Lo confieso, soy un Villamelón en materia de política poblana.
Pero déjenme presumir.
Hace unos meses, cuando Ana Teresa Aranda anunció su candidatura independiente escribí:
En el mundo de las candidaturas independientes, los acontecimientos van que vuelan.Apenas ayer, La Hora Cósmica consignaba que en los fogones donde se cuecen las candidaturas independientes, sinodales estrictos han comenzado su escrutinio: Ricardo Villa Escalera, Gabriel Hinojosa y Ana Teresa Aranda han sido sopesados y la balanza, por ahora, se inclina por Ana Tere, "La Bronca".
El presagio se cumplió: Ana Teresa Aranda anunció ayer mismo por la tarde su decisión de lanzarse como candidata independiente a gobernadora de Puebla, y se comprometió a dar una batalla que dejaría corta a la del 5 de mayo:
"La del 5 de junio de 2016, le va a devolver la esperanza a los poblanos", aseguró.
Y esto configura un escenario hipotético que apunta a que la disputa por la mini gubernatura, podría ser una pelea entre mujeres: Ana Tere, independiente, contra Blanca Alcalá, por el PRI, con un espectador, Antonio Gali, apoyado con inmensos recursos que sólo le servirían, como al grandulón de la escuela, para recoger rencores por los agravios del poder que lo cobija.
Dos al hilo
Nada mal para un novato: dos aciertos al hilo.
Porque en efecto, el presagio se cumplió: Blanca Alcalá fue ungida ayer como la abanderada del PRI en el estado, en una ceremonia muy al estilo priísta, con todos alineados en torno a la elegida, pero lejos también de los excesos de entusiasmo y la euforia de los acarreados de otros tiempos, cuando al candidato se le festajaba con pancartas, porras, cencerros y apretujones.
Se le llamaba la cargada de los búfalos.
Una estampida de adherentes que arrasaban con todo, con tal de estar a toda costa en el lugar de los abrazos y la fila del besamanos.
Lo de ayer, apenas parecería un desfile de mansos borregos.
Y este desánimo se refleja también en las columnas de los opinadores.
De pronto, parecería que sacan a Blanca Alcalá del lugar de los reflectores, para colocar a Enrique Dóger, que a estas alturas ya debería haberse esfumado.
Arturo Rueda, por ejemplo, en su columna Tiempos de Nigromante, refleja muy bien este ambiente de distensión:
Ni euforia ni depresiones, escribe.
E interpreta:
Cederle al líder de los senadores priistas el destape para hacerlo antes que el Comité Ejecutivo Nacional, indica que ésta no es la guerra de Beltrones, que tenía en Enrique Doger a su candidato. Es el presidente del CEN, pero la responsabilidad de hacer ganar a Blanca es de otros. Todos van en el mismo barco, pero unos reman más y otros menos. Beltrones es el que menos porque su gran desvelo es Veracruz.
Trabajo de tierra
Francisco Garfias, el columnista de Excélsior buscó, dice, a Enrique Dóger.
"Es decisión del partido y hay disciplina", nos dijo cuando le preguntamos si va a apoyar a Blanca. El también exdiputado reconoció que la mujer está bien posicionada, aunque aclaró que le falta "trabajo de tierra".
Se trata de una sutil crítica, que en otros tiempos no se hubiera permitido.
En fin, el otro acierto en el presagio es la candidatura de Ana Tere, que como barquita en medio de una tormenta, se zarandea, pero sigue navegando.
Rodolfo Ruiz, en La Corte de los milagros, revela que Movimiento Ciudadano, que impulsaba la participación de Ana Tere, ya llegó a un acuerdo con el gobernador Moreno Valle y ahora se alejan de la aspirante independiente.
Lo importante en esta columna, es que las predicciones del villamelón se cumplieron.
La contienda electoral en Puebla apunta a una pelea de mujeres