1.- Y la pesadilla comenzó
P. ¿Señor Moreno, a qué se dedica usted?
Actualmente soy consultor de empresas en
cuestiones fiscales. En la época en que conocí a
“Vamos México” me dedicaba yo a hacer promociones
para empresas privadas.
P. ¿Qué tipo de promociones?
Hacía promociones para autoservicios y tiendas
departamentales. Rifas, sorteos, etc.
P. ¿Cómo para qué empresas trabajaba?
Palacio de Hierro, Gigante, empresas de ese
tipo.
P. ¿Era exitoso?
Muy exitoso.
P. ¿Daba buenos resultados?
Muy buenos.
P. ¿Alguna vez usted había tenido alguna relación
con el gobierno federal o con la Presidencia de la
República?
No, nada, ninguna. Toda mi clientela siempre
ha sido privada y me he dedicado a ideas privadas.
P. ¿Cuándo conoció a la señora Marta Sahagún Jiménez?
Antes de conocerla a ella, conocí a Gonzalo Bustamante a
través de un amigo mutuo. Él me contactó porque la señora
Fox estaba empezando con su Fundación y requería sistemas
o métodos para poder recaudar dinero y fondear la Fundación.
Ellos tenían la idea de hacer un sorteo, me lo propusieron;
a mí me interesaba, era parte de lo que yo hacía y era una
forma honesta y correcta de recaudar dinero. Me pareció
bien, lo planteamos.
Obviamente se les explicó que la venta la tenían que hacer
ellos. No es tan fácil hacer un sorteíto ráscale, salir a la calle y
hacerse millonario, no es cierto.
Ellos se comprometieron, ellos me refiero a la señora Fox
y a Gonzalo Bustamante, a que ellos con sus relaciones iban
a hacer la venta de varios millones de boletos.
P. ¿Por qué recurrieron a usted?, ¿era experto en el ramo,
tenía un prestigio?
Sí, yo me dedicaba a eso. Yo les ofrecí con mucho gusto
qué era lo que teníamos que hacer; yo tramité el permiso
ante la Secretaría de Gobernación, a nombre de ellos; contactar
a la empresa que imprime este tipo de boletos, que
tiene que ser muy específica, no cualquier imprenta lo puede
hacer, tiene que tener una serie de medidas de seguridad,
como deben de ser los premios, en fin, toda la operación del
P. ¿Qué ganancia esperaba “Vamos México” de este tipo
de concursos?
No me acuerdo exactamente de los porcentajes pero
era algo así: el boleto lo íbamos a vender a 5 pesos al público,
de eso al distribuidor se lo íbamos a vender en 4 pesos
para que el que lo vendiera se ganara un peso al venderlo.
De los cuatro pesos que sobraban 2.50 se iban a premios y
el resto se iba a gastos de operación, a un 15 que recibía la
Fundación y mi utilidad.
P. ¿Qué tipo de cosas se iban a rifar o cómo iba a consistir?
Dinero, son premios instantáneos en los que se rasca y
se gana uno una cantidad de dinero.
P. ¿Cómo de qué montos se estaban más o menos pensando?
El premio máximo era de 100 mil pesos o 200 mil
pesos.
P. ¿Ya tenían algún tipo de red de distribución?
No, la idea era vendérselo a los empresarios para que
lo regalaran en la compra de algo, o a sus empleados, o lo
que fuera. Era una forma en que ayudaran los empresarios
a recaudar fondos.
P. ¿Más o menos de qué época estamos hablando?
Pues del segundo informe, debe haber sido por el 2002
más o menos, un poco… a mediados de 2002 debe haber
empezado esto.
2.- Conociendo a la señora Fox
P. ¿Cómo fue su primera entrevista con la señora Sahagún?
¿Fue en un restaurante, fue en Los Pinos, fue en la cabaña (Los
Pinos)?
No, fue tiempo después del tiempo que estuvimos trabajando
y la conocí en la cabaña.
P. O sea, ¿primero su contacto fue el señor Gonzalo Bustamante
únicamente?
Sí, y el director de la Fundación que era José Antonio Sosa
Plata.
P. ¿Iba usted a las oficinas de la Fundación?
Tenía una pequeña oficina, un privado que le prestaban
en San Jerónimo, ahí iba yo a verlos, fui una vez a Los Pinos a
la oficina de la señora; siempre muy atenta y muy amable, al
principio.
Y después se cambiaron a una oficina donde estábamos
nosotros. Nosotros estábamos en Guillermo González
Camarena, en Santa Fe. Ella fue un día y vio ahí unas oficinas
que iban a desocupar y nos pidió que las rentáramos
para que se pusieran ahí las oficinas de la Fundación, ahí
estuvieron aproximadamente un año que fue la época en
que estuvimos pagando la renta, la mitad Gonzalo y la mitad
tu servidor.
P. ¿De cuánto era la renta?
Cincuenta mil pesos.
P. En este primer contacto que usted tiene con Marta Sahagún
¿cómo lo trató? ¿qué fue lo que se dijeron?
Ella fue siempre muy amable, encantadora, muy correcta
y con el tiempo fue cambiando, pero al principio muy bien
todo. Muy dispuesta a colaborar. Ella organizó una comida
en Los Pinos donde invitó a un grupo de empresarios pues
para invitarlos, pedirles que nos compraran boletos, los que
quisieran, los objetivos del sorteo, etcétera, etcétera.
P. Usted sintió que estaba segura de que iba a poder vender
los boletos, colocar los boletos.
Sí, ellos estaban convencidos de que podían hacer y deshacer.
