas de frailes y curas que aquí vinieron a evangelizar como se usaba en aquella época: con la cruz respaldada por la espada.
Fray Junípero
A uno de ellos, por cierto, lo acaba de canonizar: Fray Junípero Serra, el fraile que colonizó las Californias, con la protección, eso sí, de las guarniciones militares.
Y, bueno, si Iglesia se va a arrepentir del pasado, podría empezar desde los tiempos de Constantino, cuando los cristianos empoderados, pasaron de perseguidos a perseguidores y se dedicaron con fervor a destruir todo lo que significaba paganismo, incluyendo las bibliotecas que custodiaban el pensamiento de filósofos, paganos, como Aristóteles.
Y de ahí en adelante. Tiene sobrados motivos de arrepentimiento.
Y de ahí en adelante. Tiene sobrados motivos de arrepentimiento.
Por ejemplo, podría pedirles perdón a los moros por el daño de la reconquista española. O por Lepanto.
O por tantos otros episodios que a los ojos de un hombre de estos tiempos, resultarían unas barbaridades.
Francisco pide perdón; pero para otorgarlo es requisito un sincero arrepentimiento y que se repare el daño.
A estas alturas, el daño es irreparable. No se puede empezar de nuevo con Cortés y Moctezuma para rehacerlo todo al estilo siglo XXI.
El tiempo no se puede echar para atrás y la historia sigue para adelante.
El tiempo no se puede echar para atrás y la historia sigue para adelante.
Tal vez hace 500 años pensaron, que más valía pedir perdón que pedir permiso.
Pero esto en México, la conquista, es asunto resuelto. Lo dice Tlaltelolco: ni vencedores, ni vencidos.
Pero esto en México, la conquista, es asunto resuelto. Lo dice Tlaltelolco: ni vencedores, ni vencidos.