jueves, julio 20, 2006

Elenita la Provocadora


Carlos Mota escribe esta fábula en Milenio:
Había una vez, hace muchos, muchos años, un reino en el que habitaba un rey, muchos comerciantes, campesinos, niños y animales. Como en todos los reinos, había especial admiración por los curas; y como en esas épocas había poca ciencia y muchos mitos, hasta los animales hablaban.

La anciana más famosa del reino, Elenita, había sido muy respetada por décadas. Su aparente sabiduría había hecho la admiración de muchos, que se decían sus amigos. Ella, sin embargo, con quien realmente tenía amistad era con algunos animales: la arpía, el zopilote, la hiena, el avestruz, el chacal, la zorra, así como varios reptiles de la suborden animal de las serpientes. Todo un zoológico.

Un mal día Elenita, quizá por la edad, quizá por sus amistades, pareció haber perdido el juicio, o cuando menos la cordura. En un arranque atípico de las personas de su talante, la anciana encabezó un bloqueo contra el dueño del comercio más importante del reino. Algunas versiones señalaban que sus amigos del reino animal le habían calentado la cabeza, que casi inerte de su anterior vida intelectual, tragose cuanta falacia le hicieron creer para llevar a cabo aquella manifestación que iba contra las buenas costumbres del reino.

"No dejes que la gente le compre mercancía hoy a este usurero", le decía la zorra a Elenita. "Pícale un ojo al dueño", arremetía el zopilote. "Ponte hasta enfrente y no dejes entrar a los aprendices ni a los otros empleados", le dijo una hiena, mientras reía de ella.

Los animales del reino habían confabulado para lanzar a Elenita contra el comerciante del reino. Estaban enojados porque aquel había realizado la primera gran transacción de negocios de la historia de la humanidad, al fusionar su tiendita con otra del reino vecino. Ello había enfurecido al escorpión, que amenazó con picar a todos los demás si no se unían a su protesta. Según él, la unión de las dos tienditas era cosa del diablo, y antes de que llegara la Inquisición había que hacer algo al respecto.

Pasó el tiempo y Elenita perdió amigos y ganó enemigos. Al final ya ni los zorrillos se le acercaban. Un muy mal día su ex amigo el escorpión la picó. Y así, tristemente, termina la fábula de Elenita La Provocadora.

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