Todavía yo pensaba que era en el mejor de los planes
que esto era realmente para la Fundación. Yo creí siempre
en Fox, yo voté por él, iba a los actos de campaña y pues yo
todo pensé que era en buena lid, y de buena fe todo.
P. ¿De cuántos números de boletos estamos hablando?
Se pretendían vender hasta 100 millones de boletos (500
millones de pesos) que es muchísimo para un sorteo.
P. ¿Alguna vez había organizado un sorteo de esta magnitud?
No, no, lo máximo normalmente son tres, cuatro, cinco
millones de boletos. Cien millones era una barbaridad pero
bueno, planteado por ellos como lo planteaban, cinco acá,
diez a éste, sonaba que era posible hacerlo. De todos modos
el compromiso es que ellos vendían y yo me encargaba de la
operación.
P. ¿Se obtuvo permiso en la Secretaría de Gobernación?
Sí se tramitó y se obtuvo el permiso de la Secretaría de Gobernación
por 100 millones de boletos.
P.¿Es común que la Secretaría de Gobernación dé este tipo de permisos?
No, era muy grande para aquel entonces, pero tampoco nada
anormal, no pasa nada.
P. El trámite se hizo, entiendo que usted lo hizo a nombre de
“Vamos México”, pero concretamente, ¿el trámite lo hizo, ayudó a que
saliera adelante la señora Marta Sahagún, la Fundación?
Sí, porque desgraciadamente la burocracia siempre atora las
cosas y ella tuvo que hacer un par de llamadas o tres para ayudar a
que salieran las cosas.
P. ¿A quien le llamó?
Entiendo que al secretario, a Santiago Creel (hoy coordinador
de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado).
3.- El personero de Marta Sahagún.
P. Usted menciona al señor Gonzalo Bustamante, ¿quién es Gonzalo
Bustamante?
Gonzalo Bustamante es un señor que vendía radio, espacio
para radio, publicidad y es muy amigo de la señora Fox y del presidente
(Vicente Fox) pero más de la señora Fox. Y era, pues, como su
mano derecha para muchas cosas. Era la persona que se encarga-
ba de ir a conseguir citas, de ir a vender, hacer y deshacer, en
fin, todos los asuntos personales de la señora Fox la mayoría
los manejaba él.
P. ¿Le acercaba este señor Bustamante empresarios a la
señora Marta?
Sí, ésa era de sus principales funciones, llevarle empresarios
con el objeto de pedirles dinero para que cooperaran
supuestamente a la Fundación Vamos México.
P. ¿Y él llevaba algún beneficio en ello?
Sí, llevaba comisión siempre.
P. ¿Se la pagaba la señora Marta o se la pagaban los empresarios?
No lo sé, supongo que del mismo dinero que entraba,
una parte se iba para él. En mi caso específico así era, él
firmó un contrato donde yo le tenía que dar un porcentaje
en efectivo a él y supuestamente para los gastos de la señora.
P. ¿Gastos más allá de la Fundación?
Sí, eso es lo que me decía Gonzalo.
P. ¿Gastos personales de ella, para lo que quisiera?
Supongo, era lo que me decía Gonzalo. Es que ella no
tiene sueldo, necesita dinero para sus cosas y yo dije bueno,
está bien, yo te pago a ti tu comisión y tú sabrás lo que
haces.
P. En estos encuentros con los empresarios, ¿en dónde se hacían
estas toma y daca, quienes estaban presentes, había gente de Marta?
¿Era sólo usted, Gonzalo y Marta?
Y el empresario, dependiendo del caso. Pero normalmente
era así. El empresario en cuestión, Gonzalo en la mayoría de los
casos… y Martha.
P. ¿Gonzalo podía encontrar a Marta a cualquier hora?
A cualquier hora. Él tenía los celulares personales de Marta, si
no podía contestar ella, contestaba el capitán no se qué, el ayudante,
y la localizaba a cualquier hora del día y ella le hablaba dos, tres,
cuatro, cinco veces al día, ella a Gonzalo.
P. ¿Gonzalo le ayudó a Marta Sahagún a hacerse de un departamento
que aún no se termina de construir en Acapulco?
Sí. Él nos platicó que llevó a los inversionistas del desarrollo
este de diamante (Coral Diamante en Acapulco, Guerrero) como
de costumbre los llevó con Marta, perdón, con la señora Fox, y que
le habían regalado un departamento.
P. ¿Y ella lo aceptó?
Sí, desde luego. Ella nunca rechazaba nada.
¿Nunca rechazaba nada?, ¿a todo decía que sí? (asiente con la
cabeza)
P. ¿Gonzalo tenía trato con los hijos de Marta Sahagún?
Muy poco, creo que alguna vez los acompañó a Houston a hacer
algunos depósitos, algunas cosas, eso me comentó él alguna vez,
pero no creo que fueran así grandes amigos ¿eh?
4. El saqueo a “Vamos México”
P. Me queda claro que usted es más bien y
únicamente un testigo de todo lo que aconteció
ahí en Los Pinos y que a usted le tocó vivir,
ver con sus propios ojos, ¿cuánto tiempo trató
a la señora Marta Sahagún?
Debe haber sido alrededor de un año,
año y medio aproximadamente (2002-2004).
En todo se llevaba mucho tiempo ¿no?, que
sí, que vamos a firmarlo, que vamos a tramitar
el permiso, entonces se fue alargando,
alargando, alargando los tiempos.
P. Y obligaba a este trato. ¿Si el concurso se
hubiera llevado a cabo rápido, usted…
Teníamos que seguir, hubiera funcionado
o no hubiera funcionado y se acabó.
Como íbamos muy lentos fuimos tardando
en darnos cuenta que las cosas no caminaban.
P. En este año y medio ¿qué fue lo que usted
vio en Los Pinos, qué fue lo que usted vio hacer
y decir a la señora Marta Sahagún y al señor
Gonzalo Bustamante?
A mí me desilusionó mucho, yo sí pensé
sinceramente que todo era de buena fe. Yo
entiendo que algún gasto que ella tuviera
personal era lógico, que de algún lado lo sacara no me pareció
mal, pero después sí fue un tráfico de influencias terrible. Cómo
apretaban a los empresarios, cómo les pedían dinero, cómo no
cumplían lo que ofrecían a cambio de los dineros que recibían,
cómo dejaron colgado a medio mundo, cómo dejaron lastimada
a mucha gente por eso, porque a nadie le cumplieron y a todo
mundo le pidieron dinero. A unos más a otros menos, pero quedaron
mal con la mayoría de las personas.
P. ¿Cómo era esto, nos podría narrar un ejemplo de algunos de estos
casos que usted pudo presenciar directamente?, es decir, ¿se acercaban
los empresarios voluntariamente a donar a “Vamos México” sin
ninguna intención de tener nada a cambio?
No. Siempre previamente decían ok, lo que yo voy a donar, o voy
a comprar. Es más, a mí me da igual tus boletos, me da igual todo
eso, yo te voy a dar una cantidad, ustedes sabrán lo que hacen con
ella…
P. ¿Una cantidad a “Vamos México”?
En teoría sí, y ‘yo lo que necesito es este favor’.
P. A lo que me refiero es que no era un dinero para usted, ¿era una
cantidad para la señora Marta Sahagún?
No, no… además ella tenía que estar enterada de qué dinero,
cómo, cuándo y cómo. No, a mí no tenían por qué darme dinero.
P. Era dinero que le daban a Marta Sahagún y supuestamente a la
Fundación.
Parte iba a la Fundación y parte supongo que no.
5.- La señora de los sobornos.
P. ¿Entonces qué querían?
Pues distintos favores: algún problema, alguna cosa atorada,
algún adeudo con el Seguro Social, algún contrato en
alguna dependencia, etcétera. Inmediatamente los recibía
siempre en su casa. Gonzalo la mayoría de las veces era el
encargado de llevarlos.
P. ¿En la cabaña donde vivía con el señor Fox?
Sí, ella no le tenía confianza a su gente. Para que no quedaran
huellas y nadie los viera lo que hacía era avisar que
iba a entrar Gonzalo Bustamante con un señor, sin decir el
nombre, por la puerta lateral, la cuatro, la cinco, no sé cómo
se llama.
Llegaba Gonzalo con el empresario a la cabaña y ahí los
atendía. Ahí tenía ella una extensión de la red en la sala…
P. Un teléfono rojo.
Un teléfono rojo, y ahí mismo le marcaba a los secretarios
según el problema que tuviera el empresario.
P. Por ejemplo, ¿un caso que nos pueda narrar?
Pues hubo un empresario que tenía problemas con el
Seguro Social, entonces le llamó…
P. ¿De un monto importante?
Muy importante, muy muy importante, enorme, que realmente
era injusto para el empresario. Lo estaban nombrando
patrón sustituto indebidamente, pero ése es otro problema, y
fue a verla para que lo ayudara.
P. ¿De cuánto dinero estamos hablando que le perjudicaba esta
situación al empresario?
Seiscientos millones de pesos. Muy grande. Y ella le habló
a Santiago Levy en ese momento (entonces director general del
IMSSS). Al doctor Santiago Levy amablemente lo recibió, escuchó,
pero tampoco podía hacer nada, no le iba a borrar un adeudo que
además ya estaba en tribunales, pero a cambio de eso ya le habían
sacado un dinero a ese pobre hombre.
P. ¿Cuánto había pagado por acudir a esa cita?
De entrada ocho millones de pesos, después fueron otros doce,
como 20 millones en total que le estuvieron sacando en distintas
exhibiciones.
P. ¿En efectivo, con cheques?
Con cheques.
P. ¿Eran depositados a la cuenta de “Vamos México”, de Gonzalo?
Algunos a Gonzalo, otros a mi empresa y yo les pagaba.
P. A “Vamos México”, a Marta Sahagún, ¿se le hizo algún depósito
a su cuenta bancaria?
No, yo no.
P. El dinero se supone que Gonzalo se lo entregaba a ella.
Sí, eso es lo que decía Gonzalo. Y sí, efectivamente él tenía una
gran ascendencia sobre ella, la señora Fox. Le contestaba inmediaportada
tamente el celular estuviera donde estuviera, le otorgaba las
citas que necesitara en el momento que lo necesitara, con
quien lo necesitara. Sí, tenía una gran, enorme influencia y
ascendencia sobre la señora.
P. Por ejemplo, ¿qué cosas hacía el señor Gonzalo Bustamante
para presumir y dejar claro que tenía derecho de picaporte
en Los Pinos?
Pues platicarlo todo el día que era su socia y las cosas que
hacían, y las cosas que arreglaban y todas las intimidades
que se enteraba de la vida de Los Pinos.
P. ¿Qué tipo de cosas se ofrecían arreglar?, usted comentaba
adeudos en el IMSSS, con Fobaproa, con el IPAB.
Yo creo que más que nada era hacer la cita con el secretario,
el director, ir recomendados de parte de la señora,
no tanto que arreglara el problema. Sino yo te ayudo, yo le
llamo al secretario, le digo que vas a ir, que eres un gran
amigo, que has ayudado mucho a la Fundación y que ojalá
que te puedan ayudar. Son valores entendidos.
