domingo, febrero 15, 2009

Comentocracia: Besos y galletitas


Así viene la síntesis de artículos:

Besos y galletitas
Milenio Diario, p. 16/Opinión
Juan Ignacio Zavala
El Gobierno del Distrito Federal está sorprendiendo a propios y extraños por sus grandes propuestas. A tono con lo que se describe como un gobierno “de izquierda”, las autoridades capitalinas han dado muestra de una gran creatividad que les permite aplicar las concepciones filosóficas de dicha ideología a las políticas públicas. Y no es extraño, en México quienes se autodenominan de izquierda se sienten progres e intelectuales. Seguramente están muy satisfechos de las grandes acciones encabezadas por el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard.

El criador de monopolios

Reforma, p. 11/Primera
Juan E. Pardinas
Los pronósticos económicos del ingeniero Carlos Slim provocaron una airada reacción en las sensibilidades del Poder Ejecutivo. Gracias a las réplicas de varios secretarios de Estado y del propio presidente Calderón las palabras de Slim se convirtieron en el evento más destacado del ciclo semanal de noticias. La polémica mostró a una autoridad presidencial con un sistema nervioso poco apto para la crítica y el disenso. La piel del Ejecutivo se rasguñó con el filo de un adjetivo: catastrofista. Por favor, en presencia del Presidente que nadie repita el sinónimo de mal augurio. El horno no está para bollos y el temperamento del mandatario no está para profecías disonantes. ¿Cómo es posible que una declaración provoque semejante sismo dentro del ánimo del gobierno federal?

¿Cuál mal prefiere: gobierno o mercado?

El Universal, p. 18/Opinión
Francisco Valdés Ugalde
La dicotomía entre gobierno y mercado ha enviado al basurero del debate lo más importante de toda economía política: el cuidado del interés público. Aun en medio de la crisis más severa que hemos conocido, probablemente mayor que la de entreguerras, persisten los bandos que consideran que debió predominar el mercado sin que hubiera ningún tipo de intervención gubernamental sobre la crisis o bien que los gobiernos deberían haber mantenido la regulación estricta del comportamiento de los mercados.

Los catastrofistas somos todos

Milenio Diario, p. 3/Política
Federico Berrueto
El discurso presidencial toma un curso peligroso. Se entiende el deseo de alentar el ánimo y romper con el escepticismo, pero las palabras le llevan a punto de colisión con la realidad. Por más que se desee, la política no puede prevalecer sobre la economía.
Con Echeverría y López Portillo ese voluntarismo nos llevó al desastre, más grave sería ahora, cuando el mundo tiene dueños, uno de ellos el señor ese que dijo en el Senado que la crisis era de magnitudes mayores. Las palabras del gobierno van contra la realidad, más que contra Slim. Es inexplicable que la severidad de la respuesta gubernamental se dé en un tema en el que el empresario tiene razón en el diagnóstico y en eso de la inclinación del gobierno de hacer del monopolio un instrumento recaudatorio. El gobierno de siempre ha sido complaciente hacia el monopolio de Telmex. Ni el ex secretario Gil Díaz, directivo de empresas rivales, se atrevió a promover un cambio del statu quo; ahora, igual que antes de ser secretario, echa el grito al cielo.

México: ¿quiebre en las élites?

Milenio Diario, p. 14/Opinión
Alan Arias Marín
Los datos duros de la realidad económica y su correspondiente debacle social, tanto de expertos como de los no tanto (Slim), nacionales y del exterior, siguen siendo implacables. Las cotas alcanzadas por la violencia del conflicto armado del narcotráfico y el empeño equívoco de “la guerra” gubernamental en su contra son de una magnitud y un horror probablemente ya inenarrables (la banalización del mal permea la cultura cívica), van al alza y no se avizora ninguna disminución. La mediocridad de la política mexicana, la anomia de su clase política profesional, que pretende monopolizar la acción política y sí monopoliza efectivamente los cuantiosos recursos públicos (de origen ciudadano) deambula endógena en su solipsismo corto-placista, ávidos de poder, pese a sus limitaciones manifiestas -en lo técnico y en lo político- para el comando público; confían en la taumaturgia de las elecciones para recargar la deficitaria y cualitativamente deteriorada legitimidad del régimen, del que son beneficiarios exclusivos; su patetismo significa problemas de legitimidad e insuficiente gobernabilidad.

El nuevo embajador

El Universal, p. 18/Opinión
Enrique Berruga Filloy
No sería extraño que el próximo embajador de Estados Unidos en México sea un especialista en asuntos de seguridad. Los vecinos ya comenzaron a preocuparse en serio respecto de la capacidad del Estado mexicano para ganar la batalla contra el crimen organizado. En el establishment militar hablan de Estado fallido, como si fuéramos Somalia o Haití. Los gobernadores de los estados fronterizos suenan la alarma ante la creciente incidencia de secuestros y asesinatos en El Paso, Tucson y San Diego.
Para aderezar el platillo, la nueva secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos es la ex gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, conocedora como pocas de la realidad fronteriza.

Israel votó

El Universal, p. 19/Opinión
Jean Meyer
Israel votó y dio la victoria, como lo pronosticaban los sondeos, a la derecha. El partido Israel, Nuestra Casa, racista y fascista, sube a la tercera posición. ¿Qué se puede esperar ahora? Una vez más el territorio político de Israel se presenta como un microfundio, sin mayoría estable ni gobierno fuerte disponiendo de un largo plazo para adoptar e implementar una política que no sea lo de siempre, la huida hacia adelante. Del lado palestino, la política no va mejor. Mahmud Abbas dejó de ser, legalmente, presidente de la Autoridad Palestina, autoridad ejercida únicamente en Cisjordania; ahora, menos que nunca, puede imponerse a Hamas, dueño de Gaza, y no parece que los estados árabes sean capaces de unir a los palestinos en un gobierno de unión nacional.

La encrucijada venezolana

La Jornada, p. 16/Opinión
Guillermo Almeyra
Creo, espero, que las urnas den un nuevo triunfo al gobierno de Hugo Chávez para que pueda enfrentar mejor las grandes dificultades que Venezuela deberá superar en los próximos años. Porque lo que está en juego no es el problema de si se puede reelegir o no un presidente (Franklin D. Roosevelt, la Thatcher, Reagan, Mitterrand, Bush, fueron reelegidos sin que nadie hablase de “dictadura”), entre otras cosas porque en Venezuela existe la posibilidad constitucional de realizar un referéndum revocatorio a mitad del mandato presidencial, sacándolo del gobierno si el pueblo así lo decidiese. Lo que en realidad la derecha quiere sabotear por todos los medios, electorales o no, es la propiedad estatal dé las palancas fundamentales de la economía venezolana, el carácter antimperialista de una política exterior dirigida a formar un bloque latinoamericano para lograr un desarrollo regional independiente de Estados Unidos y la política de alianzas que de eso se desprende (con los sectores obreros, campesinos y populares, en lo interno, y con los adversarios de su enemigo de Washington, en lo internacional). (…)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario