martes, noviembre 11, 2008

Comentocracia: Juan Camilo, buscaban lastimarlo

En la cacería de chivos expiatorios por la muerte de Juan Camilo Mouriño, los panistas ya cayeron en la conspiranoia.

Así viene la síntesis de artículos:


Segob

Reforma, p. 17/Primera - Opinión
Jorge Alcocer V.
La llegada de Fernando Francisco Gómez Mont Urueta al cargo de secretario de Gobernación tiene diversas interpretaciones, la primera y más evidente es que, con su decisión, el presidente Felipe Calderón rompe el círculo de campaña y se adentra en la experiencia de integrar un gabinete para los siguientes cuatro años. Por vez primera en los ochos años que el partido blanquiazul acumula en Los Pinos, un panista de prosapia y trayectoria previas a las mieles de la victoria arriba a la titularidad en el Palacio de Covián.

+Juan Camilo

El Universal, p. 21/Primera-Opinión
Germán Martínez Cázares
En Campeche era Iván y en el PAN era Juan Camilo. Era de esos ciudadanos generosos que, teniendo su vida resuelta, se dedican a la vocación pública. Podría haber llevado, sin problemas, una vida de placer. No era un panista que recitaba la doctrina panista, sino que más bien la sentía; y además, la sabía expresar en políticas públicas concretas. Juan Camilo era de esa nueva generación de políticos técnicamente solventes y preparados para construir argumentos, con cifras, datos y rigor científico. Entendía los problemas y les encontraba una solución precisamente técnica, no ideológica; por eso buscaban lastimarlo, justamente, los que creen que la ideología es dogma de fe que no puede ser confrontado con el argumento del adversario.

Mouriño: esperar, no especular

Excélsior, p. 23/Primera-Opinión
Rodrigo Morales
La pérdida de Juan Camilo Mouriño, como la de cualquier otra vida humana interrumpida abruptamente, es una tragedia en sí misma. Hay sin embargo algunas circunstancias públicas que agravan la tragedia. La primera, inevitable, es la búsqueda de la verdad. Acaso en otras sociedades en las que los asuntos públicos se ventilan libres de sospecha, estaríamos ante un trágico acontecimiento que se esclarecería simple y llanamente por las autoridades y los especialistas competentes para hacerlo. No habría ni demasiadas prisas ni demasiadas presiones. Sin embargo percibo que, en el encuentro con la verdad, estamos ante una primera batalla sin destino.

Percepción, incertidumbre y desasosiego

La Jornada, p. 17/Opinión
Marco Rascón
Dos hechos, un solo momento incierto y lo que sería el desasosiego: sentimiento generalizado de intranquilidad, nerviosismo, inquietud, ansia, desvelo, desazón, afán, anhelo, incomodidad, malestar y disgusto. Si la tierra ya no era segura, ahora tampoco el cielo donde cae la política y nacen calamidades que nos arrojan al mundo de la especulación y las percepciones personales, sujetando la realidad a lo que creemos o repudiamos. Primer momento. Barack Obama ya es presidente de Estados Unidos, pese a todos los pronósticos pesimistas dado su color y discurso. La importancia de este hecho es que Obama fue electo dentro de las reglas y por las leyes del viejo imperio, y millones de votos por él fueron para seguir siendo imperio. Segundo momento. Mueren Juan Camilo Mouriño y José Santiago Vasconcelos al desplomarse su avión a unos metros de la Fuente de Petróleos, en plena ciudad de México.

La otra caja negra

Milenio Diario, p. 19/Opinión
Ricardo Monreal Ávila
Seis de cada 10 mexicanos no creen que la tragedia de hace una semana, donde perdiera la vida el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y 13 ciudadanos más, haya sido un accidente (la encuesta de María de las Heras el día de ayer en MILENIO Diario señala que son 56 de cada 100 mexicanos).
Una larga tradición de mentiras, manipulación y ocultamiento de información desde el poder público alimenta esta percepción. Pero también hay otros factores concretos que estimulan este implacable veredicto colectivo. La primera evaluación de la información oficial disponible (la bitácora de mantenimiento, la difusión de las conversaciones entre los controladores y la nave, las imágenes del radar, el expediente de los pilotos) deja más preguntas que respuestas.

+La oportunidad de Calderón

El Universal, p. 21/Primera-Opinión
Jorge Buendía
La política es tiempo y circunstancia, señaló hace décadas Jesús Reyes Heroles. Hoy, el tiempo y la circunstancia abren una ventana de oportunidad para el presidente Calderón. La circunstancia: la división en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) es irreversible. La ruptura de los moderados con el lopezobradorismo se refleja ya en votaciones legislativas. La confrontación con el gobierno federal es insostenible para los moderados del PRD: disminuye su poder de negociación en el Congreso de la Unión y daña su posicionamiento electoral. Los moderados son mayoría en los órganos directivos y legislativos del partido, por lo que éste seguirá la ruta que ellos definan.