P. Usted vio como Marta Sahagún descolgaba el teléfono
y le llamó a Santiago Levy, ¿a quién más le llamó que usted
viera?
Al director de Pemex, básicamente.
P. ¿A Muñoz Leos?
Sí.
P. ¿Y le contestaban la llamada?
Bueno, pues no hay de otra, es la red, tienen que
contestar forzosamente.
P. Pero se supone que es la red que usa el Presidente
de la República, se supone.
Pues sí, pero supongo que cuando suena no sabes
quién está hablando y hay que contestar. Contestaba
y… lo cual no quiere decir que le hicieran caso. Le
contestaban, recibían al empresario, y si era posible
y era factible ayudarlo de alguna manera, se hacía y
si no, no. Algunos, habrá otros que se hayan mojado
más.
P. ¿Había un pago extra para los secretarios de estado
que atendían estos asuntos o todo el dinero era para
Marta?
No lo sé, yo nunca supe que le dieran a los secretarios.
Lo que se acordaba (el dinero) iba directamente
para allá, para Marta.
P. ¿Y qué pasaba con ese dinero, a dónde iban a parar
todos esos millones?
No lo sé. Parte a la Fundación, eso es cierto, yo
tengo recibos de la Fundación por cuatro, cinco
millones de pesos que yo le entregué, ya después qué
hacía la Fundación eso si yo no sé, pero la Fundación
los recibía, y parte que no que… Era para la nómina,
que para no sé qué cosas y quedaban sin recibo.
6.- Insaciables
P. ¿Qué otro tipo de cosas pedía Marta a cambio de resolverles
sus problemas a los empresarios?
Pues no, no sé, las cosas no son tan así, tan frías, sino es
¡hombre!, o insinúa un regalo. O ayúdame con este programa
de la Fundación, necesitamos cinco millones, o necesitamos
diez millones, lo que fuera y yo con mucho gusto te
recomiendo con perenganito y te van a ayudar. Es un poco
así a valores entendidos, no se entra a detalle.
P. ¿Qué cosas llegó a pedir Marta Sahagún, aspa ya muy
directamente en este juego entendido de intercambio de favores?
Pues hay un empresario que el pobre todavía está fuera
de México porque tenía un problema fiscal. Le pidió cinco
millones de pesos a cambio de arreglárselo, lo recibió Gonzalo,
y lo trajeron mareado todo el sexenio y nunca le resolvieron
nada. Como a muchísima gente.
P. ¿Y le volvieron a pedir todavía más?
No lo sé. No creo que les haya dado más.
P. Pero, ¿lo intentaron?
Sí, sí. Ellos pedían todos los días a todo mundo. Incluso
hubo un empresario al que ya le habían pedido dinero y que
no le estaban resolviendo el problema. Incluso yo estaba
fuera de México y me llamó Gonzalo y me dijo: ‘Oye háblale
a este señor y que nos dé más dinero’. No, de ninguna manera,
si además no le han resuelto nada. ‘No importa, es que
lo que está pidiendo es muy difícil, eso no se lo va a arreglar
nadie’. Bueno, pues entonces no le pidas más dinero.
Pero no, no había la menor ética ni la menor seriedad, yo
terminé realmente desilusionado, asqueado de ver cómo se
manejaron las cosas.
De una señora Fox amable, sencilla, humana, se convirtió
eso en una fábrica de extorsión y de pedirle dinero a todo
mundo. Terrible.
P. ¿Pedía joyas?
Yo creo que las recibía, a lo mejor no las pedía.
P. ¿Viajes para ella o para su familia?
Yo supe de unos viajes que pagó un empresario, por ejemplo
la luna de miel de Alberto (Jorge Alberto Bribiesca Sahagún)
creo que se llama el segundo hijo; en fin, algunas cosas
ahí sí. Sí, muchos empresarios les dieron muchos regalos y
les pagaron muchas cosas.
P. ¿Usted había imaginado alguna vez que así se manejaban
las cosas en Los Pinos, en la Presidencia de la República?
No, nunca, jamás. Todos sabemos que hay corrupción en
el país, no es que crea yo que vivimos en Suiza, pero no pensé
que fuera de esa forma tan corriente sobre todo.
La verdad es que eran unos coyotes, no lo esperaba yo de
Fox y de su mujer, sinceramente. Yo pensé que realmente
venían con otra intención. A mí llegó a llamarme la señora
directamente a mi celular fuera de sí.
‘Oye Miguel el dinero, explícame y las cuentas’. No puede
ser, es la primera dama, ¿cómo me va a llamar como si fuera
una socia, o como si fuera una verdulera?, por qué no me
diste o por qué sí me diste.
‘Oiga señora yo con mucho gusto voy a ver mañana al
director de la Fundación y le vuelvo a explicar las cuentas,
están muy claras, creo que no viene al caso que lo hablemos
por teléfono’.
P. ¿Era un reclamo injustificado?
Más que injustificado era indigno, ¿no?, indigno que una
primera dama… hablando de esas cosas. No me cabía a mí
pensar que la Primera Dama hiciera esos numeritos.
P. ¿Hubo un momento en que Gonzalo Bustamante, aunque
estaba cerca, pasó a un segundo plano y más bien era Marta la
que de plano le entraba directo a los negocios, a las negociaciones?
Con algunos empresarios sí. Cuando ya agarraba confianza
ya ella lo manejaba directamente.
P. ¿Qué decían los empresarios?, usted los escuchó, usted los
vio en este transcurso del tiempo, ¿cómo se expresaban de la
señora Marta Sahagún?.
Mal y costaba mucho trabajo. Yo vi a muchos para venderles
esta promoción y nadie quería ayudar a la señora.
