lunes, mayo 16, 2005

Lo que no hacen ni los negros


La expresión de que los mexicanos aceptaran hacer en Estados Unidos el trabajo que ni los negros quieren realizar, no gustó nada por aquellas latitudes.
Helguera lo expone en su cartón de La Jornada, y F. Bartolomé, lo comenta en tono de pitorreo en Templo Mayor de Reforma:

DESPUÉS de que el Presidente afirmara que los mexicanos en Estados Unidos están haciendo trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer, los teléfonos de Los Pinos no pararon de sonar.

DESDE Washington, Condoleezza Rice y Colin Powell se reportaron muy complacidos porque exista quien pueda reemplazarlos cuando ya no quieran sus puestos.

DESDE LA ONU, Kofi Annan también quiso asegurarse que Los Pinos tuviera un relevo para cuando fuera necesario.

Y EN México, Rodolfo "El Negro" Elizondo también habló para agradecer la oferta, pero preocupado por hacer saber que sí le gusta su trabajo.

ASÍ que con esas dotes para los comparativos, seguramente al presidente Fox se le está abriendo una prometedora carrera en el mundo de la diplomacia.



También La Crónica trae su caricatura al respecto.
Y ahí mismo, sobre este tema es el comentario de José Carreño Carlón:
Aparte de impropia y ofensiva, resultó inoportuna la inferencia de la frase presidencial de que, por alguna razón obviamente racial, los negros tendrían que estar peor que los mexicanos en EU ¡y no lo están!
Inoportuna, porque si el mexicano americano Antonio Villaraigosa se convierte mañana martes en el primer alcalde latino de Los Ángeles en los tiempos modernos, en mucho le deberá la victoria a los votantes negros, según el informe de Amy Argetsinger y Kimberly Edds, publicado ayer en el Washington Post.
Y lo sorprendente de esto no radicará —como podría inferirse de la simpleza de la frase de Fox— en que los negros habrían reconocido ¡al fin! que los mejores puestos deben ser para los mexicanos. Se deberá, en todo caso, a que el electorado negro podría estar dejando atrás su percepción de que las ganancias políticas y económicas del rápido crecimiento de la comunidad hispana, se habrían obtenido a expensas de los logros de la comunidad negra. Una incipiente coalición que apuntaría a cambios de la mayor trascendencia.

El artículo completo, aquí.

Y, en fin, bajo el título de El Racismo de Fox, el director de Milenio, Carlos Marín, entra también al debate:


También Tony Garza, el embajador norteamericano tuvo su desbarrada durante la semana, según ilustra Efrén en El Universal

Hace relativamente pocos años, en la década de los sesenta, en muchos establecimientos de Texas había letreros que advertían: “Se prohibe la entrada de negros, mexicanos y perros”.

Fue hasta ese decenio cuando comenzó a tener algún sentido el acta de libertad a los esclavos que firmó Abraham Lincoln cien años atrás y vivían aún los combatientes afroamericanos y latinos –sobre todo portorriqueños– que el gobierno anglosajón usó como carne de cañón en la Segunda Guerra Mundial.

La lucha por la dignidad humana, las libertades civiles y contra la discriminación en cualquiera de sus formas ha venido prosperando desde entonces en todo el mundo, pero el peso de la tradición sigue siendo tan considerable que prácticamente ninguna sociedad puede ufanarse de haber proscrito de su lenguaje ciertas expresiones que pueden interpretarse irrespetuosas, excluyentes o hasta persecutorias.

Tal es el caso de la frase que se aventó el presidente Vicente Fox el viernes último cuando, al enaltecer los apetitos laborales de los mexicanos que emigran hacia los Estados Unidos, dijo textualmente:

“… están haciendo trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer allá”.

De inmediato el líder afroamericano Jesse Jackson opinó en la televisora CNN que la frase de Fox implicaba “connotaciones raciales ominosas” y que el presidente mexicano confunde la necesidad de una política de inmigración legal entre ambas naciones “con una comparación falsa”, provocando que se distraiga la atención del tema.

