Un buen número de ellos ven positivamente el nombramiento y destacan que trae tranquilidad a los mercados doméstico e internacional.
Enrique Quintana, por ejemplo, expone en Reforma algunas razones para el nombramiento:
Felipe Calderón no pudo decirlo abiertamente, pero a nadie enterado queda duda de que Agustín Carstens será el próximo titular de Hacienda.
Desde el primer semestre del año se le citó frecuentemente como el más serio prospecto para hacerse cargo de Hacienda en caso de ganar Calderón.
Sin embargo, a partir de agosto y prácticamente hasta hoy, fue muy cuestionado y su candidatura a la Secretaría recibió ataques formidables.
De hecho, la razón específica por la que Carstens viene desde ahora a encabezar el equipo económico es porque se requería quien se hiciera cargo de las tareas urgentes que tienen que ver con la confección del paquete económico para 2007.
Si bien el equipo encabezado por Ernesto Cordero ya trabajaba desde hace semanas con funcionarios de la Secretaría de Hacienda, se empezó a ver que ya era indispensable que hubiera un mando claro, pues nadie suponía que el responsable de políticas públicas en el equipo de transición fuera a quedarse en Hacienda.
Carstens tiene la encomienda inmediata de empezar a trabajar en dos vertientes. Por una parte, en los asuntos de corto plazo para el 2007 y, por otra, en la estrategia financiera de mediano plazo, que es bastante complicada, como le comentamos el día de ayer.
Además, Carstens también habrá de hacerse cargo de empezar a contactar con integrantes clave del Poder Legislativo, con objeto de avanzar en el cabildeo necesario para la aprobación del Paquete Económico en el mes de diciembre.
Salvador García Soto, por su parte, agrega en Serpientes y Escaleras de El Universal Gráfico, detalles interesantes a las razones del nombramiento de Carstens. Entre otros, la necesidad de Felipe Calderón, de poner fin a las grillas por la codiciada posición de Hacienda:
Además de agradar a los mercados y mandarles señales, la decisión de Felipe Calderón de presentar ayer públicamente a Agustín Carstens como su coordinador económico y virtual Secretario de Hacienda, también obedeció a dos motivos políticos: el primero, aprovechar la coyuntura de la estrepitosa derrota de Andrés Manuel López Obrador en Tabasco y contrastarla con un gobierno que toma forma y avanza; y el segundo poner alto a las presiones, pugnas y golpeteos por la codiciada posición de Hacienda.
En el primer caso, el efecto político es inmediato. Mientras López Obrador enfrenta un debilitamiento por la derrota de su candidato César Raúl Ojeda, que puede llevarlo al ocaso de su caudillazgo sobre el PRD, el Presidente electo hace un movimiento de ajedrez , y al presentar al futuro titular de Hacienda enarbola como prioridades de su política económica el empleo y el combate a la pobreza, esta última la principal bandera del lopezobradorismo.
Al adelantar la presentación pública de Carstens como primer nombre casi oficial de su gabinete, Calderón también detiene de golpe las intrigas y pugnas que habían desatado aspirantes al cargo, en una disputa que había salido del ámbito interno del equipo calderonista y empezaba a causar ruido en los influyentes ámbitos financieros internacionales.
Un grupo encabezado por Luis Téllez había iniciado una fuerte ofensiva interna y externa para posicionarse y su estrategia pasaba por ataques contra la figura de Agustín Carstens con cuestionamientos que iban desde su enorme cercanía con Francisco Gil Díaz hasta rumores sobre su delicado estado de salud y las limitaciones por su sobrepeso.
Ayer, cuando Calderón apareció al lado de Carstens, varios se preguntaban cuál sería la reacción de Téllez, a quien se le atribuye un berrinche por lo acelerado que se había visto al zedillista en las últimas semanas.
Presiones son también las causas que ve Adrían Trejo, en su columna de El Economista en el apresurado destape:
La premura con la que nombró al próximo secretario de Hacienda, Agustín Carstens como coordinador del proyecto económico de Felipe Calderón Hinojosa, tuvo que ver con presiones externas e internas sobre el Presidente electo.
De paso, Calderón envío un mensaje tranquilizador a los organismos financieros internacionales y a los grandes inversionistas que seguían con lupa la designación del sucesor de Francisco Gil Díaz.
Carstens renunció a su cargo como subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional luego de varias semanas de negociaciones con Calderón Hinojosa quien, por cierto, le había candidateado a la SHCP desde la campaña presidencial.
El economista solicitó a Calderón atender la situación laboral y de salud de su esposa, radicada en Washington, antes de decidir aceptar o no la oferta.
Tuvo que viajar a la capital de Estados Unidos Josefina Vázquez Mota para convencer a la esposa del economista de que aceptara el ofrecimiento, cosa que ocurrió semanas después.
El caso es que ahora sí no existe duda de quién ocupará la Secretaría de Hacienda, cargo que muchos panistas y priístas convertidos al panismo veían con ansiedad.
Y si bien existe una duda razonable sobre la política económica que aplicará Carstens en el sexenio, considerando su formación y su relación laboral estrecha con Gil Díaz, aparentemente no será tan ortodoxo como su maestro.
Sobre este púnto, Maricarmen Cortés aclara también en El Economista que se ha criticado a Carstens por ser allegado a Gil Díaz y a su equipo, pero no hay que olvidar que por decisión propia dejó la Subsecretaría de Hacienda para incorporarse al FMI.
También se le cuestiona por su estado de salud, pero como tercero de abordo en el FMI demostró que su sobrepeso nunca fue un obstáculo para su labor.
También podemos confirmarle que su esposa Catherine Mansfield está más que dispuesta a regresar a vivir a México.
Se cuestiona también que no tendrá la mejor de las relaciones con el gobernador del anco de México, Guillermo Ortiz, quien supuestamente favorecía a su amigo Luis Téllez.
Sin embargo, el propio Ortiz desmiente tener problemas con Carstens, con quien trabajó en el Banco de México.
La llegada de Carstens a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) es considerada como un acierto por el sector privado porque es una muestra de que continuará la política de estabilidad financiera.
En cambio, Darío Celis, el columnista de Reforma, no se muestra muy de acuerdo:
En el ámbito doméstico, la llegada de Carstens a la SHCP tampoco es algo que regocije precisamente a la clase empresarial, por el mismo estigma de Gil Díaz y su cerrada percepción impositiva.
Entre panistas, la decisión de Calderón augura una historia similar a la que vivió Vicente Fox, con una suerte de vicepresidente que lejos de cohesionar al gabinete se convirtió en su principal factor de división.
Samuel García abunda en Milenio, sobre la influencia de Gil Díaz:
Quien quiera ver en el nombramiento la continuación de la política hacendaria de Gil Díaz estará en lo cierto.
Incluso su nombramiento es un reconocimiento de Calderón a la política del actual secretario de Hacienda. Pero es allí en donde Agustín Carstens tiene su verdadero reto: ir más allá de lo que hizo Gil Díaz. Carstens tiene enfrente la tarea política de convencer con una reforma fiscal con amplios alcances en materia de política social, de generación de empleos y de combate a la pobreza. Esa sensibilidad y tacto que no tuvo Gil Díaz, Carstens tendrá que demostrarlos, y rápido, porque los tiempos apremian.
David Páramo destaca en Excelsior, la capacidad de Carstens como operador político:
Muchísimo más allá de sus indudables dotes en el sector financiero, puesto que fue un brazo fundamental en los primeros tres años del equipo de Francisco Gil Díaz y que luego ratificó en el FMI, Carstens es un hábil operador político.
Una de las críticas al equipo de Calderón es que ha estado ausente en las determinaciones, sin embargo, el anuncio de Carstens resuelve incógnitas de cuál será la línea financiera. Se evitó algo que era peligros el enfrentamiento entre los que apoyaban a Carstens y a Luis Téllez, quien seguirá ocupando un papel muy destacado en el equipo del Presidente electo.
Marco Antonio Mares hace énfasis en la confianza, desde La Crónica:
Con Agustín Carstens, al frente de Hacienda, Felipe Calderón consolida la confianza de los mercados internacionales.
Carstens es el que mejores calificaciones tiene para el cargo y su nombramiento representa una fuerte y clara señal de estabilidad macroeconómica, pero también de nuevas ideas que buscarán detonar el crecimiento económico.
José Yuste ve desde su columna en Excélsior un mensaje a los mercados:
La decisión de Felipe Calderón para traerlo al gabinete como próximo secretario de Hacienda representó un mensaje para los mercados financieros que ven bien a Carstens, tanto por su proclividad para mantener finanzas públicas sanas como para lograr consensos con el Congreso.
Templo Mayor descubre, en las páginas de Reforma,un factor determinante para el nombramiento:
EL NOMBRAMIENTO de Agustín Carstens como coordinador del equipo económico calderonista puede haber sido sorpresivo para algunos, pero no para quienes conocen al Presidente electo.
LA INCORPORACIÓN se acabó de amarrar en los primeros días de este mes, cuando estuvo en Mérida con motivo de la reunión internacional de supervisores bancarios.
POR ESO, la semana pasada ya se sabía en el círculo cercano a Felipe Calderón de la llegada de Carstens y sólo estaba en duda si se iba a dar a conocer el fin de semana pasado o poco después.
ENTRE el 2000 y el 2003, como coordinador parlamentario, el panista trabajó muy de cerca con el entonces subsecretario de Hacienda, para sacar adelante prácticamente todas las iniciativas de reformas financieras apadrinadas por Carstens en la Cámara de Diputados.