Decían: ‘No, no y no, esta es promoción para Marta, esto
es dinero para Marta y no doy un centavo’.
Ni modo. Finalmente el sorteo jamás caminó de manera
importante, se vendieron unos cuantos boletos, siete ocho
millones de boletos, mucho más chicos de lo que se había
hablado. Pero el 90 ó 98 por ciento de los empresarios dijeron
no.
Porque ya les habían pedido que para la cena de Elton
John, y que para no se qué. Entonces era pedir todas las
semanas, y claro pues también los empresarios llegó un
momento que dicen ya basta.
7. Cómo pidió Marta el Jeep Rojo.
P. ¿A usted Marta Sahagún directamente le pidió algo?, ¿le
sugirió?, ¿cómo fue el evento?
Sí, estábamos con Gonzalo Bustamante y éste comentó
que acababan de regresar del rancho del presidente Bush
y que había visto al presidente Bush en un jeep rojo que le
había gustado mucho y que con motivo del segundo informe
de gobierno le quería regalar un jeep igual ella y Rodrígo, el
hijo menor del presidente.
Qué bueno.
‘Nada más que ustedes saben que yo no tengo dinero’,
dije bueno es razonable ¿de dónde va a sacar esta mujer para
regalar un jeep, es un jeep mugroso que vale doscientos mil
pesos, nunca lo vi como una mordida, ni lo vi como nada, ni
obtuve nada a cambio como se ha dicho ahora.
Ojalá hubiera yo obtenido algo a cambio por doscientos
mil pesos, pero no.
Y me pareció que no estaba haciendo nada malo y con
mucho gusto lo hice y con mucho gusto lo entregué. Algunos regalos,
otros regalos para sus hijos, con mucho gusto.
P. ¿Cómo fue esta entrega del jeep, del famoso jeep rojo?
Me pidieron que lo entregara el primero de septiembre en la
mañana temprano, no me acuerdo, siete ocho de la mañana, y
que le pusiéramos un moño enorme de esos que le ponen a los
coches. Entonces lo mandé a hacer a una papelería, un moñote, ya
lo habíamos sacado de la agencia tres o cuatro días antes.
Les pregunté :
‘¿A nombre de quién quieren que lo facturemos?’
‘A nombre de Gonzalo’.
Correcto a nombre de Gonzalo Bustamante. Yo pagué ese jeep
con un cheque mío y lo guardé y lo fui a entregar personalmente a
Los Pinos, a las siete u ocho de la mañana. Llegué y lo entregué en
el estacionamiento que está junto a las cabañas, ahí está su moño,
mucho gusto y me fui.
P. ¿Ella qué dijo?
No la vi ese día. Llegué, lo entregué y tan tan.
P. ¿Volvió a tener contacto con ella?
Sí.
P. ¿Y le dio las gracias?, ¿qué fue lo que le dijo?
No nada. Yo a la señora Sahagún lo único que le pedí el tiempo
que la conocí fue una sola vez un favor, que me consiguiera una
foto dedicada del Presidente para mi hija, misma que nunca me
dieron.
P. ¿Es el único favor que usted le pidió?
Por Dios ¿eh?, es lo único que le pedí, nunca le pedí nada.
Ni obtuve nada.
P. Sin embargo, la señora Sahagún sí le pidió algunas cositas
más, ¿qué fue lo que le pidió para sus hijos?.
Unos relojes y una computadora para los regalos de navidad.
P. ¿Los relojes para quién eran?
Para sus dos hijos mayores (Manuel y Jorge Alberto).
P. ¿Y la computadora?
Para el menor, el que estaba en Monterrey estudiando
(Fernando).
P. ¿Y ella le sugirió la marca y el modelo?
La marca, tenían que ser Bulgary.
P. ¿Podría ser posible que nos pudiera reconstruir cómo fue
esta solicitud?, ¿dónde estaban?, ¿qué estaban haciendo?, ¿en
qué contexto esta señora Sahagún le hace esta solicitud?
Pues fue poco antes de Navidad, no me acuerdo con exactamente
las circunstancias. Era para variar en frente de Gonzalo
y a través de eso fue una petición.
‘Necesito para mis hijos unos regalos, bla, bla, bla, les
quiero regalar un reloj’.
‘Pues sí, ok, compramos ahí dos relojes’, pensé yo, y se los
doy y ya.
‘No, pero que sean Bulgary’.
‘Bueno, que sean Bulgary’.
P. ¿Había algún pudor en ella, algún recato para pedirle
este favor?
No, ninguno. Ella siempre decía que se atrevía a pedirles
a todos dinero porque no era para ella, era para la Fundación,
pero no es cierto.
P. Evidentemente pidió no sólo cosas para la Fundación,
sino para el Presidente, para ella y para sus hijos.
Así es.
P. ¿Nunca la vio avergonzada, ruborizada?
No, no, no, al contrario.
P. ¿Cómo era?, ¿era con frialdad?
Sí, ella fue cambiando mucho, o por lo menos yo fui
descubriendo otra Marta. No sé si antes así lo fuera.
Esa Marta dulce, amable, sociable, encantadora que
fue la que casi todos conocíamos y que seducía a todo
mundo, todos estábamos contentos con ella. En la soledad
o en la frialdad era terriblemente déspota, majadera,
grosera, mal hablada, tirana. Terrible ¿no? Era la otra
cara de Marta.
P. ¿Así llegó a tratar a los empresarios?
Y a sus empleados, sobre todo. De una forma espantosa,
muy agresiva.
P. ¿A qué atribuye este cambio de personalidad, era una
perfecta actriz?