============= Elba reaparece
En Monterrey, en el Día del Maestro, reapareció Elba Esther Gordillo, en el presidium, junto a Marta Sahagún, que estaba al lado del presidente Fox. Ninguna declaración a la prensa, sólo se dejó ver y, dicen, después se fue a comer con los miembros del Tucom. Sonriente, con elegante traje verde agua, y nuevo look en el cabello más oscuro que de costumbre. De buen semblante, no se le ve muy enferma, como dicen. Elba platicó con Marta, que tomó algunas notas, y cruzó amable saludo con Fox. En la tarde noche regresó a San Diego.

Pepe Grillo,
en La Crónica
=============

El representante de Amnistía Internacional en México, Carlos Mario Gómez, dijo que Fox está obligado a ofrecer una disculpa pública por su “comentario racista” y argumentó que la declaración no contribuye a fomentar la cultura del respeto a la dignidad y los derechos humanos de las minorías ni a combatir el problema de discriminación que prevalece en México.

“Aun si fue un comentario involuntario, es lamentable que en boca del Presidente haya una declaración discriminatoria por cuestiones étnicas”, argumentó, y sugirió que una buena fecha para la rectificación es mañana, martes 17 de mayo, cuando se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia.

Es indiscutible que Fox tuvo un desafortunado derrapón. La frase que profirió es ofensiva no solamente por aludir a una raza, sino por asociar ésta a trabajos poco enaltecedores o despreciados por amplios sectores sociales, pese a que ningún trabajo –sobre todo si es justamente remunerado– puede ser “indigno”.

Sin embargo, el sentido de lo que dijo Fox tiene pleno sustento en el hecho real de que los mexicanos que huyen del hambre llegan a los Estados Unidos para buscar trabajo prácticamente en y de “lo que sea”, y en la conciencia de que de esta vaguedad se ocupaban, ciertamente, los afroamericanos.

La Presidencia de la República expresó el sábado “su enorme respeto a las minorías, cualquiera que sea su origen racial, étnico y religioso, y es por eso que lamenta y manifiesta su desacuerdo con interpretaciones que acusan de racistas sus declaraciones del día de ayer”.

Ya en otra ocasión, recién iniciado su gobierno, el presidente mexicano había “ofendido” –si así se quiere ver– no a una raza sino a toda una nación, la suya propia, al decir que los estadunidenses podían aprovechar en su país como “jardineros” a los mexicanos. El “agravio” en este caso consistió en la obviedad de que no todos los que se van de México se dedican al cuidado de jardines.

El sentido, pues, de lo que dijo Fox, es a la vez imprudente pero muy claro.

Para no incomodar a las buenas conciencias ni a los “políticamente correctos”, pudo decir algo como esto:

“Nuestros compatriotas están haciendo trabajos que no quieren realizar ni siquiera los afroamericanos, que hasta hace pocos años eran el sector de la sociedad estadunidense que se ocupaba de las tareas consideradas como las más degradantes…”.

============= Creel no se va solo
Que Santiago Creel no se irá solo de la Secretaría de Gobernación.Los actuales subsecretarios Humberto Aguilar, Armando Salinas Torre y Francisco Paoli Bolio han decidido acompañarlo a la precampaña por la candidatura presidencial del PAN.Se sumará también al equipo de Creel un número considerable de mandos medios y superiores que todavía hoy operan en el Palacio de Covián, pero con la instrucción de tener todo listo para la entrega de oficinas desde esta misma semana.

Trascendidos de Milenio
=============
Pero no. Lo que dijo fue: “… están haciendo trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer allá”.

Cometida la pifia, tal vez lo mejor sea que Fox admita no poder abstraerse de una cultura como la mexicana que, de acuerdo con la Primera Encuesta Nacional sobre la Discriminación en México, es altamente discriminatoria.

Según dará este lunes a conocer la Secretaría de Desarrollo Social, aquí se discrimina en distintos grados a los extranjeros, a los homosexuales, a quienes profesan una religión diferente de la propia; a los drogadictos, a los indígenas, a las mujeres, a los viejitos, a los discapacitados y a los enfermos de sida.

Lo que nadie podrá negar es que los mexicanos que emigran hacia los Estados Unidos van dispuestos a hacer lo que ya ni los afroamericanos –ni los de raza “amarilla” (como los chinos, tailandeses, vietnamitas, etcétera) ni los “aborígenes de Norteamérica” (como ahora se les nombra a los antiguos “pieles roja”)– ni cualquier otra minoría étnica históricamente sometida por los anglosajones está ya dispuesta a hacer.