Hambre

Reforma, p. 18/Primera - Opinión
Federico Reyes Heroles
Barack Obama sacudió a una nación y tocó al mundo. Convenció a la mayoría de su país y provocó a sus adversarios. Ciudadanos ausentes de la política ahora salieron a votar creyendo en la magia de esa individualidad que cuenta. Los jóvenes, casi siempre desilusionados de los circos de la política, acompañaron al demócrata con dólares y con votos. Los porcentajes de votación son históricos. La movilización fue apasionante; el uso de los viejos instrumentos (giras, encuentros con ciudadanos, entrevistas, radio y televisión) combinados con los nuevos (jingles de rap, YouTube, internet, etcétera) descubrieron al mundo las potencialidades de la nueva política. Hay un antes y un después del 2008.


Aprendizajes

El Universal, p. 20/Primera-Opinión
Alberto Aziz Nassif
Las recientes elecciones en Estados Unidos son un hecho histórico que deja diversos aprendizajes que pueden ayudar a una relectura de la democracia mexicana. No se intenta hacer comparaciones de sistemas electorales ni correspondencias artificiales entre modelos distintos, sino entender en sus propios términos un proceso que pudo traducir la voluntad de millones de ciudadanos en una esperanza de que las cosas puedan ser diferentes. Frente a estas experiencias en México podemos recordar el ya lejano año 2000, una gran expectativa de cambio y un lamentable desenlace. Ahora en Estados Unidos termina un gobierno que fue un desastre dentro y fuera de su país. Con razón Obama dijo la noche de su victoria: enfrentamos “dos guerras, un planeta en peligro, la peor crisis financiera desde hace un siglo” (…)


¿Y el Obama mexicano?

El Financiero, p. 29/Opinión
Alberto Tovar
EI triunfo de Barack Obama va más allá de un cambio en el paradigma del pueblo de Estados Unidos, en el sentido de que un afroamericano llegue a la presidencia. El enfoque social de su campaña rompe con el estereotipo de una plataforma capitalista y trae consigo connotaciones trascendentes para el resto del mundo y, particularmente, para México. Obama fue un candidato que ofreció el cambio y la esperanza de una redistribución más justa de la riqueza, y aun cuando de las promesas de campaña a la realidad hay un trecho muy largo, es evidente que su triunfo está fundamentado en la expectativa de un mejoramiento en la clase media estadounidense.


Las elecclones de 2009 y la nueva clase política

La Jornada, p. 17/Opinión
Luis Hernández Navarro
En el funeral de Estado organizado para Juan Camilo Mouriño, el presidente Felipe Calderón recordó a su colaborador y amigo como un digno representante de una “nueva generación de políticos formados en la pluralidad y la absoluta lealtad a la democracia”. Apenas meses atrás, Germán Martínez, presidente del Partido Acción Nacional (PAN), se había referido a Juan Camilo Mouriño en los mismos términos. “Que quede muy claro -dijo Martínez-: en Acción Nacional lo respaldamos, lo hacemos con orgullo. Él es una muestra de la nueva clase política que está construyendo el país, una buena muestra de profesionalismo, de decencia pública y capacidad.” En ese momento, el recién nombrado secretario de Gobernación era objeto de fuertes críticas por un presunto conflicto de interés: haber firmado con Pemex varios contratos, siendo simultáneamente apoderado de la empresa propiedad de su familia y funcionario público.

Cuando el pasado nos alcanza

Excélsior, p. 22/Primera-Opinión
Jesús Ortega
En la pasada elección presidencial se dio un paso atrás en el proceso de transición democrática que el país llevaba a cabo, con lentitud pero consistentemente. En julio de 2006 se interrumpió abruptamente ese camino y en esa elección se volvieron a presentar las prácticas más nefastas del viejo régimen, como las de utilizar los recursos del Estado para golpear a la oposición, especialmente de izquierda, y obstaculizar, mediante argucias ilegales y trampas de toda naturaleza, su derecho a acceder al gobierno por la vía constitucional y pacífica. La más grave de estas patrañas fue la intervención grosera del entonces Presidente de la República, Vicente Fox, para impedir, a toda costa, que AMLO, el candidato más fuerte de la oposición, ejerciera su derecho constitucional a ser electo. Fox, ciertamente, no decidió sobre quién lo sucediera, pero sí hizo todo lo posible para decidir quién no debiera ser Presidente. (…)

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