Sí, cuando llegaban los empresarios era encantadora,
los saludaba, les sonreía, les tomaba la mano, y
los tenía muy contentos a todos, todos caíamos en ese
juego de la amabilidad de la señora Fox.
P. Pero al momento de los números era fría y despiadada.
Sí y no, dependiendo con quién. Con los verdaderamente
ricos no, lo que decían pues eso, ni modo, con
los demás sí. Conmigo sí, con un empresario de adeveras
rico no. Pues lo que decían ni modo.
P. ¿O sea podríamos decir que ella realmente a quien
explotó fue a empresarios medianos?
Ése era su fuerte. El verdadero empresario grande y
rico no le daba mayor cosa y la mandaba… la tiraba de
loca y no le hacía caso.
El empresario de segunda división que sí puede
tener mucho dinero pero no alto perfil, esos sí caían
con mucho más facilidad. Se impresionaban de que
Marta les hablara y les pidiera y no sabían cómo decirle
que no.
P. ¿Más o menos de qué giros empresariales estaríamos
hablando?
De todo tipo, de todo tipo.
P. ¿Transportes, líneas aéreas, de todos los giros?
Sí, transportación muchísimo.
8. Marta presidenta.
P. ¿Y cuál es su impresión de esto?, ¿qué pasaba cuando vio
esta evolución, qué pasaba por su mente tanto como empresario,
pero sobre todo como ciudadano con valor civil que es?,
porque usted no es la primera vez que habla de este tema.
No, esto en su momento se habló, se publicó cuando el
presidente Fox era presidente, porque hay alguien que me
dice que ahora me vengo a acordar. No me acuerdo desde
hace mucho y lo publiqué hace mucho (en las columnas de
Francisco Ramírez).
Ahora se tomó con toda esta fuerza y bueno, adelante
¿no?
No me interesa atacar a nadie, no me interesa dañar a
nadie, esto lo hago exclusivamente porque me parece que si
tú has tenido el valor de publicar todo lo que has publicado,
sería yo muy cobarde de no presentarme y narrarte lo que
tú me estás preguntando. Pero exclusivamente a ti, con ningún
medio lo he hecho ni me interesa hacerlo, ni quiero ser
famoso, ni nada por el estilo, mientras más desapercibido
pase mejor.
Ése es mi trabajo, dar resultados, que la gente me recomiende,
yo sería incapaz de revelar algún secreto o alguna
cosa de algún cliente, pero esto es muy diferente ¿no?
P. ¿Por qué es diferente?
Porque es dinero público, porque nos engañaron, yo también
creí en ellos, yo pensé que iba a ser un gobierno distinto
y resultó mucho peor. Bueno, no sé si peor porque no trataba
con los otros, pero por lo menos igual o aparentemente
igual.
La Fundación se convirtió en un relajo absoluto, era un
robadero de todo mundo, las cuentas no había forma de cuadrarlas.
Llegó un momento en que corrieron a más de la mitad de
todos los empleados porque todos estaban haciendo negocios.
Era incapaz de manejar y administrar una pequeña
Fundación con 15 ó 20 empleados, no entiendo cómo podía
cruzar por su mente la posibilidad de administrar un país
cuando no podía manejar ni siquiera esa pequeña empresa.
P. ¿Usted platicó ese asunto con Gonzalo Bustamante?,
¿alguna vez platicaron de qué esta pasando?, ¿de qué se trata
esto? ¿Gonzalo le dio alguna explicación de por qué…?
Yo entiendo perfectamente que la señora Marta era la primera
dama, enfrentarse con el poder en México es un asunto
bastante difícil y complicado, quien piense que es sencillo
se equivoca, tanto para periodistas como empresarios es un
asunto en absoluta desventaja.
P. Pero este hombre Gonzalo ¿qué le explicaba?, usted alguna
vez le preguntó: ‘¿Por qué la señora se conduce de esta manera?,
¿Por qué tú te conduces de esta manera?’
Él estuvo de acuerdo en la mayoría de las cosas, llegó un
momento en que él mismo se sorprendió de las cosas que
ya estaba haciendo la señora. Cuando ella empezó a decir
con toda la seriedad del mundo que quería ser candidata a
la presidencia de la República, el mismo Gonzalo dijo: ‘Ésta
ya perdió totalmente la cabeza. ¿En qué cabeza puede caber
que pretenda ser candidata?’.
Era un proyecto absolutamente serio, no era ninguna
broma ni ninguna distracción y de eso, bueno, hasta el propio
Gonzalo se quedó sorprendido.
P. ¿Reunían dinero para ello?
Yo no, yo ya en ese momento me retiré, yo ya no supe nada.
Cuando se armó todo ese lío con la Fundación, las cosas no
están caminando, estaban estas exigencias cada vez mayores
de la señora y cada vez menos ventas. Decidimos cortar por
lo sano, se acabó.
Ese último pleito que tuvimos cuando querían seguirle
pidiendo dinero a este empresario, que yo me negué. Lo fueron
a ver directamente y ahí decidí yo terminar mi relación,
no me interesaba seguir trabajando de esa manera ¿no
No es la forma, se puede hacer todo pero de buena manera.
Y si se va a dar un servicio está bien, cóbralo, pero da el
servicio. Pero a parte de que no lo habíamos dado, a parte
de que no habíamos resuelto nada, todavía querían seguir
sacándole dinero sabiendo que no se lo iban a dar. Eso si ya
me parece un robo vulgar.
P. ¿Una especie de extorsión?
Peor ¿no?, robo vulgar y jugar con la gente.
