lunes, febrero 02, 2009

Comentocracia: La maestra va de nuez

Así viene la síntesis de artículos:

Tempranito...

Reforma, p. 11/Primera - Opinión
Juan Enríquez Cabot
Ahora resulta que no toda la culpa la tiene Elba Esther... Dentro del desastre que es la mayor parte de la educación pública en México (y la mayor parte de la educación privada en ciencias), una parte muy importante de la debacle se debe, aparentemente, a los padres. Porque ahora resulta que mucho daño ocurre antes de que se inicie, formalmente, la escuela. Más y más estudios demuestran que lo que aprende un niño en sus primeros tres años de vida es tan, o más, importante que lo que viene después. Biológicamente es explicable. A diferencia del resto de nuestro cuerpo el cerebro crece a su capacidad adulta no en la adolescencia sino en los primeros años. Un niño nace con el 20 por ciento de su capacidad cerebral. Antes de los 5 años ya tiene el 90 por ciento.


La maestra va de nuez

El Universal, p. 17/Opinión
Ricardo Raphael
Los comicios que se celebraran este año confirmarán a Elba Esther Gordillo Morales en su carácter de mexicana invulnerable. Así lo perfilan ya sus acuerdos con esta clase política mexicana que se presume tan plural y que al mismo tiempo es tan poco diversa en sus mezquinos intereses. El principal responsable de este refrendo es el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa No es el único, sin embargo. Con gran mana en el uso y abuso del poder, la maestra ha sabido hacerse indispensable para la gran mayoría de los políticos del país.

Falta protección social

Excélsior, p. 16/Primera
Mario Luis Fuentes
“Lo peor está por venir”. En esa frase se resumen las proyecciones económicas del Banco de México, que aun con la “corrección” presidencial parecen ser las que tienen un mayor sustento técnico-científico y son las que le permiten a Guillermo Ortiz sostener que decreceremos entre 0.08 y 1.8% en 2009. La recesión, puede decirse, hoy es oficial y con ello entramos en una espiral descendente cuya desembocadura resulta incierta y ante la cual no hay blindaje financiero que alcance para garantizarnos puertos seguros ni prontas recuperaciones. Es cierto que hoy México estaba mejor preparado en sus estructuras económicas y financieras para enfrentar una crisis; sin embargo, también que esta situación resulta planetaria y, por venir del centro de la economía global y haber sido provocada además por el sector privado, es la más profunda que habremos de enfrentar en muchas décadas. Con ello, se hace evidente que los mecanismos tradicionales de respuesta no serán suficientes y que se requiere audacia y una aguda inteligencia para tomar las mejores decisiones en este complejo escenario.

Dos semanas para cien días

Reforma, p. 13/Primera - Opinión
Carlos Fuentes
Los “Cien Días” se refieren al regreso de Napoleón Bonaparte de su exilio en la isla de Elba en marzo de 1815, su campaña militar de Cannes a la Borgoña, coronada por el regreso a París, la fuga del Rey Luis XVIII y, finalmente, la derrota en el campo de Waterloo en junio y el exilio final de Bonaparte a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821, prisionero de los ingleses. Y por último (ojo, Presidente Calderón) Roosevelt creó la C.C.C. (Cuerpo de Conservación Civil) para dar empleo a un cuarto de millón de jóvenes en tareas de reforestación, construcción de presas, preservación de bosques, plantación de árboles e irrigación de tierras. En política externa, Obama, desde su primer día en la Casa Blanca, ordenó el cierre del campo de tortura en Guantánamo, Cuba. Se ha dado a sí mismo un año para cerrar la prisión. Ha pedido a países amigos de la Unión Europea que reciban a un buen número de los prisioneros actuales. Los europeos, que con tanto vigor demandaron el cierre de Guantánamo, se muestran indecisos a la hora de recibir a los prisioneros. Austria y Holanda se niegan porque sus leyes lo prohíben. Acaso los demás estados acaben por aceptar lo que Europa le pidió a Bush. Obama coloca a los europeos ante un nuevo dilema: cooperar con un gobierno norteamericano que responde y corresponde al humanitarismo y a la legalidad.

