Reportaje de Milenio:
Mujeres sonrientes, con buenos modales, de buena presencia y escasa formación cultural y religiosa, que decidieron consagrar su vida al Regnum Christi de los Legionarios de Cristo, viven sometidas en los centros de la congregación en una esclavitud voluntaria que les impide opinar, tener amistades y cercanía con su familia.
Bajo un régimen de control total se les ha utilizado por décadas para obtener recursos y vocaciones. Y todo en nombre de Dios.
A cuarenta años de haberse integrado el primer grupo de consagradas, creado por Marcial Maciel, se descubrió que no están reconocidas por la Santa Sede, incluso los visitadores apostólicos se sorprendieron al conocer de su existencia y de la rigurosa normatividad en la que viven, la cual no aceptaría la Iglesia católica en la actualidad.
Actualmente son cerca de 900, provenientes de España, México, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Nueva Zelanda, principalmente.
En el país son aproximadamente 300 en sus centros instalados en Monterrey (hay dos casas, una con 50 y otra con 150 jóvenes recién consagradas), Distrito Federal (cinco casas), Puebla, León, Saltillo, Mérida, Guadalajara y Cotija.
Perdidas en el laberinto de esa normatividad, han creado una figura “híbrida” que fue aprovechada por su fundador, que las convirtió en su ejército femenil.
Tan sólo para el cumpleaños de éste, cada 10 de marzo se les solicitaba un “regalo económico”, un cheque aproximado de 250 mil dólares, cantidad que cada año se intentaba superar.
Según los Estatutos del Regnum Christi (RC), en el capítulo dedicado al tercer grado, de los que tiene copia MILENIO Diario, se establece un total sometimiento de juicio y se les exige que a los 15 años de haber sido consagradas entreguen la mitad de sus bienes patrimoniales presentes y futuros a la Legión y a los 25 años el total de éste, de los cuales no se dispondrá en vida de la donante, sólo de su usufructo.
Aisladas desde el primer momento
Bajo un régimen de control total se les ha utilizado por décadas para obtener recursos y vocaciones. Y todo en nombre de Dios.
A cuarenta años de haberse integrado el primer grupo de consagradas, creado por Marcial Maciel, se descubrió que no están reconocidas por la Santa Sede, incluso los visitadores apostólicos se sorprendieron al conocer de su existencia y de la rigurosa normatividad en la que viven, la cual no aceptaría la Iglesia católica en la actualidad.
Actualmente son cerca de 900, provenientes de España, México, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Nueva Zelanda, principalmente.
En el país son aproximadamente 300 en sus centros instalados en Monterrey (hay dos casas, una con 50 y otra con 150 jóvenes recién consagradas), Distrito Federal (cinco casas), Puebla, León, Saltillo, Mérida, Guadalajara y Cotija.
Perdidas en el laberinto de esa normatividad, han creado una figura “híbrida” que fue aprovechada por su fundador, que las convirtió en su ejército femenil.
Tan sólo para el cumpleaños de éste, cada 10 de marzo se les solicitaba un “regalo económico”, un cheque aproximado de 250 mil dólares, cantidad que cada año se intentaba superar.
Según los Estatutos del Regnum Christi (RC), en el capítulo dedicado al tercer grado, de los que tiene copia MILENIO Diario, se establece un total sometimiento de juicio y se les exige que a los 15 años de haber sido consagradas entreguen la mitad de sus bienes patrimoniales presentes y futuros a la Legión y a los 25 años el total de éste, de los cuales no se dispondrá en vida de la donante, sólo de su usufructo.
Aisladas desde el primer momento