9. Hasta 20 millones la cita con Marta
P. ¿Qué otras cosas llegó a pedir la primera dama? Disculpe
que sea un poco insistente en el tema, pero creo que
es importante que la gente tenga un panorama real. ¿Realmente
en que se convirtió Los Pinos?
Que prácticamente
llega a ser una oficina de coyotaje, en una oficina de gestión.
Sí eso. Pues dinero, en qué otra cosas. Dinero. Dinero.
P. ¿De cuánto llegaban a ser los sablazos, de cuánto
es que la primera dama pedía el favor o pedía el donativo
“voluntariamente a fuerzas”?
De un golpe que yo vi, a un solo empresario de un solo
trancazo 20 millones. No sé si llegó a haber más, y también
hubo de menos, obviamente.
P. ¿Pedía también que se le pagara la nomina de “Vamos
México”?
Sí, con frecuencia. Se lo pidió a un empresario, me lo
pidió a mi alguna vez… don Antonio que era... Cambió
varias veces de director la Fundación lógicamente, no
había forma de aguantarle el ritmo a la señora.
Y me pidió, me habló para pedirme dinero para la
nómina. Se lo tuvimos que dar, con mucho gusto, porque
era una buena persona.
P. ¿Quién era don Antonio?
Don Antonio era el tío de la señora Sahagún.
P. ¿Cómo era este hombre?
Un hombre muy correcto, un hombre de Monterrey, un hombre
muy serio, trabajador. Venía de iniciativa privada, estaba ya retirado
y lo llamó la señora con urgencia que viniera a hacerse cargo de
la Fundación cuando salió José Antonio Sosa.
Nadie quería ser director de la Fundación, nadie quería trabajar
con nosotros.
Era terrible, terrible, terrible.
Aparte de grosera, porque pensaban que iban a salir…
Pues con unas exigencias y, con una forma de trabajar absurda.
Una gente que nunca ha tenido empleados, que nunca ha sabido
mandar, que nunca ha sabido dirigir pues se vuelve loca. No sabía
cómo hacerle.
P. ¿Y qué paso con este tío de Marta, que pasó con este hombre?
No sé, yo la ultima vez que lo vi fue cuando terminé mi relación.
Estuve con él. Le volví a explicar todo. ¿Antonio está claro? Sí, te
doy todos lo papeles. Correcto. Me volvió a pedir copia de todo. Le
volví a dar copia de todo. Me dijo yo ya voy a entregar Miguel… muy
bien Antonio, que te vaya muy bien.
P. ¿Él estaba desilusionado?
Sí. Harto, desilusionado, harto, decepcionado, como todos.
Todos llegamos con mucho entusiasmo pensando que íbamos
a hacer algo bueno, algo correcto. A ganar dinero obviamente,
pero no robando a los empresarios. Una cosa es que se haga un
sorteo para recolectar fondos, lo hace todo mundo, como lo hace
la Cruz Roja y está bien y que se lleve una utilidad el señor que
lo organiza. Me parece que es la única forma en que funciona
en la vida. Pero no el saqueo y la extorsión a los empresarios.
Eso no.
P. ¿Él le llegó a comentar algo de ella? ¿El sabía que ella era…?
No, era un hombre muy prudente, muy correcto. Pero sí lo vi
triste, harto. Dijo: ‘Yo ya me voy, no quiero saber nada’.
10. Vicente Fox autorizaba todo
P. ¿Y Vicente Fox alguna vez intervino para que los empresarios
que ya no querían dar aflojaran dinero para la señora Marta Sahagún?
No lo vi, no lo vi.
Ella siempre dijo que de todo estaba enterado el presidente,
que nunca hacía nada sin su autorización, pero no lo sé decir si
fuera cierto o no.
P. ¿Ella es lo que ella decía? ¿Podría repetir por favor?
Sí, que todo lo que ella hacía era con la autorización del presidente.
Que nunca hizo nada sin antes preguntarle su opinión
al presidente.
P. Es decir estamos hablando… todo implica, el dinero que
pedía. Todo implica si tú me das esto yo te doy aquello. Ella se refería
a todo, no especificaba, decía todo.
No quisiera yo interpretar. Ella decía eso.
P. Y el señor Vicente Fox…
Por ejemplo, sí pasó en una ocasión. En la comida ésta
había un empresario x que tenía un problema fiscal y ella no
sabía si debía invitarlo o no debía invitarlo, o sea si estaría
bien o estaría mal, se vería mal o no. Y ella dijo que lo había
consultado con el señor presidente y que le dijo: ‘Este pobre
hombre, no tengo nada contra él. Invítalo. Si quiere venir, si
no, no’.
Lo que a lo además me parecía correcto, los problemas
fiscales que pudiera tener que los arregle, no tienen nada qué
ver con que no coman con él ¿no?.
P. Y también le pidió dinero.
Sí, a todos a todos. No todos le dieron.
No era fácil ¿eh? Uno pensaría o por lo menos yo pensaría
que nunca había tenido relación con el gobierno, que llegar
de parte de la señora fox era wow. Que todo mundo va sacar
la chequera de inmediato. Hubo muchos empresarios que
dijeron que no. Ni un centavo. Dile a Marta que digo yo que
no.
P. ¿Pero eso fue cuando pasó el tiempo? ¿O desde un principio
dijeron que no. O al principio tuvieron que decir que sí y ya hartos
comenzaron a decir que no? ¿Cómo estuvo eso, cómo evolucionó
esta actitud lo de los empresarios?
Yo no sé si tú recuerdas, pero al principio del gobierno le
empezaron a pedir mucho a los empresarios la Sedesol, este
todas la secretarias. Que si el piso de concreto, que si el no sé
qué. Todo mundo recurría a los empresarios. Incluso cuando
ellos estaban en la época de transición, y antes en la campaña
y los empresarios estaban hartos, porque además
eran los mismos empresarios siempre. Los más ricotes.
