lunes, noviembre 16, 2009

Comentocracia: Pacto para el 'no'

Caricatura de Magú en La Jornada

Así viene la síntesis de artículos:

Pacto para el 'no'

Reforma, p. 13/Primera - Opinión
Denise Dresser
(…) Las reformas que México necesita no ocurren por la falta de consensos, es lo que se repite como mantra. Hace falta un gran acuerdo nacional, es lo que se repite en foro tras foro. Hace falta un Pacto como el de la Moncloa, es lo que se propone en reunión tras reunión. Ése suele ser el diagnóstico común sobre lo que nos aqueja y lleva a la discusión sobre propuestas encaminadas a construir mayorías legislativas u otras medidas con el objetivo de crear un gobierno “fuerte”. Pero ante ese diagnóstico y esas recomendaciones me parece que estamos centrando la atención en el problema equivocado. México no está postrado debido a la falta de acuerdos o la inexistencia del consenso o la ausencia de mayorías. En México sí hay un acuerdo tácito entre políticos, empresarios, sindicatos, gobernadores y otros beneficiarios del statu quo. Pero es un acuerdo para no cambiar. Es un pacto para el “no”. Para que no haya reformas profundas que afecten intereses históricamente protegidos. Para que no sea posible disminuir las tajadas del pastel que muchos sectores reciben, en aras de permitir la creación de un pastel más grande para todos (…) El problema de México es no la falta de acuerdos, sino la prolongación de un pacto inequitativo que lleva a la concentración de la riqueza en pocas manos; un pacto ineficiente porque inhibe el crecimiento económico acelerado; un pacto autosustentable porque sus beneficiarios no lo quieren alterar; un pacto corporativo que Felipe Calderón -a veces- critica pero cuyo gobierno no logra reescribir apelando a los ciudadanos (…)

Repensar la relación con EU

El Universal, p. 25/Primera
Manuel Camacho Solís
Frente a la relación entre México y Estados Unidos, la apuesta del gobierno mexicano a que la recuperación de Estados Unidos saque de nuevo a flote a la economía es, por lo menos, insuficiente. Ni Estados Unidos crecerá con el mismo ímpetu con que lo hacía en los últimos 15 años, ni lo podrá hacer apostando todo a su consumo; ni México se podrá recuperar sólo por el crecimiento de las exportaciones de manufacturas tradicionales y petróleo.
Lo que veremos, por el contrario, es que nuestro país, en vez de ser objeto de interés por su crecimiento económico, será objeto de preocupación por su creciente inestabilidad. Pasaremos de la era del Tratado de Libre Comercio a la del Plan Colombia amplificado; de una necesaria cooperación para reconstruir y relanzar la economía y fortalecer las bases del Estado mexicano, a una creciente injerencia de sus líneas duras.
Es entonces de suma importancia que repensemos la relación. Deberemos abandonar la pusilanimidad. El apostar todo, como lo hace el gobierno, a lo que haga EU. Deberíamos empezar por limpiar la casa con una política clara de reconstrucción institucional y abandono de la polarización como política de gobierno; a la vez que nos movemos hacia otras prioridades económicas y una mayor diversificación externa. Son tiempos históricos.

La izquierda frente a la ley de ingresos

El Universal, p. 25/Primera
Gerardo Unzueta
Puede ser que usted se haya formado la idea de que, ante la aprobación de la Ley de Ingresos con una cascada de nuevos impuestos que le auguran un panorama de miserabilización peor que la que hoy sufre, nada es posible. Tal sentimiento de indefensión fue propósito principal con el que fue a las elecciones del 5 de julio el PRIAN, dictadura legislativa, bajo violento mando derechista. A estas fechas ya nadie dudará que el objetivo de esa dualidad funesta al desatar una inmensa campaña mediática contra los partidos y fuerzas sociales democráticas, en primer lugar contra el movimiento que rechazó el desafuero del jefe del gobierno del DF, era la destrucción de la izquierda en general (…)

Marcelo Ebrard

El Universal, p. 25/Primera
Leonardo Curzio
La indeclinable voluntad de derrota que ha exhibido la izquierda en los últimos años es una tragedia sin paliativos para este país. Tenemos un sistema político completamente cargado a la derecha y, de seguir las cosas como hasta ahora transcurren, la izquierda mexicana es el mejor seguro de vida que tienen panistas y priístas para seguir ocupando los principales espacios de decisión (…) Ante este desolador panorama, Marcelo Ebrard parece la única esperanza seria de sacar a la izquierda de su postración y ofrecerle alguna posibilidad de enmendar tres graves errores políticos para ampliar su influencia en la toma de decisión. El primero es que una alternativa de gobierno progresista no puede desentenderse de los ingresos públicos. No es serio que un partido de izquierda litigue de manera genérica el que no se paguen nuevos impuestos y tengamos un gobierno que recauda menos de 10 puntos del PIB (…)