Una propuesta modesta

Excélsior, p. 17/Primera
Cecilia Soto
La buena noticia para la economía mexicana es que la recesión será menos drástica y profunda que la iniciada en diciembre de 1994 -en la que súbitamente perdimos 7% del PIB y 16 millones de personas pasaron, en un año, de la clase media a la pobreza-, pues en este 2009 se predice una contracción comparativamente menor a dos por ciento. La mala noticia es que la recesión será mucho más larga que la crisis pasada y, según su duración, podremos perder acumulativamente más o menos que en 1995 (…)
Pero saber que la crisis será larga y debemos, con la determinación del que está decidido a salvarse, diversificar nuestra economía, nos puede permitir tomar una serie de medidas de emergencia. Algunas de largo aliento, que buscan reformas estructurales. Otras coyunturales para, por ejemplo, salvar el mayor número de empleos posible.
Una ventaja de que el origen de la crisis sea visiblemente externo es que, en vez de perder energías sin fin en intentar encontrar culpables (sacadólares, traidores a la patria, neoliberales, populistas, estatistas, etcétera), podemos concentrarnos en encontrar soluciones grandes y pequeñas: todas son necesarias (…)

Que desaparezcan los salarios mínimos

El Universal, p. 17/Opinión
Ricardo Varela
(…) Actualmente los salarios mínimos sólo sirven para fijar multas y cuotas para el pago de servicios, y pocos son los patrones que continúan pagando únicamente ese miserable salario, si quieren tener trabajadores. En este milenio, el concepto del salario mínimo requiere de una revisión a fondo con equidad para los empresarios y sus capitales y los trabajadores; con un fin común, la búsqueda de un bienestar para incorporar a ese fin social la creación, mantenimiento y crecimiento de las empresas y las personas, lo cual, en nuestra actual legislación no se contempla como un derecho común originando relaciones antagónicas.

¿Estado fallido?

Reforma, p. 10/Primera - Opinión
Jesús Silva-Herzog Márquez
La extrema gravedad de la inseguridad en México nos tienta con la desproporción. Tal parece que no hay manera de exagerar y que la ponderación fuera un ejercicio de autoengaño. Quien no llega en estos días a la conclusión más pesimista cierra los ojos ante lo evidente o trata de engañarnos. No hablo de la confianza del pesimista (que puede ser tan dogmática como la ingenuidad del optimista) sino del catastrofismo como el único diagnóstico creíble. Estamos envueltos en la carrera del pesimismo. Una competencia en donde gana quien presente el panorama más sombrío y describa la realidad más tenebrosa. Y no es, por supuesto, que falten elementos para hablar de nuestras calamidades. Todos los días nos llueven noticias terribles de una violencia y una crueldad estremecedoras. No escasean los datos de nuestra calamidad, falta cordura en el diagnóstico. Un listado de hechos, por abultado que sea, no constituye un análisis.


Extremadamente preocupados

Milenio Diario, p. 12/Opinión
José Luis Reyna
Los militares estadunidenses, en la voz de un almirante del más alto rango de la jerarquía castrense, reconocen que existe una “preocupación extrema” por la violencia que vive México. Durante el primer mes de este nuevo año, casi 400 ejecuciones han tenido lugar, sin contar a aquellos que hayan sufrido el “pozolazo”, lo que podría aumentar significativamente el número de bajas. En efecto, hay que encontrar una explicación que permita entender por qué en los últimos tiempos se ha incrementado la violencia. Los distintos grupos delincuenciales están confrontados entre sí. Además, el Estado mexicano les ha declarado la guerra a esos cárteles, por lo que la “guerra se triangula” y se hace más compleja.
Éste es el contexto en el que la milicia estadunidense define al Estado mexicano como una entidad fallida Lo es en la medida que ese Estado ha incumplido ciertas responsabilidades básicas, tales como garantizar la seguridad de la sociedad y que, por sus balbuceos han puesto al país al borde de la ingobernabilidad. Que los vecinos del norte nos hayan catalogado como fallidos como Estado, junto a Pakistán, responde a criterios pragmáticos: ambos países son estratégicamente débiles y pueden caer en un “súbito colapso”. El gobierno mexicano no acepta esta calificación pero, si se busca un poco, el factor que encasilla a estos dos países, tan disímiles entre sí, es una sola variable: en los dos se encuentran aparatos de seguridad reblandecidos. En ambos se puede observar que muchos de los que mandan esas instituciones se han corrompido.

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