Claro... ps ya.
P. Que no son muchos
Dijeron, ya basta ¿no? Hace dos meses fue la cena de
Elton John. Ora es el no sé qué. Ya… ya… Y tiene razón ¿no?
Todo tiene un límite también.
P. Claro, ahora usted comentaba que la Fundación Vamos
México era un desastre. Las cosas andaban mal. Usted no
era el responsable, usted estaba externo. Realmente era un
observador única y exclusivamente.
Sí, yo no trabajaba para “Vamos México”.
P. Ni manejaba sus finanzas.
Nada. Yo lo único que hacía era organizar los sorteos
específicamente...
P. ¿Qué pasaba con las facturas, qué pasaba con los recibos
de donativos?
Nada coincidía con nada. Incluso alguna vez supe que
se estaba vendiendo facturas al que quisiera comprar facturas.
No sé si lo llegaron a hacer o no pero sí se ofreció.
P. ¿Con la anuencia de la primera dama?
Sí, desde luego, desde luego, sí.
P. ¿Sin ningún pudor?
No.
P. ¿Como cuánto llegó a escuchar usted que llegaron a
venderse estas facturas o estos recibos?
10 por ciento el valor de la factura. Es decir, una factura
de 10 millones, pues cobrabas un millón.
No me consta que se haya hecho. Sé que se hizo. Sé
que se ofreció. Yo no vendí ninguna y ni nadie me compró
ninguna. No lo dudo. Se intentó, sí. No sé si se consumó
o no. Si no se consumó no fue por culpa de la Fundación.
P. Por falta de voluntad
Sí. No por falta de ganas.
P. Volviendo un poco a este asunto de Vicente Fox, ¿alguna
vez lo vio estar presente en estas negociaciones, apoyar
a Marta, echar algún telefonazo a algún empresario para
pedir dinero para ella?
No, yo no.
P.¿Escuchó que sucediera?
No. Él sé que fue por ejemplo a una empresa donde
trabajaba su hijo (Estrella Blanca), pues a apoyar un poco
al hijo, estar ahí.
Yo sobre todo en esa época pensé, sí me desilusioné
de la señora Fox pero pensé que el Presidente era otra
cosa. Ahora después de tus libros y de otras cosas me doy
cuenta que era exactamente lo mismo lo uno que otro.
P. El presidente Vicente Fox pudo directamente no haber
recibido ningún favor, ¿sus hijos eran también mantenidos
por algún empresario?
Mantenidos no, pero sí recibieron regalos constantemente,
como te digo, pagos de viajes, autos, etcétera.
Mira, es muy deprimente para mí. El jeep yo sé que
es una tontería y que no vale nada, pero en este momento
se ha vuelto muy simbólico, ¿no?, y a mí me deprime
mucho el presidente verlo salir y decir:
‘Ese jeep no es mío y no se qué…’. Yo se que está mintiendo.
‘Me lo prestaron’. No es cierto, nadie te lo prestó.
Ahora quieren decir que se lo prestó Gonzalo Bustamante.
Bueno dilo, pero no es cierto mienten con una facilidad
y con una tranquilidad asombrosa. Entonces si alguna
duda me quedaba de la falta de honestidad y seriedad
de la pareja, pues se me acabó ya. Con qué facilidad
niega el rancho, con qué facilidad
niega todo ¿no?, ¿lo que está ahí?, ¿imagínate las mentiras
que nos habrían dicho?
11. La lección
P. ¿Cómo fue su último contacto con la señora Marta
Sahagún?
Mi último contacto fue cuando acababa de terminar
el sexenio y rehizo una demanda penal porque supues
tamente se le debía un dinero a la Fundación. Demanda que
obviamente no prosperó porque era falsa, porque no sólo no
se le debía ningún dinero, sino al revés, nos debe dinero.
Demanda que se desechó de inmediato, no tenía ningún
interés (Reporte Índigo tiene copia de la resolución de no
procedencia de la demanda). Pero hasta ahí siguió y ya había
dejado ¿no?
P. ¿Cuál es su conclusión de esta historia, cuál es su punto de
vista?
Pues la tristeza ¿no? de ver que fue un sexenio perdido,
que fue más de lo mismo, si no es que peor. Que todo lo que
nos vendieron es mentira, que nos engañaron, que esto era
una empresa, que se trataba de sacar dinero a costa de lo
que fuera. Se cuidaron intereses como siempre, el pueblo, la
gente es lo de menos. El país no importa, lo importante es
‘mi grupo, mis negocios, mis cosas’.
P. Como empresario y como mexicano, ¿qué cree que debería
de pasar?, ¿cuál es su expectativa de que ocurriera?
No entiendo cómo no hace nada el presidente Calderón.
Yo creo que ya era hora de que actuara, se tiene que investigar
y si realmente todo es muy sano y muy correcto, pues que
bueno.
Pero si estas cosas tan sencillas como un jeep lo mienten,
engañan y niegan, pues ve tú a saber lo que hay atrás.
Yo creo que se debería de investigar ya por sanidad. Este
país no puede seguir así.
Es un coyotaje vulgar, ni siquiera llega a ser tráfico de
influencias, suena muy elegante para lo que ellos hacían, es
un coyotaje vulgar.
P. ¿Espera usted que el señor Calderón tome acciones en el
asunto?
Espero que sí.
P. ¿Algún mensaje que quiera darle a la señora Marta Sahagún
y al señor Vicente Fox?
No, que Dios los bendiga.