Parto o cárcel

Reforma, p. 12/Primera - Opinión
Jesús Silva Herzog Márquez
Con velocidad inaudita, prácticamente en silencio se han reformado un buen número de constituciones de los estados. Una curiosa sintonía ha puesto de acuerdo a las más diversas legislaturas. El matrimonio del PRI y del PAN ha acelerado los cambios. No se trata de reformas constitucionales para que los estados hagan frente a la crisis económica; no son transformaciones institucionales para rendir cuentas a la ciudadanía; no son cambios para agilizar los procesos penales, para transparentar el uso de recursos públicos o para profesionalizar los órganos representativos. Son cambios que dan forma de ley al dogma religioso. PAN y PRI aliados en la demolición del Estado laico (…)


Lucha de clases

La Jornada, p. 17/Opinión
Carlos Fazio
El golpe de mano del régimen espurio de Felipe Calderón contra el organismo público Luz y Fuerza del Centro (LFC) y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) responde a un vasto proyecto de ingeniería social. En la coyuntura los que mandan se sienten fuertes y creen poder llevar a cabo una estrategia de rollback: dominio y vuelta atrás. Por eso, las grandes empresas y sus aliados políticos están agitando la lucha de clases de manera implacable contra los trabajadores. Buscan reducir todo lo referente al contrato social que los trabajadores y los pobres habían conseguido tras un siglo de lucha. Quieren regresar a los obreros a los días de las fábricas satánicas del siglo XIX, cuando los salarios eran casi de esclavos. Creen tener armas suficientes para eliminar los contratos colectivos de los trabajadores y destruir los derechos humanos, políticos y sociales de la población en general. Apuestan a destruirlo todo y aumentar el poder privado (…)

Quehaceres del día

La Jornada, p. 17/Opinión
Gustavo Esteva
(…) La lucha del SME busca dar marcha atrás a una decisión arbitraria. Al abrirse a otros, incorpora temas ampliamente compartidos: la oposición a los nuevos impuestos, a funcionarios ineptos, corruptos y autoritarios, y a políticas gubernamentales que están destruyendo el país. Para todo esto, el SME sigue empleando recursos legales, resiste toda suerte de provocaciones e insiste en el carácter pacífico y democrático de su lucha. Su empeño se realiza bajo una nueva “normalidad”. No vivimos en un estado de derecho. A partir de una “guerra civil legal”, montada con diversos pretextos, hemos caído en un estado de excepción no declarado. Las medidas “excepcionales” que se están tomando, resultado de una crisis política, son disposiciones jurídicas que no pueden entenderse en términos legales (…)

PRI: ¿partido, escudo o lanza?

Excélsior, p. 14/Primera
Agustín Basave
(…) El priismo ha sido y es más diverso y conflictivo de lo que parece. En una época se dividió entre nacionalistas y aperturistas, en otra entre “dinos” y “renos”, y ahora que ya no se escuchan voces de cambio se debate entre “escuderos” y “lanceros” (…) En otras palabras, hay una nueva disputa en el PRI. Los escuderos parecen decir “si no llegamos nosotros -y es muy difícil que lleguemos nosotros- que lleguen los débiles o los debilitados”. La novedad no es el encono sino la existencia de otras opciones reales de poder y de la fuerza para legislar (…) A los priistas enemistados con el precandidato triunfador les habría ido mejor si la elección la hubiera ganado otro partido o si su enemigo hubiera gobernado con menos poder, porque los golpes entre los aspirantes presidenciales y sus aliados son brutales y su resentimiento puede resultar devastador. Hay, además, otra diferencia: la Presidencia es hoy un poco menos apetitosa que antes. Desde el 2000, los líderes del PRI son el fiel de la balanza en el Congreso, y en ese carácter han consolidado con el PAN una relación de toma y daca que además de dividendos electorales les ha redituado beneficios personales. Han constituido una élite que se reparte con el panismo gobernante los nombramientos en los órganos autónomos, en el Poder Judicial y en dependencias de la administración federal. En otras palabras, han erigido un poderío que en cierto modo supera al del Presidente de la República (…) ¿Quién prefiere un PRI opositor con suficientes diputados y senadores y bastantes gobernadores para ser el escudo que proteja sus intereses y quién quiere usarlo como lanza para ganar la Presidencia? (…)

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