LOS ÉXITOS obtenidos con esas negociaciones se hicieron más evidentes cuando otras reformas -a cargo de distintos funcionarios federales- no salieron.
ESA RELACIÓN fue determinante para que Calderón se decidiera por Carstens, inclusive pese a las críticas de algunos sectores empresariales que lo ven muy distante de la problemática de las empresas y los contribuyentes.
Marcela Gómez Zalce le da en Milenio, una dimensión política a la llegada del nuevo funcionario:
Carstens, my friend, deberá demostrar que no será un títere de Gil Díaz (ni hablar de tapadera, pues), quien deja algunos cajones personales bastante desordenados amén de la simpática preguntita que anda merodeando por ahí sobre adónde fueron a dar los millonarios excedentes petroleros y... qué hay sobre el distintivo rumor de irregularidades en la compra de seguros de coberturas... petroleras...
Con el anuncio oficial ayer de la salida de Agustín del FMI -ya que desde el fin de semana se encontraba en México- y la novedad de los encargados del plan maestro 20-30, whatever, encabezado por Medina Plascencia, Felipe da los primeros pasos mostrando viejas caras -con distintos sellos- y un cada vez más claro panorama de pintar su raya con el dirigente del PAN, Manuel Espino.
La columnista se preocupa también por el destino de Luis Téllez:
Toca el turno de Luis Téllez, quien ha demostrado inusitado entusiasmo por regresar al reflector político para ocupar alguna cartera importante.
Su corazón latía por Hacienda pero parece que Relaciones Exteriores no le desagrada en absoluto, aunque Calderón debería de tomar en cuenta (if he´s got brains) que su cartera diplomática tiene que ser manejada por una persona de su total confianza... como Arturo Saruhkán, que ya tiene algunas lunas bailando en el tablero internacional y que, sin ser protagonista ni expansivo, ha demostrado eficacia -la gira de su jefecito por Sudamérica salió bastante bien... con todo y simpática cena privada en Chile con Soledad Alvear y Gutemberg Martínez.
¿El tópico?... of course, las elecciones del próximo 10 de noviembre de la ODCA, donde Espino Barrientos va por todas las canicas- y lealtad al michoacano, dos de los sustanciales ingredientes para enfrentar el océano de conflictos regados por Jorge Castañeda y Luis Ernesto Derbez.
Mientras tanto, hay gabinetólogos que ya están armando el equipo de trabajo del próximo secretario de Hacienda.
Marcapasos pronostica en Reforma:
Agustín Carstens ya tiene un grupo de prospectos para armar su equipo cuando llegue a la Secretaría de Hacienda, si no sucede nada imprevisto. Se trata de algunos de quienes colaboraron con él cuando fue subsecretario, al comenzar el sexenio.
Su director general de planeación hacendaria, Andrés Conesa, hoy director de Aeroméxico, está en esa lista. También está quien fuera director general de ahorro y banca, y hoy es director de Finrural, José Antonio Meade.
Anote en la lista a Óscar Levín Coppel, hoy director de Condusef, quien ayudó a Carstens a sacar las iniciativas de reforma financiera en el Congreso. También ponga por allí a Luis Miguel Álvarez, quien comenzó el sexenio como director de Fideliq y hoy encabeza el SAE.
También Salvador García Soto revela en Serpientes y Escaleras los descubrimientos de su bolita de cristal:
Tan seguro es que Carstens llegará a Hacienda que en los círculos financieros ya se manejan nombres de sus subsecretarios. José Antonio Meade sería el posible subsecretario de Hacienda; a Luis Miguel Álvarez lo ven como titular del poderoso SAT o como subsecretario de Ingresos; a Pablo Reyes lo ubican como posible subsecretario de Egresos, aunque en esa posición también podría aparecer Dionisio Pérez Jácome Frizzione, miembro del equipo de Calderón; y otro junior que se escucha para el equipo de Carstens serían Manuel Aguilera Verduzco, hijo del ex regente capitalino.
Y en fin, Adrián Trejo no se queda atrás en su columna Engrane:
Una vez conocido el nombre de quien seguramente ocupará el lugar de Gil Díaz también comenzó el desfile de nombres de eventuales funcionarios de Hacienda.
Por lo pronto, apunte usted estos nombres que estuvieron ligados laboralmente a Carstens y que seguramente serán parte del equipo a partir del primero de diciembre:
José Antonio Meade, director de la Financiera Rural y quien podría ocupar la Subsecretaría de Hacienda; Luis Miguel Álvarez, Pablo Reyes, Dionisio Pérez Jácome y Manuel Aguilera.
Entre ellos se encuentran los subsecretarios de Ingresos y Egresos y el
director del Sistema de Administración Tributaria.
Así es que ¡hagan sus apuestas, señores!
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